Como docente ha publicado “El taller de escritura en el ámbito escolar” (1987, Ed. Stella), y “¿Querés que te cuente el cuento?” (1989, Ed. Lumen-Magisterio del Río de la Plata). Ha dictado y dicta seminarios de literatura y mitología en el país y en el exterior. Y ha colaborado con numerosos autores de diferentes disciplinas en el armado y corrección de sus libros.
Como poeta ha publicado: “Curva de mujer” (1994, Libros de Tierra Firme), “Abrir las puertas (para ir a jugar)” (1997, Libros de Tierra Firme), “Mientras duerme el inocente” (1999, Libros de Alejandría), y “Los posibles espacios” (2004; Nuevohacer, Grupo editor latinoamericano).
Integra diversas antologías y colabora con publicaciones del país y del exterior. Es miembro del consejo de redacción de la revista literaria Barataria (de Buenos Aires) y ha colaborado con la publicación El cuervo (de Puerto Rico), Apofántica y La pecera (de Mar del Plata), Plebella, Hablar de Poesía, Letras de Buenos Aires y Ventizca. Ha sido invitada a participar de la Semana de la poesía (Festival internacional de poesía), en Barcelona, 2004; del Festival internacional de Rosario, 2005; del festival de poesía de Zamora (Méjico, 2006); del encuentro auspiciado por la Casa del poeta peruano (Perú, 2006); y del de Las dos Orillas (Uruguay, 2008). Su obra ha sido publicada, parcialmente, en España, Venezuela, Chile, Méjico, Brasil, Estados Unidos y Puerto Rico; y ha sido traducida al inglés, catalán, árabe, alemán y portugués. Fue jurado del concurso internacional de minificciones “Ficticia”, Méjico (2004). Coordina ciclos literarios en Buenos Aires. Formó parte del encuentro Kafka- Borges (2007) auspiciado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Su novela “Chacana”,y un libro de poemas (“La orilla familiar”) están inéditos.
mujer 1
-¡ah!, ¿se podía elegir?-pregunta
ahora que ya es vieja
ahora que su vestido es negro, aceitoso,
que ha parido seis hijos y tiene
el vientre entumecido, lacio
el peinado tirante y esa sonrisa tiesa
y finita
-¡ah!, ¿se podía gozar?
era posible entonces dejarse tocar en la entrepierna
sin que los padres miren
era posible cantar con voz profunda
como chavela vargas
no como doris day
el pasito liviano
ese final feliz y tan yanqui
era posible cantar
un bolero
como si entrecerrara los ojos para él
la nuca para él
los pechos como frutas abiertas
y ese olor a verano
y las enaguas flotando el precipicio
la clara manera de decir que sí
-¡ah!, ¿se podía reír y no planchar
el ceño almidonado para que no se enojaran en casa?
como si fuera la calle la apertura
la noche la apertura
un corredor erógeno
un relámpago en la columna vertebral
-¡ah!, ¿no estaba mal tentarse con la risa de otro
con el olor de otro
con la cintura de ese hombre perfumado
que traía jazmines los domingos?-
elegir qué ingles, qué palabras,
qué portazos pegar
cuando le pegan a ella las palabras dolidas
las palabras precarias, amarretas
haber parido hijos y no haberle escuchado
ni un -te amo-
nunca la caricia después de la descarga
nunca una manera de mirar diferente antes del desayuno
¡ah!, el frío la acobarda
es hora de cerrar esa puerta que viene haciendo ruido
es hora de prender el faroly apenas descansar.
20
Digo finalmente que yo también
he visto
mi cuerpo adocenado
digo que he estado viéndome
en los pasos exiguos de los otros
y que he menguado el alma
(como ellos)
para evitar
Y tan abajo
tan inocente la risa
sin embargo
De: Mientras duerme el inocente
envoltura extasiada
la piel
alentando la insistente feroz
depredación
adentro
órganos como racimos
filamentos vibrátiles
en dónde / luego
la tensión trinitaria
nos habita
¿el viaje es esto entonces
un peligro in situ
una estampida
el estertor en la garganta
y el aliento que
se detiene
algo
por descubrir
(esa cadencia
cierta luminosidad)
esta cárcel de huesos?-digo
micciones y excrementos
interiores
anidando indeseados
flujos y sangre
esperma
y este dolor
(adónde)
desechos que intentamos
excluir
(y adónde)
en el cerebro
la mala digestión
de la memoria
De: Los posibles espacios
mujer 2
la baba de ese beso
la saliva en la espalda
en la vagina
la yerma lascitud
de haberse equivocado
de hombre
los corpiños al borde
de la cama
las enaguas que retienen la seda
no hay canto primoroso
no hay gemido grito rasguño gutural
espasmo
no hay nada
hay la pared y su humedad
como un augurio
el olor hueco de sus crines
sobre el desaguadero
ella tensa las manos
en el hierro
se sujeta de la cabecera
él empuja la queja más dolida
ella hace silencio
los corpiños al borde de la cama
una ladera montañosa
la roca de por medio
haberse equivocado de hombre
el hueco de las crines
no hay roce caricia extremaunción
no hay nada de nada
se encoge frugal ella
él avanza las crines y el quejido
taladra la madera del abdomen
los músculos más tiesos
se agigantan
las noches
pesadillas del aire la baba en los pezones
nada de nada
en el vejamen sólido
en el entretejido de las mantas
ella reza para que pase pronto
él oscila las crines
la masa de su cuerpo
no hay más techo no hay sigilo
no hay ternura
no hay nada de nada
ni acaso rebelión
habría
él se come la zarza en ese grito
ella detiene el rezo
él bosteza
ella gira en la cama
el pueblo es un espectro
una calavera amenazante
De: La orilla familiar
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