Karina Falcón (Ciudad de México, 1984)
Nací en la Ciudad de México, en 1984. Soy escritora, editora, conferencista, tallerista y mamá de un hermoso bebé que nació temprano.
Estudié Lengua y Literatura Modernas Inglesas en la Facultad de Filosofía y Letras en la UNAM. Soy autora de dos libros de poesía y uno de narrativa. Fui becaria por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes y el Instituto Mexiquense de Cultura en 2008 y por el FONCA en el área de publicaciones periódicas en 2010. Asimismo, fui editora y directora de la revista trimestral ARCA de literatura y filosofía del 2008 al 2010. Ponente y conferencista en distintos coloquios y encuentros para editores y escritores desde el 2006.
Por otro lado, mi práctica en el camino del Sagrado Femenino y mi enfoque en estudios de género me ha permitido impartir talleres y conferencias en México, las más especiales: en el World Trade Center en 2005, y en la Universidad de Londres (Ciudad de México) en 2006 en torno a la espiritualidad femenina para el nuevo siglo.
Actualmente, co-dirijo Caliope Humana, editorial en temas de desarrollo personal, con un sello específico para temas de maternidad y crianza. Esta editorial funge también como un órgano de difusión, a través del cual junto con otros especialistas imparto conferencias y talleres, tales como "Taller Consciencia de dinero", "Intención y Visualización", "Mis ciclos y la luna" & "Concebir mi historia: Maternidades por un parto humanizado".
Soy Coordinadora de Publicaciones en NACER TEMPRANO, VIVIR EN GRANDE www.nacertemprano.org, equipo multidisciplinario que se dedica a mejorar la calidad de vida de los bebés prematuros y de sus padres y madres.
Soy miembro de ICAN (International Cesarean Awareness Network) www.ican-online.net Capítulo Estado de México, cuyo objetivo es crear una mayor consciencia en torno a la cesárea, como intervención quirúrgica mayor.
Estudio la Especialidad y Maestría en Filosofía Transgeneracional. Asimismo, me preparo de forma continua como acompañante y escucha de la maternidad a través de distintos talleres, círculos y diplomados, enfocándome en círculo de mamás y papás de bebés prematuros, duelo y pérdida perinatal y acompañamiento terapeútico.
También, soy directora y titular del programa de radio "Estamos de charla", que se transmite todos los lunes de 12 a 2pm a través de www.magnitudradio.com.mx y cuyos principales temas son la maternidad, finanzas, vinculación y salud emocional, física y espiritual para la mujer.
Es Autora de Diez Cartas al Abismo (2003), Devoción: Poesia de la carne (2006) y publicada en la Antología Internacional de Poesia Amorosa (2006) junto a Enriqueta Ochoa (Mexico), Charlotte Grasnick (Alemania), Jorge del Castro Pinto (Colombia), Elmys Garcia Rodríguez (Cuba) y otros poetas más.
Ha publicado en distintas revistas literarias de México. Ha investigado sobre la Mitología griega, Iconografía de lo femenino y de la participación de la mujer en lo sagrado, religioso y espiritual. El monstruo en la literatura y la estética del cuerpo abyecto.
aquí sólo –aquí una percepción:
vasoconstricción y dilatación pupilar
Intento #1
La página blanca La página habida La página blanca La
página urdida
La página blanca La página hendida La página blanca La
página asida
La página blanca La página herida La página blanca La
página blanca
La página blanca
Intento #3
Habito la hoja amarilla, el labio.
Mi cuello se tensa y trenza en un viento de genio incoloro;
punzante
ocurre la espalda. –Es el frío- mi madre confiesa. Disiento.
Asiento.
Es el frío: arrastra y mutila y lacera y –solo en la resaca-
se piensa ola.
No existe nada en la hoja aunque existe una doble negación
resonante
tiempo detrás en la mella de un intento igual de imposible.
Hendidura
oblicua que advierte al ojo, el iris impreciso que recuerda un
sentido.
-La pupila dilatada y la constricción…/
la vena
la arteria
el vaso comunicante.
HYBRIS
Del hombre, su muerte
No sólo la retribución artera sobre la espina condescendía,
los fuegos dolientes y el sepulcro en énfasis y ritual debían
erigirse en Tebas:
mis labios promesa y
el acto, hendidura fiera al vientre de la prudencia.
-¿No has dado sepultura al cuerpo?-
-¿No debía –ahí- también la necedad?-
No hay muerte hasta que el llanto es, en ojos que no son nuestros.
(…)L POSTRER CONFÍN DE LA TIERRA:
1
Sentinerte el fuego profundo: que trepa de las plantas a la corona. Sostén del apellido vacío, que no significa que no resuelve que no arrastra y así empecina. ¿Del fuego? Su hondura. ¿De la hondura? Su forma: Vaguedad.
2
Dios como obra de dioses. El placer señero de aquél que camina y entre imperios resuena. Un falso nombre unas falsas ansias un falso empeño un falso fuego falso: ¿Del hombre? Su fuego ¿Del fuego? Su hondura: Ansia.
3
El mar y el trueno se tocan y confunden: sigue ella devorando el costado de un Otro que otorgó -a los hombres- el fuego. El rostro que a ella porta es el mismo rostro que la madre venera ¿Del dios? El hombre.
EL MAR
En la rasa caída de la ola.
Pulso de energía/ Impulso/ Una remontada en la otra.
Andanza en lo alto y llanura; perpetuando
La marcha en inercia. La pulsación que
Escarpa; anhelo de ola fugitiva.
Vibrada
Reiterativa
Dilatada
En la nulidad de la arena se reafirma orilla.
MARRYMAID
Has de surgir del mar como
Estadio fugitivo, todavía
Sempiterno. Vientre espumeante
Que me adentra hacia
Figalia, tu morada, tu seno.
Orlas escarlatas concluyen
Tu efigie hacia el reino celestial, que
no es más mi reino...
IIIXIX o fragmento extraído del Cuaderno Rojo
(con toda la formalidad que esto implica)
He decidido creer, es decir amar el cuadro que se ofrece
allá, fuera de la ventana: los guantes blanquísimos que
hacen los lindes de mi ojo y son circo a mi entendimiento,
sus molduras. Cercos curvilíneos que en el aire son espira
les truncadas, redondeles de mármol, orbes perfectas y
llenas de lo intangible. Aquel rostro me observa, es incisivo
y no logramos delimitarnos, parece su anhelo cruzar la
ventana para comenzar a ser una certeza, existe y deja
de existir en la distracción del trazo. Es su rostro como la
lluvia que va y viene y vira su ángulo de caída a cada
segundo. La única certeza no es la lluvia, o el rostro o los
guantes blancos o la ventana, sino la mirada que los traza
a todos, caída, es decir, escribir que
alguna vez hubo mirada, trazo, rostro, o punto primero
en la escritura.
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