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viernes, 26 de febrero de 2010
261.- ODYSSEUS ELYTIS
Poeta, ensayista y traductor griego nacido en Creta en 1911.
Abandonó los estudios de Derecho en la Universidad de Atenas para dedicarse al ejercicio literario; años más tarde, en 1968, estudió Filología y Literatura en La Sorbona de Paris.
En la década de los años treinta, influenciado por las tendencias surrealistas europeas, inició una brillante carrera literaria que se extendió hasta el final de su vida, con interrupciones durante la segunda guerra mundial en la que sirvió como teniente en las filas contra la ocupación de italianos y alemanes,
y en algunos períodos de la dictadura griega.
De su vasta obra poética se destacan principalmente: "Orientaciones" 1939,
"Sol el primero" 1943, "Canto heroico y fúnebre por el subteniente caído en Albania" 1945,"Dignum est" 1959, "El monograma" en 1971, "María Nefeli" 1978, "El pequeño Nautilus" 1984, "Al oeste de la tristeza" en 1995.
Fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1979, el Premio Mediterráneo de poesía en 1988, y honrado con el Doctorado Honoris Causa de las universidades de La Sorbona, Roma 1987 y Atenas 1987.
En marzo de 1996 falleció de forma repentina en Atenas.
Abro mi boca y se alboroza el mar...
Abro mi boca * y se alboroza el mar
Y lleva mis palabras * a sus cuevas oscuras
Y a las pequeñas focas * se las susurra
Las noches en que llora * e la tortura del hombre.
Rajo mis venas * y enrojecen los sueños
Y se producen aros * en los barrios de niños
Y sábanas en * las muchachas que velan
Para escuchar secretas * las maravillas del amor.
Me marea la cananga * y desciendo a mi huerto
Y entierro los cadáveres * de mis muertos secretos
Y el entorchado de oro * de las traicionadas
Estrellas suyas corto * para que caigan al abismo.
Se oxidan los barrotes * y castigo su época
Yo, que puse a prueba * miles de bayonetas
Y entre violas y nar * cisos el nuevo
Cuchillo preparo * que a los Héroes toca.
Desnudo mi pecho * y se sueltan los vientos
Y ruinas arrasan * y arruinadas almas
Y de sus densas nubes * purifican la tierra
Para que se muestren * los Prados Deleitosos!
De "Dignum est" 1959
Imprenta del Instituto Caro y Cuervo, Bogotá 1994
Versión del profesor Jorge Páramo Pomareda
Clima de la ausencia
I
Todas las nubes a la tierra se confesaron
Tomó su puesto una pena mía
Y entre mis cabellos cuando se puso melancólica
La mano impenitente
Quedé atado en un nudo de tristeza.
II
La hora se olvidó atardeciendo
Sin recuerdos
Con su silente árbol
Hacia el mar
Se olvidó atardeciendo
Sin un aleteo
Con su vista inmóvil
Hacia el mar
Atardeciendo
Sin amor
Con su boca inflexible
Hacia el mar
Y yo - en la Serenidad que he hechizado.
III
La tarde
Y su imperial aislamiento
Y el cariño de sus vientos
Y su temerario destello
Nada que no venga Nada
Que no se marche
Todas las frentes desnudas
Y por sentimiento un cristal.
De "Orientaciones"
Ediciones del oriente y del mediterráneo 1996
Versión de Ramón Irigoyen
Del Egeo
I
El amor
El archipiélago
Y la proa de sus espumas
Y las gaviotas de sus sueños
En la vela más alta el marinero hace ondear
Una canción
El amor
Su canción
Y los horizontes de su viaje
Y el eco de su nostalgia
En la roca más mojada la novia espera
Un barco
El amor
Su barco
y la despreocupación por sus vientos etesios
Y el foque de su esperanza
En su más suave oleaje una isla acuna
La llegada.
II
Juguetes las aguas
En los sombríos vados
Anuncian con sus besos el alba
Que despunta
Horizonte -
Y las palomas torcaces un eco
Hacen resonar en su cueva
Despertar azul en la fuente
Del día
Sol-
Da el mistral la vela
Al mar
Las caricias de los cabellos
A la indolencia de su sueño
Relente -
Una ola en la luz
Hace renacer los ojos
Donde la Vida boga hacia
La contemplación
Vida-
III
Murmullo beso en su arena acariciada - Amor
Su libertad azul la gaviota
Entrega al horizonte
Olas vienen y van
Espumosa respuesta en los oídos de las caracolas
¿Quién se llevó a la muchacha rubia y quemada por el sol?
La brisa con su soplo transparente
Inclina la vela del sueño
A lo lejos
Amor su promesa murmura - Bisbiseos.
De "Orientaciones"
Ediciones del oriente y del mediterráneo 1996
Versión de Ramón Irigoyen
Dichosa Donna
A la estrella de A.
¡Toma un polen de destello de queja
Un lugar que resplandezca en el infinito
Más arriba de la más alta esperanza tuya
Dichosa Donna! Y desde la punta del mundo de los rayos de sol
Rodó la esmeralda derretida
Olas para el céfiro de la música del austro
Olas para el céfiro de la música que toma
La virginidad de la noche lejos
Con viajes en inmensas cuevas
Con muchachas que aman los abrazos de los lirios
Y cantan la melodía de la hondura del cielo
Y sienten nostalgia de la santificación de la soledad del éter
¡Toma un lugar que relumbre en el infinito
Una muchacha de azul ojo inconmensurable
Con estambres de deseo en tu porte
Dichosa Donna! Y de un corazón consubstancial
Pasó para que veas de los años el fondo
Desparramado por los guijarros de la bonanza.
De "Orientaciones"
Ediciones del oriente y del mediterráneo 1996
Versión de Ramón Irigoyen
Dormida
La voz se corta en el trémulo viento y en sus árboles ocultos tú respiras
¡Es rubia cada página de tu sueño y según mueves tus dedos un incendio se esparce
Dentro de mí con vestigios tomados del sol! Y propicio sopla el mundo de las imágenes
Y el mañana exhibe totalmente desnudo su pecho marcado por la inmutable estrella
Que anochece la mirada como cuando va a agotar un firmamento
Oh no florezcas más en los párpados
Oh no remuevas más en las matas del sueño
Sabes qué suplica en los dedos el aceite enciende que guarda los portales del alba
Qué fresca revelación susurra en la espera el recuerdo convertido en hierba
Allí donde tiene esperanza el mundo ¡Allí donde el hombre no quiere sino ser hombre
En soledad y sin ningún Destino!
De "Orientaciones"
Ediciones del oriente y del mediterráneo 1996
Versión de Ramón Irigoyen
El concierto de los jacintos
I
Ponte un poquito más cerca del silencio y recoge los cabellos de esta noche que sueña, desnudo su cuerpo. Tiene
muchos horizontes, muchas brújulas, y un destino que arde incansable cada vez y sus cincuenta y dos papeles. Después
vuelve a empezar con otra cosa - con tu mano, que le da perlas para hallar un deseo, una islita de sueño.
Ponte un poquito más cerca del silencio y abraza la enorme ancla que gobierna en los abismos. Dentro de poco estará en
las nubes Y tú no entenderás, mas llorarás, llorarás para que yo te bese y cuando vaya a abrir una brecha en la mentira,
un pequeño tragaluz azul cielo en la ebriedad, me morderás.
Sombra celosa de mi alma, engendradora de una música en el claro de luna.
Ponte un poquito más cerca de mí.
De "Orientaciones"
Ediciones del oriente y del mediterráneo 1996
Versión de Ramón Irigoyen
Éste, este mundo * es el mundo de siempre...
Éste, este mundo * es el mundo de siempre
El del sol y del polvo * del tumulto y la siesta
El tejedor de las constelaciones * el plateador de musgos
En el sumergimiento del recuerdo * en el aflore del ensueño
Este mundo de siempre * es este mismo mundo
Címbalo, címbalo * vana risa lejana !
Éste, este mundo * es el mundo de siempre
El que saquea el placer * el que viola las fuentes
El de encima de los Cataclismos * el de debajo de los Huracanes
El ganchudo, el torcido * el tupido, el rubio
De noche con la flauta * de día con la cítara
En el pavimento de las ciudades * en el barbecho de los campos
él, el braquicéfalo * él, el dolicocéfalo
el voluntario * el rehusado
Hijo de Haggit * y Salomón.
Éste, este mundo * es el mundo de siempre
El del reflujo y el orgasmo * el del remordimiento y nubarrones
El inventor de los zodíacos * el trapecista de las cúpulas
En el extremo de la eclíptica * y en el confín del Universo
Este mundo de siempre * es este mismo mundo
Bocina, bocina * vana nube lejana!
De "Dignum est" 1959
Imprenta del Instituto Caro y Cuervo, Bogotá 1994
Versión del profesor Jorge Páramo Pomareda
Eva
Te abandonas con ola en el silencio
Que asola mi habitada esperanza
Una antorcha al lado de la hoguera
Apuesta de los vientos nocturnos
Una marcha de sombra a la orilla de la Quimera
Una habitación
Habitación de hombres sencillos
Un misterio
Lavado y tendido en la mirada que deleita
En tu mirada o en la altura de su sol
Toda mi vida se vuelve una palabra
Todo el mundo tierra y agua
Y todas las llamas de mis dedos
Violan los labios del día
Cortan en los labios del día
Tu cabeza
Enfrentada a la soledad del sueño.
De "Orientaciones"
Ediciones del oriente y del mediterráneo 1996
Versión de Ramón Irigoyen
Hacia un país lejano y sin pecado ahora marcho...
Hacia un país lejano y sin pecado ahora marcho.
Ahora me acompañan ligeras criaturas
con auroras en el cabello boreales
y suave doradura en la epidermis.
Por las hierbas avanzo, con la rodilla como proa
y mi aliento expulsa de la faz de la tierra
los ovillos últimos del sueño.
Y los árboles marchan a mi lado, en contra de los vientos.
Grandes misterios veo y extraños :
Fuente, escondite de Elena.
Tridente con delfín, la señal de la Cruz.
Puerta blanca, la impía alambrada.
Por donde he de pasar glorioso.
Las palabras que me traicionaron, con bofetadas
se hacen mirtos y palmas
que repican ¡Hosanna el que viene!
Como placer de frutas veo la privación.
Sesgados olivares con un poco de azul entre los dedos
los años de la ira detrás de los barrotes.
Y playa ilímite, empapada en sortilegios de ojos bellos,
el fondo de la Marina.
Por donde puro marcharé.
Las lágrimas que me traicionaron, con humillaciones
se hacen brisas y pájaros sin tarde
que repican ¡Hosanna el que viene!
Hacia un país lejano y sin pecado ahora marcho.
De "Dignum est" 1959
Imprenta del Instituto Caro y Cuervo, Bogotá 1994
Versión del profesor Jorge Páramo Pomareda
La bella de las bellas en el jardín
Despertaste la gota del día
Sobre el comienzo del canto de los árboles
¡Oh qué bella que estás
Con tus alegres cabellos desplegados
Y con la fuente donde viniste abierta
Para que te oyera que vives y que avanzas!
¡Oh qué bella que estás
Corriendo con el plumón de la alondra
En torno a las fragancias que te soplan
Como sopla el suspiro la pluma
Con un gran sol en los cabellos
Y con una abeja en el resplandor de tu danza!
¡Oh qué bella que estás
Con la nueva tierra que sufres
Desde la raíz hasta la cima de las sombras
Entre las redes de los eucaliptos
Con la mitad del cielo en tus ojos
Y con la otra en los ojos que amas!
¡Oh qué bella que eres
Según despiertas el molino de los vientos
E inclinas tu nido a la izquierda
Para que no vaya perdido tanto amor
Para que no se lamente ni una sombra
En la mariposa griega que encendiste!
Arriba con tu matinal delectación
Colmada del césped del amanecer
Colmada de los pájaros oídos por primera vez!
¡Oh qué bella que estás
'Tirando la gota del día
Sobre el comienzo del canto de los árboles!
De "Orientaciones"
Ediciones del oriente y del mediterráneo 1996
Versión de Ramón Irigoyen
Monje me haré * de cosas florecientes...
Monje me haré * de cosas florecientes
Serviré dignamente * al orden de las aves
Al alba de la Higuera * me saldré de la noche
Cubierto de rocío * para llevar conmigo
El índigo * el rosado y el malva
y las gentiles gotas * de agua
Encender * yo, el gentilísimo.
Como santas imágenes * tendré muchachas puras
Vestidas sólo con * linos del mar
Habré de hacer que tome * del mirto los instintos
Mi pureza * del animal los músculos
P ara al ordinario * al lanudo, al indócil
En jugo de mi entraña * ahogar
Por siempre * yo, el jugosísimo.
Pasarán tiempos * de muchas injusticias
De ganancias, de honores * de arrepentimiento y golpes
Enrabiado se lanzará * Bucéfalo a mi sangre
Mis deseos albos * para patear
La hombría * el amor la luz
Y oliéndolos potentes * relin-
Chará * el potentísimo.
Pero entonce a las seis * de los alzados lirios
Cuando mi juicio cause * desgarrón en el Tiempo
El mandamiento undécimo * emergerá desde mis ojos
Sea este mundo * o no lo sea
El Parto el Endio * samiento el Semper
Que habré con la justicia * de mi alma
Predicado * yo, el justísimo.
De "Dignum est" 1959
Imprenta del Instituto Caro y Cuervo, Bogotá 1994
Versión del profesor Jorge Páramo Pomareda
Segunda naturaleza
I
¡Sonrisa! ¡Su princesa quiso
Nacer bajo la dinastía de las rosas!
II
El tiempo es rauda sombra de pájaros
Mis ojos de par en par abiertos entre sus imágenes
En torno al verdísimo triunfo de las hojas
Las mariposas viven grandes aventuras
Mientras la inocencia
Se desviste de su última mentira
Dulce aventura Dulce
La Vida
III
Epigrama
Antes que mis ojos fuiste luz
Antes que el Amor amor
Y cuando el beso te prendió
Mujer
De "Orientaciones"
Ediciones del oriente y del mediterráneo 1996
Versión de Ramón Irigoyen
Sinuosidad
En las franjas moradas del dolor
En las estatuas de la agonía
En los húmedos silencios
Hay un rostro
Tan a fondo extraído de las lágrimas
Tan incomprensible
Tan caliente en la mano que le hace señas
Otro rostro
Una visión con antorchas que rasga la desolación
A horcajadas la noche en sus cordilleras
Con estrellas como señales que se lanzaron con honda
Antaño desde la edad de su infancia
Y dan el buen viaje de la vida
Sobre las pendientes de la compasión.
Hay
Una tierna curva que al dolor adeuda
La aventura de su torrente de luz
Una lupa que une los errores
Como entrañas supinas que arrojó la suerte
Allí
Un buen -por la sombra que lo hechiza- muro
Forma un ángulo antes del llanto
Después llegan las tallas del desastre
Árboles con los únicos muebles de sus dedos
Con la única fe de su hablar desarraigado
Es bueno que no hablen aquellos que vivieron
Los demás sostienen lamentos en las manos
Corriendo más allá como alas imbautizables
Vivieron
Un pozo abre miedos tras cada una de sus esperanzas
Por qué ha de temblar este alambre
Este pájaro qué mirada ha de alimentar
Qué queremos
Hay
Un rostro apagado en cada telón de olvido.
De "Orientaciones"
Ediciones del oriente y del mediterráneo 1996
Versión de Ramón Irigoyen
Vinieron en vestido de "amigos"...
Vinieron
en vestido de "amigos"
incalculables veces mis enemigos
hollando el antiquísimo suelo.
Y el suelo no se adhería nunca a sus talones.
Trajeron
al Sabio, al Agrimensor y al Colonizador,
Biblias con letras y con cifras,
toda la Sumisión y Prepotencia,
dominando la antiquísima luz..
Y la luz no se adhería nunca a sus tejados.
Ni siquiera una abeja se engañó para empezar su juego de oro
y ni siquiera el viento, para henchir los blancos delantales.
Levantaron sobre cimientos
en las cimas, en los valles, en los puertos
torreones poderosos y mansiones,
barcas y otros navíos,
las Leyes, que decretan lo bueno y conveniente,
adaptándolas a antiquísima norma.
Y la norma no se adhería nunca a sus conceptos.
Ni siquiera una huella de dios dejó en sus almas rastro.
Ni siquiera un reflejo de ninfas recogió su palabra.
Llegaron
en vestido de "amigos"
incalculables veces mis enemigos
ofreciendo sus antiquísimos regalos.
Y no eran sus regalos
sino fuego y acero.
En los dedos que mantenían abiertos
sólo fuego y acero y armas.
Sólo fuego y acero y armas.
De "Dignum est" 1959
Imprenta del Instituto Caro y Cuervo, Bogotá 1994
Versión del profesor Jorge Páramo Pomareda
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