Luis Araya Novoa nació en Iquique en 1938. Profesor universitario. Ganó el segundo premio nacional en el concurso de poesía "Carlos Pezoa Véliz" de la editorial Quimantú en los años setenta. Con ocasión del centenario de Pablo Neruda (2004) le fue concedido el premio con el nombre del poeta del "Canto General". A eso suma otros galardones:
Ha sido antologado por las editoriales "Quimantú" y "Aguilar".
Es autor de libros de poemas como: "Antiviolencia", 1972; "Los elementos", 1979.
Es también autor de la antología poética de poesía ariqueña "Espejismos", publicada en 1997.
Junto a los poetas José Morales Salazar, Patricia Mardones, el desaparecido Claudio Castro Morales y otros autores, fue miembro activo del grupo "Altamarea".
EL HOMBRE
El mar, la cordillera y el desierto
Son del norte de chile los orígenes.
Pero el hombre, que es sol entre los soles,
Es su cosmos total, la tierra entera.
Es la simple palabra antes del eco.
Es el árbol que vence las arenas.
Es la piedra aterida de silencio
Que busca en el sonido su universo.
Sin él, la sal, el cobre, la turquesa,
Vivirían aún su noche turbia.
La tierra aún sería la colmena
De légamo zumbante: pura larva.
El mar no habría abierto sus abismos.
La luz no bajaría de las cumbres
En eléctricos ríos velocísimos
Terminados en deltas de cristales.
Arica no tendría alba de olivas.
Iquique no sería sol de escamas.
Antofagasta, cálida, calama,
Sin nacer estaría: pan de sombras.
Tocopilla, taltal, chuquicamata,
Nunca habrían salido de las dunas.
Chañaral, copiapó se ocultarían
A la espera de juan godoy, el mago.
Ovalle y vallenar, sin rumbo fijo
Navegarían lagos invisibles.
La serena sería aún campana
De brisa fabricada por los pájaros.
Coquimbo dormiría en marejadas
De océano noctámbulo y corsario.
Combarbalá con piel de greda cruda
Se buscaría para hallarse trunca.
Vicuña a la mistral no soñaría
En la palabra auténtica de chile.
Del norte entonces nada se sabría
A no ser por el hombre, que es su fuerza.
Él crea su raíz. Coge el relámpago
Que día a día salva la existencia.
Despierto, clamoroso, persistente,
Siembra su ser, transforma geografías.
Entre el mar y el desierto ordena alturas.
Con su mente corrige los espacios.
Multiplica la luz. Planta alboradas,
Semillas de espigadas primaveras.
El hombre es la mejor veta del norte:
Agua para su sed, sol en su noche.
En él tiene su voz la tierra ardida.
El mar, profundidad, roncos designios.
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