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sábado, 11 de septiembre de 2010

1214.- VERÓNICA ZONDEK


Verónica Zondek nació en Santiago de Chile en 1953. Andarina y fuera de foco reside ahora y entera en la ciudad de Valdivia. No piensa moverse más. Traductora. Licenciada en Historia del Arte en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Forma parte del comité editorial de LOM Ediciones y de algunas revistas. Ha participado en numerosos encuentros literarios, buenos y malos, aquí y allá; además ha organizado varios de los buenos. Ha sido jurado de concursos como los del Consejo del Libro, Fondart, Chilectra y Santibán y ha obtenido dos veces la beca que otorga el Fondo del libro para escribir. Ha sido publicada en distintas antologías de poesía y revistas de literatura nacional e internacional. Prefiere el vuelo de los pájaros al vuelo de los aviones; ama los viajes pero actualmente prefiere añorarlos.
Sus libros publicados son:
EL OJO ATREVESADO - correspondencia entre Gabriela Mistral y
los escritores uruguayos (epistolario), edición, selección, notas y
comentarios de Verónica Zondek y Silvia Guerra, LOM, Stgo., 2005
EL LIBRO DE LOS VALLES (poesía) Editorial LOM, Santiago., 2003
LA MISION DE KATALIA (cuento infantil) Editorial Faro de Luz,
Santiago,2002
ENTRE LAGARTAS (poesía), Editorial LOM, Santiago., 1999
MEMBRANZA (poesía, recopilación obra publicada), Co-edición Editorial Cordillera, Canadá y Editorial Cuarto Propio, Santiago., 1995.
POEMAS (traducción poemas de Derek Walkott), Plaquette, Ediciones Bajo el Volcán, Santiago, 1994.
PEREGRINA DE MI (Poesía) Editorial Cuarto Propio, Santiago, 1993
VAGIDO (Poesía), Ediciones Embalaje, Museo Rayo, Roldanillo, Colombia, 1990 y Editorial Ultimo Reino, Buenos Aires, 1991
CARTAS AL AZAR (muestra de poesía chilena), hecho en colaboración con María Teresa Adriasola, Ediciones Ergo Sum, Santiago, 1989
EL HUESO DE LA MEMORIA, (poesía), Editorial Ultimo Reino, Buenos
Aires, 1988 y 1995
LA SOMBRA TRAS EL MURO, (poesía), Ediciones Manieristas, Santiago, 1985. Ha sido traducido al inglés.
ENTRECIELO Y ENTRELINEA, (poesía), Ediciones Minga, Santiago, 1984




FUEGO

Toda la carne un fuego.
Fuego el odio y fuego el amor.
Fuego en los hornos y caer en las mientes.
Fuego para el frío, Anguita
en el cocimiento brujeril de medianoche.
¿Cómo salvar del fuego Anguita?
¿Cómo tragar el dolor entre llamas azules
en la infernal hoguera de las Inquisiciones
o en la quema de libros con Torquemada
o en aquella última,
Anguita,
cuando incendiaron libros para sofocar revoluciones?
Y ¿qué de ese otro fuego tan perfecto
ese, el amarillo de Auschwitz,
rasgando carnes tan añejas y tan tiernas
o esas otras llamas
esas, las del Infierno católico ahora abolido?
Todo por nada:
el alma, dice el Papa,
salva siempre
Anguita,
aunque tú no lo alcanzases a saber.
Y ¿qué del fuego rojo que calienta la olla común
o del fuego en los ojos de niños con sed
amuñados de tristeza en la costilla falta de terruño
refugiados en los siglos y a la espera de la espera
abandonados en tanto territorio enemigo?
O del fuego fogón sureño
mariscos todos retorciéndose en su jugo
ellos en su salsa, nosotros comiendo
y del fuego que quema la entraña
y del otro, Anguita
ese que persiste negro en la memoria
que como siempre supiste
aplasta y entorpece la vida
o esos otros
los fuegos artificiales que arden el cielo
o misma yo
quemando papeles propios para evitarte
o mi padre
que también ardió en fuego hasta el humo
marchando en huesal anodino
sobre las aguas habitadas y turbias.

¡Qué fuego ni que fuego!, Anguita.
¿Qué fuego es ese que me amaga?
¡Qué fuego Anguita, que no sofoco
ni el ardor
ni la rabia ...!
inédito- POR GRACIA DE HOMBRE



BOQUEO

Aire
aire para vivir
dijo
y dio palmadas
e inhaló mierda
y sollozó
lamió su primer vagido
y luego otro
y otro más
hasta que la vida le movió el piso de los ojos
los pies
las uñas y
bailó
bailó boqueando por aire
hasta que ay -
yay-yay
la Violeta no quiso más
vino y se negó
al aire se negó
porque sin cariño
dijo
no hay aire que valga
y
un agujero en su cuerpo se plantó
un querer queriendo se hizo
quiso
no más respirar en la vida
y el águila abandonóle el alma
hasta posar sus dos garras en el aire
aire de cielo rojo y plateado
avión de carne y hueso
arrebujado en celeste vaina
con su gracia Violeta entre las alas
y luego ay -
yay-yay
el suspiro
la negación del aire
aire
aire con veneno para respirar
y el sueño en jaula de oro
y el firmamento azulado tan sólo a veces
pero es más
es peor
porque gris el aire nutre hospitales
invade niños que ni llorar pueden
puro Chile en el tinglado
boqueando como peces botados por la ola
congrios calcinados sobre la playa caliente
público ávido y tibio en las butacas
ávido en el teatro
resuello de trompetas
de trombones/flautas/saxos/traversas
sentado, mullido en el aplauso entusiasta
atento
platea alta y baja
igualado por el oxígeno tan democrático
sorben
sorben un aire expulsado hasta sus tan rosadas orejas
ay -
suspiran ternuras
recuerdos
emociones temblorosas
y el gas gotea
gotea de oreja en nariz
de nariz en pulmón
hasta que atroz y tronante
un silencio invade la grieta
y en pleno Moscú
en el invernal y hermoso del Kremlin
boquean
boquean otra vez los cuerpos
bregan
bregan por restos de aire
vida
mi vida amada
mi amada vida
porque aún no acabo de mascar la marraqueta
e irme
y desertar no quiero
bajarme no del tren no puedo
mas el aire se tiñe con intereses
y el yo no vale
no sirve
es número más o número menos
y cuántos
cuántos hay que son tú
que son yo
y esos otros tan ellos
tan humanos
tan despojo de sí mismos
desnudos en la cámara
aullantes en la cámara de gas
desnudos
vergonzados
desnudos
desnudos y vivos
patalean
se apisonan unos a otros
boquean
boquean elegidos los congrios
blancos/negros/colorados
unos sobre otros en pilas
abajo los viejos sin aire
los niños encima sin aire
sin aire las mujeres más arriba
y sobre
sobre toda la humana carroña anfibia
esos
los más fuertes, musculosos y en salud
boquean
boquean sin aire
buscan
gritan
susurran por aire
aire
aire
aire que ya no veo
qué
qué
que me muero
dónde
dónde si no respiro entre el humo
no huelo
no huelo el desecho que somos
la basura hasta el cogote no siento
aire había
aire de peces había
aire de aves
aire para ser de carne
dónde
dónde para bailar
para enamorar dónde
y el clamor de las manitas
el clamor por el espejo
por un último respiro en la imagen
por saber la muerte cierta
antes
antes
antes de a.......ban.......do.......nar.

inédito- POR GRACIA DE HOMBRE






EL HOMBRE NUEVO O UN COMENTARIO SOBRE EL ARTE EN CHILE

Homenaje a Neruda

“Llegó el hombre. Tal vez llenaron
su miseria de pálido extraviado
del desierto,…”* tal vez con intención pequeña
como nos pasa ahora amigo
vamos de la caricia del árbol a la mano en el bolsillo
del animal al estómago fino
en un todo ‘instant’
en un para uno las sopas
la mano afuera y el dedo
adentro el motor y el para qué
ahorro del tiempo
y eficiencia para enarbolar triunfos
aquí
en este redil
en este nuestro nido a mucha honra
y tan parecido a otros en el saqueo
en la nacional pobreza que viste ropa americana
y en el galardón de la poeta y el poeta
cuando el discurso es emprendedor y revienta feliz
y la prima materia es precio de exportación
y más nacional es nuestro arte cuando más lejos rompe la frontera
y seguro es el anonimato en cara deslavada y triste.

¡Ay, la muletilla y el enlatado producto duradero!
Todo es venta. También las carreteras, el oxígeno que sobrevive,
los bebés sin nombre y el río y las rocas preñadas.
Para eso las vitrinas, las vistosas vitrinas
y entonces vengan, escuchen, miren
pasen los turistas y ciudadanos y niños de Chile
la casa número cuatro del poeta abre sus puertas
el dolor de los desaparecidos se erige en monumento
ARBEIT MACHT FREI dice el campo concentrado y te acoge
respire
súbase
súbase al potro le digo que no hace nada
somos bellos y comandamos el mundo
no quiero feos, maltrechos, babosos e indigentes
no los quiero de mal pensar
sean cultos y traguen el envasado artefacto parlante
digan
te ví en la tele
genial
no olvidemos la página social
el homenaje y el discurso.
Te suplico huachito
no soñemos por escrito
por favorcito
te lo pido
papito.

El mundo era tan citado cuando entonces
y ahora
todo es nuevo siempre
y sólo se compara al césped del vecino
tan en vista y sin atrás
que aquí están tus versos

y nadie tiene ojos.

* del canto XX “Las aves maltratadas” del canto XIV “Gran Océano” del CANTO GENERAL

inédito- POR GRACIA DE HOMBRE







Claroscuro

Soy canasta magenta y purpúrea
y peso metal en la huella del tiempo.

Con rúbricas a flor de piel
rasgado por un siglo mineral de uñas marchitas
abulta él en labor de hombre recio
y la Rosa
ahí
sola mi alma en suplir la falta
y él
salud compadre para gloria de materias
y austero el talle viejo
hasta besar el río profundo de pico hiriente
y acaramelar lo sagrado con sangre
y negro
gritar el sueño azul en la pampa sola.

Sudor enmohecido en el tiempo.

En lomo de mula camina el llanto
y luego los gestos
los aspavientos hasta el respeto
que los cuerpos aman aún bajo tierra
y tocan la carne con el dedo duro de la escama.
Es que de salmuera para la guarda está hecho el tajo
que en lámina saca y en lámina pone
lingote a lingote
hasta coronar la cabeza del rey.

Ni adular ni maldecir.

Un paso por el sendero.
El cuerpo y sus heridos.
Un casorio y una iniciación.
Eso dio y dará el sudor.
Cada gota con gota gotea.
Cada gota penetra Atacama.

Hay una extensión más ardua que el alma
donde el suelo yace bajo un costral.
Ella lo abre de pétalos
le nace naciendo una flor
y nuestro
es aroma el pan caliente

de cada
cada
día.








Búsqueda cansina

Para Jorge Zunino

En loca agua entumida de sal
lanzas el ancla
olvidas
y descansas.

Entre un mar de acá y un mar de allá
sobrevive la sed del ojo.

Tu figura escampa el oleaje.
Mil chispas de sol ardiente te cabalgan el lomo
y en ellas no otra sino
la idea de no habitar ningún lado
ni para nadie actuar de indispensable
sino entero un cuerpo que busca cansino
en un más allá de la carne en despliegue
y de las tuyas y malparidas carencias
que se borran para renacer como si nada.

Ansias de hablarte en el más allá de las lágrimas
y alcanzar ese barco que se aleja corporal
y te esfuma como si el tiempo no fuese.
Otra cosa es que un hambre habite en el borde.

Remo entre neblinas que me aislan del mundo.

Cinco los huesos de mis dedos en el agua
y ponen la proa al barco
y bajan del barco
y no cejan hasta tocar los tentáculos babosos del Hades.

No hay más palabras ni miradas en guarda
que toquen la tibieza del pie que se dilata
y dilecta la presa entre barrotes de oro y tentarte
es que choca contra un rojo paredón
y no hay caso

es el silencio de tu aullido el que me clava.






Desaparecida

La muerte es el olvido de los vivos.

El olvido es una liebre veloz y pesada de plomo abismal.

La alegría está lejos

y cerca
una tormenta de ojos
en fotos despintadas
y a la luz.

Hay un llanto feroz del cielo
que en demora cubre el paso de los latires.

La memoria es una huella
y un tormento en el cristal de la lengua.



una mano cerrada.

Una canción que no tuvo comienzo.







Biografía

Un ventanal calado respira en verde.
Sin consuelo el lago duerme y traga su sal.
Antumalal[1]
Antumalal muerde implacable el declive.
Respira.
Marca sus piedras inmunes al tiempo
y no entrega su hechura.
De garras y pezuñas se afirma a la ladera.
Llueve en quietud.
Es
digo
la loca que busca su nombre en algún brote
la que escarba en los pliegues ancianos del agua
y en las aguas que caen del cielo
y en las que reposan en el plano cuencal
y en las que a veces escurren por los cristales del ojo.

Digo y dice ella...

¿De qué aguas nos venimos viniendo?
Y ancestral se derrumba la respuesta:

de la nube que estalla en llamas
de la incandescente lava que se llora
de la última estación cuando aún eran las ventanas
del viaje que casi no fue
de ellos que nos engendraron
y de esas
las almas en pena que nunca nos supieron.

Y aquí
en el mismo Antumalal de sombras bajo el sol
se sienten los latires del diluvio
el desciendo en pasmo
el pulso
el toque
y las bocas que se abren de fauces por doquier
y buscan perdidas los nombres de antes
y a los huérfanos en su deambulo entre los mares
los lloros de lloros
y la paz

nec unas.









Desde la otra orilla

A Georg Trakl
A Jaime Huenún y su lectura interclusa

La ciudad no es más que un despliegue en agua cristalina
y arrastra en azul tu cuerpo al desplome.

Un ramo de jeringas te viste de luto
y tu corazón bombea envuelto en demencia.

Hay un forastero que galopa al anca de los murciélagos
y hace intentos por no girar su cabeza hacia el costado.

Un edificio apaga su fuego marmóreo
y es calmo
y desliza por ti un pulso encarnado y reptil.

Deambular es ahora un qué de soplos
y una búsqueda silente de guijarros
que
de uno
en uno
y sin engaños
son raudo precipicio en las grietas que cría el alabastro.

La sombra sobre el río es de alarido 'pajaril'
y es blanco el graznido Juan Luis
e inasible
el granate coágulo que fermenta el lamento.

Repta entonces
serpentea sucio el miembro entumecido
y cruje en solitario el cristal de una lágrima.

Trakl
caminante y celada de huérfano decir
no desea
no evita el golpe en oscuro
en un lunes muy anterior a aquel de Vallejo
que entonces en rosáceo y frente al ojo celeste
fue entrando en el añil profundo y más lejos
junto al destino de la fina hebra que hoy me teje el paño
por carnosa avizorar un mirar impreso
y entrever los signos en la escritura que amaso.

Trakl
vago interdicto del Bosque Negro
abismo encadenado al pulso
escindido abrazo
irrumpes en profundo y cerúleo
y truenas como la arcilla al vientre
y te haces familia una con la noche.

Es lumbrosa tu lóbrega habitante de cuarzo
y latente el abrigo de tierra a la medida.

Un alma ajena destila el rojo por hacerlo suyo
y atraído
y negro el farellón en el risco de tu ojo
es sello y lacra en boca de cavernas en olvido.

Cielo e infierno avecindado en tu corazón.

Un leve toqueteo de alas sobre el arroyo transparente.
Un murmullo de ángeles a la espera.

Trakl.
Hombre y poeta.

Cae tu cuerpo
y el agua es más tan bermeja
que pretexto te resulta tibio el aliento.

Izas tu cola en señal de ardua patria y ya eres salto en la otra orilla.





Notas

[1] Antumalal: corral del sol {antu- sol, día; malal- corral)

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