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viernes, 28 de junio de 2013

JULIO FABIÁN SALVADOR [10.160]


JULIO FABIÁN SALVADOR
(PERÚ)
Físico de profesión. Profesor Asociado de la Facultad de Ciencias Físicas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima. Miembro Investigador del laboratorio de Arqueometría, FCF, UNMSM. Es fundador y co-editor desde 1999 de la revista Taller de Poesía de la Facultad de Letras, UNMSM. Ha publicado el libro de poesía "Eigen" en el año 2000. Realizó una maestría en Escritura Creativa, en la Facultad de Letras y Ciencias Humanas, UNMSM. En el 2005 publicó su segundo libro "Zumbante Nervio" y el 2007 salió publicado su tercer libro "El silencio de la máquina". Ha obtenido diversas distinciones en creación Poética en el Perú. En octubre del 2008, obtuvo el segundo lugar del premio internacional de poesía Citta di Sassari, Italia. El 2011 publicó, en coautoría con Carlos Germán Belli y Marco Martos, el libro: "Doce Sextinas Peruanas". En Junio de 2012 recibió el Premio Nacional de poesía FELIZH 2012, por su libro: DARKNESS.





HEAVEN IS AN INUSUAL PLACE


to Irish singer Catherine Ireton

El cielo es un lugar inusual, tú y yo, mortales al fin
solo queremos  una noche alumbrada
mientras vienen las olas de mares ficticios
y suenan acordes como trenes
y enjambres de piruetas se acuestan en el cuello
del aire.
Nos une un espacio,  espacio que cabe en un grano
y que toca el centro del olvido.
Compartimos entre la inocencia: jazmines negros
de nieve nocturna.
Compartimos: caminos extraviados que solo aparecen
en instancias ebrias y solemnes.
Es fácil ver la oscuridad brillante de tus palabras.
Solo yo sé que  despiertas cantando con lágrimas
en los dedos
y que el  tiempo, vuelto espiral, se tropieza cada segundo
en tus zapatos de goma,
Solo yo sé que contigo el inicio y el final,
frente a frente, se abrazan.
Entonces, en un momento agudo y descansado,
en el que suelen volar los paranoicos,
aparecen en la vía unos novios
que corren envueltos de afecto,
perseguidos por la ironía de los que dicen amarse.  
El cielo es un lugar inusual para estar contigo
o para que quiebres mi tráquea con un zumbido,
con esa melodía que timbra desde la profunda
montaña que se despliega en tu corazón.





TALKING WITH THE BLACK AIR

Yo no comprendo el silencio que se escurre
entre los infiernos y llega como glacial ardiente,
Yo no entiendo el valor de las monedas,
la carencia de un afecto en el retrato del desayuno.
Me enfermo cada día por las noticias del mundo
y me duelen los muertos que caen de los cerros.

Quisiera que el amor me entienda
y no me pegue con celos amargos,
yo puedo volverme violento y
temo lacerar mi propio cuerpo
en cada palabra que pronuncie.
Me acosa la sombra de una voz que parece
el busto de un cañaveral,
esa sombra es grande y aterroriza el alma,
pero luego desaparece como silenciosa perturbación
mientras el tiempo se pone en la frente del sol.
Ni el delicado cristal que viene del norte de lo invisible,
me salva y es difícil vencer el concreto de los músculos.
Me nacen sismos en el fondo de las vertebras,
pero sigo de pie ante la muerte.
¿En qué mundo quedan templos adriáticos
que sostengan la razón?
Yo no comprendo el silencio que se escurre
entre los infiernos y llega como glacial ardiente.
Quisiera que el amor me entienda
y no me pegue con celos amargos,
yo puedo volverme violento y temo
lacerar mi propio cuerpo
en cada palabra que pronuncie.

POEMA DEL LIBRO: CÚMULOS ESTELARES.







SOY UN ESPEJO

escribe Miranda Kerr

Soy un espejo
un espejo desnudo que se contornea
Abierta está mi entrada
despejada mi ansiedad
mi cuerpo es vidrio

Soy reflexión de luna rota
Soy lo que miras
ansia profunda y emoción
Hermético paraíso que se abre
al tacto tuyo
Soy el espejo pegado al techo
que es el espectador de tu pelvis
Acariciada carne desplegada
A través de mi un beso
es un beso inverso
Mi anatomía es realidad
Soy la cubierta y el secreto
de los pliegues de tu cuello
los dedos que degustas a menudo.

poema del libro "El cielo que se disuelve"







SEXTINA DE LA MÁQUINA

Como queriendo controlar neuronas
se mueve el amor junto a la máquina
es el tiempo de códigos y dígitos,
de virus que se mutan y se extienden,
es la era donde apenas puede el viento
estar sujeta a tierra y dura mente.

¿Qué es dolor de elefante en negra mente?
¿Qué sentimiento quiebra las neuronas?
¿Qué aliento crecerá tanto en el viento?
Hoy, sabido es, venciendo está la máquina
en tanto sensaciones que se extienden
viajan en cables digiriendo dígitos.

Lenguaje no de amor sino de dígitos,
rápida encubre enamorada mente,
las lejanías paran no se extienden,
viviendo en era de impulsar neuronas,
nace un afecto por insana máquina,
mas queda el agua, el gras, el suave viento.

Cada vez más salvaje viaja el viento,
lo han querido templar mágicos dígitos,
pesada no obedece es una máquina,
la fuerza natural le asigna mente,
hasta parece propia de neuronas,
sus daños muchos y hacia el mar se extienden.

El dolor y el acoso solo extienden
su indiferencia a desolado viento,
lo imagina el cerebro y sus neuronas
cuando una nube sueña en puros dígitos,
queda dañado afecto, amor en mente,
lo real es vencido por la máquina.

Piensa que es duro respirar, la máquina,
comprende humanos males que se extienden,
calcula cuanto sufre humana mente,
mirando lo funesto al ras del viento,
sentencia el mal pronóstico de dígitos,
piensa que tiene vida sin neuronas.

¿Dónde y cuando se extienden viles dígitos?
¿Puede la máquina sentir neuronas?
En tanto quiere el viento el ser la mente.

publicado en libro: 12 sextinas peruanas







Poemas del libro: DARKNESS. (Premio nacional de Poesía FELIZH 2012)



MONÓLOGO DE SERGEI ZALYOTIN

Los poetas están obsesionados con el tiempo,
pero los astronautas se acomodan
a sus angostas vías, se sostienen
como niños bromistas que levitan.
El universo tiene puertas negras,
los alhelíes viajan sobre trenes,
los risos de las musas son galaxias
y la locura a veces nos endulza.
Los poetas están obsesionados con el tiempo;
y yo, humano normal y laborioso,
añoro un jardín negro y alumbrado
que albergue el lugar donde las estrellas
solo sean lumbreras de colores.






LO INCIERTO

Escribe Buzz Aldrin, después de su última separación matrimonial.  

Extraña es la naturaleza, es exacta con la rotación de la tierra,
excepcional en los eclipses,
lo afirman los hombres de ciencia.
El amor es incierto.
Y yo, que persigo un sentimiento desde un pecho desvalijado,
busco en todo su reino un afecto
que me calme o que me desangre.
Yo no sé de cálculos precisos, pero sí he visto en el arrullo
de los pájaros la dimensión de lo que requiero
y he respirado ese perfume de los flores
que quisiera estrechar dentro de mis pulmones.
Extraña es la naturaleza y yo, hombre solitario,
habito en su reino desconsolado,
a veces contrariado en medio de un navío,
temeroso por la delicadeza de las sensaciones.
Sigo moviéndome como la tierra,
sostengo mi cuerpo junto a  mis vértebras
y ciertas veces me pregunto:
¿qué amor no es incierto?  






RESILENCIA

Eugene Aldrin cambia su nombre a Buzz Aldrin. 
Sanatorio de Chicago;
12 de enero de 1971.

Resisto, no tengo más que mi fe y mis palabras,
me enfrentan hombres  que son tan humanos como yo y me pregunto:
¿por qué sus ojos están sordos, por qué sus voces
son tan graves como uñas?
No me inmuto ante los cuervos que me vigilan.
Me sostengo a pesar de los palos que me dan en las rodillas,
me sostengo a pesar de ese rumor encendido en mi firmeza.
Tú nunca has ido a la luna, me dicen en los consultorios médicos
y yo que he tocado la luz oscura más allá de la tierra me envilezco,
como nunca golpeo duramente lo invisible, esquivo cuchillos en la niebla.
Resisto, no tengo más que mi fe y mis palabras,
y un río mortecino  me rasga el desánimo,
sé fuerte, dice y me toca  la nuca.
No funge la hierba su verde exaltación
y pálido  se torna el rojo de la sangre que aprieta mis venas,
una experiencia de naufragio me  sacude y levanta.
Resisto, soy la piedra que se pule con la erosión.




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