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lunes, 14 de marzo de 2011

3579.- ALFONSO GATTO


Alfonso Gatto (Nació en Salerno, 17 de julio de 1909 – Murió en Capalbio, Grosseto, 8 de marzo de 1976), poeta italiano.

Alfonso Gatto nació en una familia de origen calabrés de marineros y pequeños armadores. Realizó sus primeros estudios en Salerno y en 1926 ingresó en la Universidad de Nápoles, aunque se vió obligado a abandonarla años después debido a dificultades económicas. A partir de ese momento, su vida fue bastante agitada y los traslados y cambios de ocupación se sucedieron. Trabajó primero en una librería, siendo luego maestro de escuela, corrector de imprenta, periodista, profesor...
En 1936, a causa de su declarado antifascismo, fue detenido y pasó seis meses en la cárcel de San Vittore de Milán. Durante esos años, Gatto había colaborado en los periódicos y revistas más innovadores. En 1938 fundó, junto a Vasco Pratolini el periódico literario "Campo di Marte", que se reivindicaba como de acción literaria y artística. Su objetivo era educar al público a comprender la producción artística en todas sus facetas. "Campo di Marte" sólo tuvo un año de vida. Sin embargo, esta experiencia resultó muy significativa para el poeta que pudo así curtirse en la literatura militante más comprometida.
En 1941 Gatto fue nombrado profesor en el Liceo Artístico de Bolonia y fue enviado especial de "L'Unità" adoptando una posición de primer plano en la literatura de inspiración comunista. Poco después se dio de baja en el Partido Comunista Italiano y se convirtió en comunista "disidente".
Tras la guerra retomó su actividad como periodista y siguió llevando a cabo su labor poética. En 1955 recibió el Premio Bagutta por su obra "La fuerza de los ojos".
Murió a causa de un accidente de tráfico el 8 de marzo de 1976 cerca de Grosseto.
La formación y la poética
El hermetismo ve en Alfonso Gatto uno de sus principales protagonistas. Poco se sabe de sus primeros años en Salerno, aunque sin duda debieron influir en su formación, al igual que sus primeras lecturas, sus primeros encuentros y sus primeras amistades.
Su primera obra, "Isla" aparece en 1932. En ella se pudo reconocer inmediatamente a una voz nueva y auténtica. Pero la publicación ese mismo año del libro de Giuseppe Ungaretti "Sentimiento del tiempo" (Sentimiento del tempo), el novel Gatto se sitúa en el movimiento predominante del momento.
Con "Isola", Gatto empieza su carrera de poeta, carrera que no finalizará más que con su trágica muerte, 44 años después. Es un texto decisivo para la constituciónde una gramática hermética que será definida por el propio poeta como la búsqueda del "absoluto natural". El lenguaje utilizado es extraño y sin tiempo, alusivo, típico de una poética de la "ausencia" y del espacio vacío, rico en motivos melódicos. Y de hecho, el sentido del espacio y el abandono a la melodía elementos constantes de "Isola" así como de sus posteriores libros.
Estos elementos, tan lejanos de los modelos tradicionales, los encontramos en su poesía hasta 1939 y pasan gradualmente de temas familiares y visiones ligadas al paisaje de su tierra natal hasta llegar a una nueva fase, antes y después de la guerra, que se inaugura con Arias y motivos y culmina con Poesías de amor.
Poesía
1931 – Isla (Isola)
1937 – Muerto en los pueblos (Morto ai paesi)
1939 – Poesías (Poesie)
1943 – L'allodola
1944 – La playa de los pobres (La spiaggia dei poveri)
– Amor de la vida (Amore della vita)
1945 – El cigarro de fuego (Il sigaro di fuoco)
– La fuerza de los ojos (La forza degli occhi)
1947 – La cabeza en la nieve (Il capo sulla neve)
1949 – Nuevas poesías (Nuove poesie)
1959 – La madre y la muerte (La madre e la morte)
1961 – Poesías (Poesie)
1962 – Osteria flegrea
1963 – Poesías de amor (Poesie d'amore)
1966 – La historia de las víctimas (La storia delle vittime)
1969 – Rimas de viaje para la tierra pintada (Rime di viaggio per la terra dipinta)
1977 – Desinencias (Desinenze)
[editar]Prosa
1944 – La esposa niña (La sposa bambina)
1948 – La cola de paja (La coda di paglia)
1962 – Carlomagno en la cueva (Carlomagno nella grotta)
[editar]Teatro
1962 – El duelo (Il duello)



ELEGÍA

Padre vencido en el dormir
oscuro y lejano,
el niño te despierta con la mano.
De nuevo nacido en tu sueño, pide
memoria de la edad que te corría
juvenil por los ojos;
triste ante el consuelo de su apariencia,
no quiere que tú creas
la muerte oscura en la eternidad.
Era tan suave el cielo alrededor;
bajo el aliento y la cadencia de la noche
me llevabas en brazos al sueño
fresco de primavera.
Quizás la muerte es esto: un recordar
la última vez que nos extinguió el día.

(Traducción: Horacio Armani)







Invierno en Roma

Los chicos que piensan en los ojos
tienen el invierno, el largo invierno. Solos,
se apoyan en las rodillas para ver
en la mirada iluminarse el sol.
Más allá de ellos, en el cielo, las chicas
en los hilos luminosos de la lluvia
se tocan los cabellos, caminan solas,
riendo con los labios agrietados.
Han pasado con los siglos palabras
de amor y de piedad, pero las chicas
apretando el chalcito, caminan solas
solas en el cielo y en la lluvia. El techo
gotea sobre los pajaros desde el alero.







Hostería flegrea *

¡Qué constante de nada a la nada absorta
la luz en el polvo! La puerta
al verde oscila, la imprevista llama
del soplo es breve.

Mira fijo el búho
la envidia de la vida,
el despreocupado que bebe
en el emparrado azul en su lava
y al sereno de la muerte invita.

* De Campi Flegrei: zona de origen volcánico al noroeste de Nápoles.








El Dios pobre

El Dios pobre en el ala de la noche
al impetuoso grito alzaba el rostro,
al pensamiento remoto que lo llama.
Y sonriendo creyéndose sutil
sin rumor con su paso igual
en la dulzura de ser creía.
Parecía de sí mismo enamorado, bueno,
por amar con palabras que las manos
acompañan largamente, las palabras
comunes que no parecen nunca dichas.
Pobre Dios de los pobres de Milán.

Versiones de Jorge Aulicino






En ese invierno

Decías: si quedara entre nosotros
un modo de llamarnos, un modo de callar,
ya bastaría. Volverá —decías—
la ansiedad de estar juntos, escuchando
nuestro silencio, el susurrar del viento,
y el vaso pasará de mano en mano...

La vida ahora ya no tiene encanto,
nos lleva a cada cual por su camino
lejos del otro.

Ya no nos queda nada, la memoria
de tanto en tanto enciende el fuego, llama
a su lado las sombras, a callar
en ese invierno.


[De La storia delle vittime (1963-1965)]

Versión de Pablo Anadón

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