Tatiana Oroño nació en San José, Uruguay, en 1947.Poeta. Escritora. Profesora de Literatura egresada del IPA, profesora de Lengua y Literatura Españolas (AECI, Madrid). Cursó Maestría en Literatura Latinoamericana (FHCE, Universidad de la República). Crítica literaria y de arte. Colaboradora del Semanario Brecha.
Últimas publicaciones poéticas: Morada móvil (Ed. Artefato, Montevideo, 2004); Tout fut ce qui ne fut pas (ed. bilingüe, Autres Temps-Les Écrits des Forges, Marsella, 2002).
Co-organizadora del Primer Encuentro de Literatura Uruguaya de Mujeres (Montevideo, 2003).
Co-editora de La palabra entre nosotras (actas del Primer Encuentro de Literatura Uruguaya de Mujeres, E.B.O., Montevideo, 2005).
Integra la lista optativa de autores nacionales del programa de 1º Bachillerato Diversificado.
Publicaciones en Argentina, Bolivia, Brasil, Canadá, Cuba, Chile, El Salvador, España, EEUU, Francia, México, Puerto Rico, República Dominicana.
Ultima publicación en libro en el exterior: Casa de luciérnagas, Antología de poetas hispanoamericanas de hoy, Mario Campaña, Bruguera, Barcelona, 2007.
Única invitada por Uruguay en el 17 Festival Internacional de Poesía de Medellín (julio 2007).
VELO POR MÍ
Me concedo
cuidados. Acontece que hago
por mi vida. Segrego mi capullo como un ajuar
trenzo mi última edad me envuelvo
en mis edades. No he
de entrarme
en años
sin tomar providencias. He de hilar
la crisálida. Perlada
de roturas. Suturada de nudos.
Ensaliva su seda la devana
el abdomen
con tacto secretor con oficio
envolvente. La boca
desdentada no deja de lamer recubrirse. En esta larva ungida
de babas cuidadosas
cicatrizan suntuosas cabelleras o medran algas
de doble densidad
y canutillo
acuáticos caireles y pinzas de cangrejo. El desgaste
emparenta lo dispar muele la cáscara tritura los relámpagos
en cada caso. El capullo es un nido
que se autodestina. El capullo
de añarse de añejarse. Lo he cosido
con agujas y dientes con las muelas más fuertes
con pechos y caderas. Es labor de mis días. Muselina
envuelta
en derredor. Membrana
que me enjoya.
NOSTALGIA E IMPACIENCIA
eso, impaciencia
más ancha que los cálculos y los marcos
teóricos. La esteparia impaciencia
la nostalgia simún nieves eternas
taigá, pampa sin mapa.
No hemos tocado
cosas sino latencias. Pulsos.
Altas palpitaciones.
Nuestra vida agitada tela blanca.
Ojalá
el que lea estas líneas
reconozca su patria, esta manera
de ser joven aún
de haberlo sido en el 68. De serlo. Hoy.
Mecha, la vida no es
una es el total
de las vidas perdidas la tarde
de este día donde escribo
tus ocho años de cárcel
y el destierro en las aguas de un destino
que bracea
y devuelve
hijos criaturas que vivan
a la orilla.
Era la historia nuestra este caudal de vientos
y la ola quebrándose en la cima
nuestra vida. Aire en seco.
Llover
sobre mojado.
EL DESEO
Todo tuvo la forma
que no tuvo. Pero tiene
el deseo
persistencia una forma
fluida un amarre
de aguas. Más
del 50% de los cuerpos
es agua
tornasol del abrazo
molecular de hache
en torno a O.
En la suerte corrida en lo vivido
en su fe de bitácora
cuenta
ese suelo lacustre esa morada móvil esa frontera líquida
su espermático
don
de dividirse
en flujos en
regatos en subsuelos
barrosos. Mi mano palma y dorso
también es agua orilla
burilada por el deseo
que siempre borra el trazo.
Tanta agua humedece la historia.
Hace duda su suerte. Húmeda.
Química
La del químico es una curiosidad aliada a la sospecha y una forma disimulada de la transgresión: es posible desenmascarar esto al mezclarlo con aquello otro. Una cadena libre muestra cosas que la sustancia mantenía ocultas. Quien se comporte como un químico, pero fuera de laboratorio, será perseguido.
El balbuceo. Un andar
a decir que no anda, tropieza.
Tropezar. Caerse de la reina, de la rama. Venir a dar
aquí. Por vuelo no. Tampoco porque quiero. Venir a dar
porque es así:
las palabras son varas quebradizas, no cualquiera es profeta
de sí bautista de sus costras apóstol de sus llagas. Y menos
cuando andando a decir
lo que no quieren
oír, dice
lo odiado. Pisa
en falso. Cae
de la reina.
Mi madre
acreería creerá me cree.
Voy hacia ese acrecer ese creer.
Caer en ese cántaro. Decaer en el pie de esa fe.
De ese mirar.
Mi madre mira. Abre camino.
Camino hasta el mirar. Voy hacia él. Le creo
lo que brilla
en el ojo.
Tras él. Tras él le creo.
Lo que no se le ve.
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