Carolina Ilica nació en 1951 en Vidra, Rumania. Es poeta, traductora y periodista. Es Vicepresidente de la Fundación Academia Internacional Oriente-Occidente y Directora Artística del Festival Internacional de Poesía Noches de Curtea de Arges en su país. Ha publicado nueve libros de poemas y ha ganado premios nacionales e internacionales como poeta y traductora. Poemas suyos han sido traducidos al inglés, francés, italiano, turco, macedonio, albanés y español. Es una de las más importantes poetas rumanas contemporáneas.
Poemas de Carolina Ilica
A toda prisa
Te entrego el lecho de mi cabeza sobre una almohada;
huella de mi frente cuando pensaba en ti.
Presurosa viniendo,
presurosa caminando,
Te dejo y me dejas:
Tú, lleno de mi ausencia,
Yo, húmeda de poesía
Como una vega -
Por la lluvia que la acaricia de arriba a abajo,
por doquier, femenil,
Y por el río que la penetra varonil.
Presurosa viniendo,
Presurosa caminando,
A toda prisa partiré, incluso, de ese mundo.
Cuán tarde será entonces para mí,
Voy a pensar como hoy
Y como a los 23:
Ay, Vida,
En ti no quise nada más
¡Que amar
y cantar!
Pastel
I. Nevada
La nevada tiembla como el tamiz
de las manos trenzadas de una mujer
en el cielo. Sólo se ve
Su puro temblor.
Y la crema, blanca se derrama,
Creo acordarme
De cementerios cada vez más antiguos
Con tumbas cada vez más recientes
II. La Mesa del Silencio*
Doce sillas de piedra,
Con almohadas cubiertas de nieve,
Esperan, en círculo,
a sus doce apóstoles.
Sobre la mesa del centro, blanca y redonda,
Con el mantel de nieve,
La cena está servida:
¡Una única
y palpitante
paloma!
Entrelazadas
Mi soledad
unida
a tu soledad.
Hubiese sido posible nunca conocerse
Y aún encontrarse.
Han recorrido juntas
un solitario bosque
de ofrendas
con incontables brazos
alzados al cielo.
Ronda de árboles milenarios
nuestras soledades
tiernas y frescas
como los hongos.
Juntas han visto el mar
el voluptuoso mar,
meciéndose en el columpio
de sus propias caderas,
eternamente,
penetrando y saliendo de sí mismo
sensual como los caracoles.
Mientras más colmado de ríos,
más sediento,
más solitario.
Ociosas se han encontrado nuestras soledades,
ociosas se han besado con los ojos.
Porque el tiempo no ha sido capaz de separarlas
en “antes” y “después”.
Aun así, cada una
Permaneció, luego,
¡más sola que antes!
En el paraíso
¿Recuerdas todavía cómo estuve temblando entre tus manos
como el agua en la copa llevada a la boca?
y tú temblabas
igualmente como el agua
dentro de una copa mucho más grande –
el Lago
extendido como una bandeja
en medio del paraíso –:
Alejado, profundo y oculto,
como un azul, líquido ser.
¿Recuerdas aún el lago
y el paraíso alrededor del lago?
¿y el aire fresco como el hálito de la sangre?
y el barro fresco, con nudos y yemas,
del árbol ensangrentado?
estuve untándote de Él, riendo, fustigándote
como a un niño a quien se ama demasiado
por el deseo de confirmarte
que lo posees.
Traducción de Dinu Adam
Versión de Raúl Jaime
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