María Gutiérrez, El Rosario, Canarias, España. Profesora, poeta y narradora, escribe para jóvenes y adultos, y dice que lo hace para entender. Es miembro del Colectivo Harimaguada y del Grupo de lectura Atalanta, colabora con la Escuela Canaria de Creación Literaria y en la difusión de la poesía leyendo y recitando con otros poetas y con el grupo musical Entre las Olas en centros culturales y asociaciones de las islas. Ha participado en diversos encuentros nacionales e internacionales y en múltiples recitales; y ha sido:
- Primer premio del concurso de coplas Los Corazones de Tejina 2005
- Primer premio del III Certamen de Relatos Breves «Mujeres», convocado por el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife
- Primer premio del I Certamen de Cartas de Amor del Círculo de Amistad XII de enero
- Accésit de honor de Primer Certamen de Cuentos Eróticos de Los Realejos
Uno de sus haikus fue seleccionado como uno de los cien mejores de la lengua castellana, y varios de ellos han sido publicados, mientras que algunos de sus relatos y poemas aparecen en distintas antologías y publicaciones colectivas, y han sido traducidos al alemán, al catalán, al italiano y al portugués.
Chilajitos, de Cíclope Ediciones, 2008, su primer libro en solitario, ha sido elogiado por la crítica, obtuvo gran aceptación por parte del público y está siendo traducido al portugués.
www.asociacioncanariadeescritores.org
www.escuelaliteraria.com
www.redescritoresespa.com
www.poetasdelmundo.com
De un verso de Arturo
Aquella tarde triste
Arturo Maccanti me regaló un verso
―«Tendré que desposarme con mi sombra»― dijo.
La tomé
y esta tarde mi sombra transita los colores de la calle.
Pies mojados
Se instaló la tristeza
donde el sol no alcanza,
donde no llueve,
y las mujeres se duelen de los huesos
en silencio,
con los pies empapados.
Rayo de luz
A las once entra el sol en mi baño
y el rectángulo de la ventana me calienta los pies.
Veo a mi madre en el espejo
cada día del año
me quedo con ella
hasta que el rayo de luz
asciende por la pared.
En memoria de Isabel Iserte
Ella me habló
En pocos días me habló de lo que tanta gente le había enseñado.
Tantas mujeres…
Tantas-una
con la misma vergüenza antigua
el temor
el vacío
y el frío sudor en las manos
solas,
el temblor en los labios.
Ella me habló del dolor del despojo
del alivio
Allí las dos sentadas frente a la mar mansa
con la brisa en el pelo
fumando hablamos cuando el sol se ocultaba.
Las dos- una-miles-todas.
Me contó de su niña alegre y sus niñas tristes
cómo florecían nuevas sobre su pecho blanco.
A veces, la sangre limpia.
FUEGOS
I
Me incendió abril la isla
se me quema la voz en los rincones
arde
arde la calima en el corazón de hierro de la tea
Estallan las palmas en fuegos de artificio
polinizadas por alas encendidas
alumbran fueguitos de Mafasca
que ascienden en cometas grandes
negras
siembran los conatos las laderas
las olas crepitan
desollada calavera el malpaís
y me calcino quieta
tan lejos de la hoguera
II
Ardieron los papeles sobre el muro de la linde del Parque
con mi isla pobre ardieron
cuando las hojas de las jacarandás alfombraban las plazas
se prendió fuego la isla
llamas lamían sus caderas
ardieron el barranco y las eretas
se quemó
y yo hablando de esperanza.
Ahora, las dos solas
calcinadas.
Hoy tengo la espalda sujeta con un hilo
arderá mi casa si me marcho
las plagas me acechan con puñales
como a esa mujer de la acera que no existe
y el temor a perderme
entre espíritus de muertas
sin saberlo
No asistió a la Cumbre del milenio
Se incendió de amor tu cuerpo
y ahora fluye sin freno tu sangre.
Eres una
de las 1400 diarias.
Querías ser madre
y eres una
de las 60 a la hora.
La sepsia.
África. Brasil. India.
Sepsis de fórceps sucios.
Sida.
En este minuto
mujer que muere de mujer
en algún cubil del mundo.
Vivirás cuando te nombre.
No me llamo Dante ni Bretón
ni Jung
pero bajo al infierno buscando mi sombra
y me miro
y me descubro
amortajada y sola
entullada en miedo
negro
insomne
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