JOAQUÍN ROMERO MURUBE
Nació en el pueblo sevillano de Los Palacios y Villafranca, el 18 de julio de 1904. Durante toda su vida participó activamente en diversos acontecimietos propios de la ciudad de Sevilla, de la que fue un amante y defensor empedernido; este poeta fue Redactor Jefe de la revista Mediodía, ateneísta, Director de los Reales Alcázares, pregonero de la Semana Santa en 1944, Rey Mago en la cabalgata en 1937 y Hermano de la Hermandad de la Soledad de San Lorenzo.
Vinculado a los vanguardistas de su época (fue de los primeros en apoyar El Ala del Sur, del ultraísta olvidado Pedro Garfias), a la visión artística y meditativa de un nuevo Edén recobrado y a la dimensión ética e histórica de una singular geografía literaria (Sevilla y, por extensión, el ámbito meridional). Temprano escritor de La novela del día con La tristeza del Conde Laurel (1923) y Hermanita amapola (1925), sus inicios narrativos y líricos tienen como referencia a Prosarios (Sevilla, Imprenta Gironés, 1924), una obra traspasada por ese ideal juvenil de silencio y pureza de alma. Impresiones y visiones de fondo juanramonianas y d'orsianas, con amores campesinos, alternan con estampas familiares, jardines de ensueños y sendas urbanas traspasadas por la melancolía y el amor, según la norma de Amiel (Diario íntimo), recogida coma epígrafe: Cualquier paisaje es un estado de alma. Estas reflexiones -que incluyen incluso un poema como "Coplas de mar amargo"-, no esconden -por contra- la crítica sobre la ciudad falseada: Desacertadas normas edificias, afán de seudosevillanismo, o, las más de las veces, inopias de gusto, tanto en particulares como en corporaciones, van poco a poco, así material como espiritualmente, despojando a Sevilla, a nuestra Hispalia, de su gracia natural, fina e ingenua. La muestra primera tendrá su continuación lógica en Sombra Apasionada (1929), libro mosaico -dedicado a Gabriel Miró- donde su autor alterna prosas sensitivas y creacionistas-surrealistas con aforismos de estética, poesía clasicista (décimas) y neopopularismo (canciones, romances). Todo traspasado por la visión de la 'ciudad a distancia' que será característica asimismo de Cernuda en estos años. Las influencias de Ramón Gómez de la Serna (greguería), de Valle-Inclán (esperpentos), José Bergamín (aforismos, El cohete y la estrella) y Pedro Salinas (prosas, Vísperas del gozo) son evidentes en esa colección de textos, de los años 1925 a 1927.
En 1934 publicó el ensayo “José María Izquierdo y Sevilla”, fruto de la concesión del Premio Izquierdo de ese año, otorgado por el Ateneo hispalense. Ese mismo año publica otro ensayo titulado “Dios en la ciudad”, que más tarde incluyera en su obra “Sevilla en los labios”, en 1938, uno de
los libros centrales de Romero Murube y no sólo por la filosofía expuesta en sus páginas, sino por las líneas estéticas: vitalismo sevillano, con sus mitos y leyendas; recuento de vida y literatura en torno a maestros (Bécquer) y al grupo generacional (Mediodía); recreaciones de jardines y de la gracia misteriosa y secreta de los bailes; el temblor de campanas y oraciones que supone la emoción religiosa, etc. Todo ello, con la huida del narcisimo localista y la exposición directa de las limitaciones de una geografía tópica "Queremos una Sevilla universal, dentro de esas normas propias y características que hacen de las ciudades valores apartes y comunes como rosas de distintos aromas y colores. Creemos que, literaria y artísticamente, los sevillanos deben esforzarse en lograr expandir esa enorme fuerza centrífuga que contrae la sugestión de la ciudad al encanto de un patio, al primor de una página, o al círculo mínimo y cordial de una copa de vino. Hay que hacer Sevilla para el mundo, ya que también sabemos hacérnosla- recreación- para nosotros". Así, en esa dirección creativa, en lo concerniente a la prosa, nueve años más tarde se imprime Discurso de la mentira (Madrid, Revista de Occidente, 1943), y -de nuevo- Sevilla trasciende su propio mito. A lo largo de tres décadas, el autor publica Alcázar de Sevilla-Guía Turística (Patrimonio Nacional, 1943), Pregón de la Semana Santa (Sevilla, Católica Española, 1945), Memoriales y Divagaciones (Sevilla, Gráficas Tirvia, 1950, colofón 1951), Lejos y en la mano (Gráficas Sevillanas, 1959) y Los cielos que perdimos (Gráficas Sevillanas, 1964). Los tres últimos forman una trilogía sobre los espacios de la memoria, donde la divagación alcanza a ángeles, musas y duendes andaluces, al gozo dionisíaco de la ciudad -realidad inmedita, hondura vital-, y al cuerpo y espíritu de jardines y escritores evocados, sin olvidar el tiempo de Dios y la propia poética. Una última obra de investigación, con la que consiguió el "Premio Ciudad de Sevilla", en 1964 (Sevilla, Publicaciones del Ayuntamiento), se centra en los avatares y logros de Francisco de Bruna y Ahumada, responsable durante 42 años (1765-1807) -como el mismo escritor, dos siglos más tarde- de los Reales Alcázares de Sevilla. Romero Murube recoge además tres narraciones "novelísticas" en ...Ya es tarde (Sevilla, Gráficas del Sur, 1948), y -seis años después- compone -al modo juanramoniano- una hermosa elegía de su pueblo, visto a través de los ojos de la niñez, bajo el título de Pueblo lejano (Madrid, Ínsula, 1954).
Su poesía fue evolucionando a lo largo de sus obras, desde “Sombra apasionada”, pasando por “Siete romances” (1937) publicado en plena guerra civil -que dedicó a García Lorca, sin nombrarlo-, por “Canción del amante andaluz” -donde vuelve a la mirada interior del poeta- “Kasida del olvido” -asomo a la poesía arábigo andaluza-, “Tierra y Canción” (19 -recuerdos portugueses y florentinos-, donde sus últimos versos fueron los versos últimos que escribió en su vida.
Desarrolló una magnífica labor en su mandato como director conservador de los Reales Alcázares de Sevilla, que comenzó a ejercer en tiempos de la Segunda República. Se mantuvo en el cargo durante la dictadura franquista hasta su muerte en 1969.
De izquierda a derecha, Joaquín Romero Murube, Jorge Guillén, Federico García Lorca, José Antonio Rubio Sacristán y José Bello, Sevilla, 1931
Sus OBRAS en la Biblioteca
■ Artículos (1923-1968) . Sevilla : Pontificia y Real Hermandad ... de María Santísima en su Soledad, 1995
SC-FL N ROM art PR N ROM art
■ Los cielos que perdimos. Sevilla : Hermandad ... Soledad , 1995
SC-FL N ROM cie PR N ROM cie
■ El discurso de la mentira . Sevilla : Pontificia y Real Hermandad ... de María Santísima en su Soledad, , 1995
SC-FL N ROM dis D-FL N ROM dis
■ El discurso de la mentira . Sevilla : Caja de Ahorros Provincial San Fernando, 1985 SC-FL N ROM dis
■ Francisco de Bruna y Ahumada . Sevilla : Ayuntamiento, 1965
SC-FL B BRU rom
■ Francisco de Bruna y Ahumada . Sevilla : Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Sevilla, 1998
SC-FL B BRU rom D-FL B BRU rom
■ José Mª Izquierdo y Sevilla. Sevilla : Imprenta Municipal, 2001
SC-FL 821 IZQ rom
■ Lejos y en la mano. Sevilla : [s.n.], 1959 (Graficas Sevillanas) D-FL N ROM lej
■ Pueblo lejano . Madrid : Insula, 1954
D-FL N ROM pue
■ Pueblo lejano. Sevilla : Monte de Piedad y Caja de Ahorros [etc.], 1989
SC-FL N ROM pue
■ Pueblo lejano. Sevilla : Ateneo, 2003
SC-FL N ROM pue
■ Pregón de la Semana Santa . -- Sevilla : Editorial católica Española, 1944 D-FL 398.0 ROM pre
■ Prosarios : prosarios del pueblo y del campo, del prosario de la ciudad, otros prosarios : MCMXXII-MCMXXIV . -- Sevilla : Tipografía Gironés, 1924 D-FL P ROM pro
■ Responso difícil por un poeta sevillano. México : [s.n.], 1969 (Impresora Leyva) D-FL FOLL 508
■ Sevilla en los labios. Barcelona : Luis Miracle, 1943
D-FL 39 ROM sev
■ Sevilla en los labios. -- Sevilla : Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos , 1977 D-FL 39 ROM sev
■ Sevilla en los labios. -- Sevilla : J. Rodriguez Castillejo, 1991 D-FL 39 ROM PR 39 ROM sev
■ Sevilla en los labios. -- [S.l.] : ABC, 2001
SC-FL 39 ROM PR 39 ROM sev
■ Sombra apasionada : ( colección 1925-1927 ). Sevilla : Universidad, 1979
SC-FL P ROM som
■ Tierra y canción. Madrid : Editora Nacional, 1948
D-FL P ROM tie
■ Verso y prosa . Sevilla : Ayuntamiento, 1971
SC-FL P ROM ver
■ Village lointain.- Genève-Lausanne : Perret-Gentil, 1958
D-FL N ROM pue
■"... Ya es tarde" . Sevilla : Gráficas del Sur, 1948
Misterio de la adelfa
¿Hay que olvidar los labios, las miradas
que aúnan los destinos delirantes,
los pechos de caricias resbaladas
en la mejilla fiel de los amantes?
¿Hay que olvidar el sueño alimentado
en la dura exigencia de la vida
que ordena, ya su afán, ya su cuidado,
hacia un campo de paz no interrumpida?
En la rosa y el blanco de tus luces,
bajo tu flor de azúcar y veneno,
adelfa de jardines andaluces,
pierden los pulsos su latir sereno.
Pierden los pulsos su latir, y viertes
en la sangre letárgicas esencias.
en tu débil aroma dulces muertes
coronan andaluzas indolencias.
LUGAR
La luz agria de tu barrio
me ronda con tus cristales.
Por entre mis manos fluye
el agua añil de la tarde.
El aire queda vencido
en la pared de mi carne.
Las esquinas giran locas
alrededor de mi talle.
Pájaros perdidos cantan
porque mi lengua no hable.
La llama de mis cabellos
negra se tuerce en el aire.
Por el cielo va deshecha
la flor de mis voluntades.
¡Ay, se me corta la vida
en el cristal de esta tarde!.
En un barrio de Sevilla
hay una casa cerrada.
¿Por quién florecen los nardos?
¿Por quién blanquean las tapias?
Desde la calle se escucha
rumor de fuentes y aguas.
¿Quién se mira en sus cristales?
¿Quién en su fondo se baña?
La gente pasa con miedo
ante la casa encantada.
Por el corredor del patio
se oye a una mujer que canta.
¿Será la amante de un moro?
¿Será cuerpo de fantasma?
La casa estuvo encendida
toda una noche hasta el alba.
Al amanecer, muy honda,
se ha escuchado una guitarra.
Lloraba una inmensa pena
de soledad y desgracia.
La casa es como un fanal
para perfumes y lágrimas.
La guitarra se dolía
con sollozos de dos almas.
¿Quién lloraba entre las flores?
¿Quién con su muerte ya hablaba?
Era una noche de estío.
En una casa cerrada.
Joaquín Romero Murube, el falangista que escondió a Miguel Hernández.
¿Qué diríais si os contaran que existió un falangista que tuvo la valentía de publicar un libro de poemas dedicados al asesinato de García Lorca, en la Sevilla de Queipo de Llano o de esconder en las mismas barbas de Franco a Miguel Hernández?
Cuando le llegó la noticia del asesinato de García Lorca, Romero Murube, que no comprendía porque se le podía haber asesinado, hizo un viaje a Granada para comprobar si era verdad. Constatado el hecho, su amargura le llevó a publicar en plena Guerra Civil un libro maldito cuya leyenda se acrecentó a lo largo de los años por algunos de sus versos que contenían una condena del asesinato. “Siete romances” salió a la calle en 1937 con una tirada de poco más de 200 ejemplares en una edición privada. La dedicatoria es elocuente: “¡A ti, en Vizna (sic), cerca de la fuente grande, hecho ya tierra y rumor de agua eterna y oculta!”. Muchos no sabrían en la Sevilla de 1937 qué era aquella “Vizna”, pero el recuerdo del lugar de la muerte de Lorca parece obvio. Federico fue asesinado en Víznar (Granada) en 1936.
El libro contenía un poema titulado Romance del crimen, que fue una arriesgada denuncia:
“Al acordeón del puerto
le han estrangulado el cante.
En Argel y Alejandría,
en Melburne y Buenos Aires.
Se han secado las espitas
en el cristal de los bares.
La policía ha prohibido
cierta música en los bailes.
Los niños llevan a casa
pistolas, bombones, guantes.
La sombra quedó cosida
con el cuchillo, a la carne.
Por el asfalto resbalan
serpientes de verde sangre.
En Tokío y en Marsella,
en Liverpool y en el Havre.
Y en todo el mundo la prensa
llevará con gran detalle
a los hogares honrados
cinco columnas de sangre”.
El libro, . “Siete romances” acaba de ser publicado de nuevo por la editorial sevillana Point de Lunettes en su colección Los Libros Perdidos. En palabras de Manuel García y A. Martínez que se han encargado de la reedición de este libro. “los siete romances del libro son una imitación de Lorca”. “Hay una influencia clara del Romancero gitano y un homenaje poético a Lorca”. “Romero Murube se la jugó realmente. Creo que si Siete romances llega a manos de la censura militar, directamente lo fusilan”, agrega Manuel García.
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