Cristián Brito Villalobos. 1977, Antofagasta, Chile
Periodista de la Universidad Católica del Norte. Magister en Letras, mención Literatura de la P.U.C Escritor, melómano, cobreloíno y crítico literario. ha sido publicado en dos antologías poéticas: Nueva Poesía Hispanoamericana (2007) y Treinta Poéticas (2008), ambas bajo el sello español Lord Byron Ediciones.
En 2010 publicó su primer poemario Palos de Ciego bajo el sello editorial Club Escritores.cl., y en 2012 "Papeles en los bolsillos", Mago Editores.
Lujuria
Voy en contra
de lo que se recomienda
de lo ya establecido
Por personeros
para mí ajenos
ellos que visten sotanas
y que portan ostentosas medallas
que premian su fe
su pureza
su verdad
y te tomo por las caderas
y te acerco
y aprieto tus nalgas
y te penetro
Entonces siento a Dios
y creo estar en el paraíso
Palos de ciego
¡Oh, Dios!, cuán largo el camino
¿Por qué cuando se es niño no hay camino?
¡Oh, Dios!, ¿Por qué tanto dolor?
tanta hambre
tanto pavor
¡Oh, Dios!, ¿Porqué cuando te miro
escondes tu mirada en el infinito?
Dios, ¿por qué huyes?, traidor
Hoy doy palos de ciego
en la oscuridad
en el ocaso
en el horror
Y escribo
te llamo
te grito
te suplico
¡Oh, Dios!
hoy doy palos de ciego
para intentar hallarte
en el pánico onírico
de saberme vivo
Vacío
Cuando ya todos han muerto
y el hombre no tiene a quien herir
el vacío lo llena, lo abruma
lo envuelve
y el hombre ahora
siente ese miedo
que tantas veces vio
en los ojos suplicantes
de los que humilló
y por primera vez
su mirada cobra la no expresión
de todos aquellos
que para siempre silenció
Pánico
Amanece y el sol no me brilla
me encandila
La luz no alumbra
los destellos luminosos
ya no traen un nuevo día; nuevos bríos
Mi alma se oscurece
La rutina continúa
no hay treguas
no hay pausa
no hay misericordia
El corazón se acelera
no por regocijo, ni alegría
ni esperanza
En esta penumbra luminosa
el pánico reina
y ensombrece todo
Sobrevivir, vivir, seguir
intentarlo
es lo que queda
continuar es la meta
el objetivo
el deber
vivir es un sombrio y aterrador desafio
Días
Le digo que estoy bien, que sólo ha sido un mal día, que he tenido mucho trabajo,
que, por sobretodo, no se preocupe, que no estoy deprimido.
Sí, le digo, sé que estoy fumando más de la cuenta,
-es la ansiedad- esgrimo como escusa.
No, no soy un inconsciente. Jamás te abandonaré. Tranquila.
No, no estoy mal, o eso creo -pero no demuestro duda-.
Tomo el frasco de pastillas e ingiero mi dosis diaria de ravotril.
El sueño me acorrala.
No puedo dormir. Ya es tarde.
Me levanto, silenciosamente.
Me apoyo en el marco de la ventana de mi departamento, en el 17º piso.
Miro al cielo, está muy clara la noche y la luna se esconde entre nubes aisladas.
Abajo, un grupo de jóvenes gritan y se emborrachan.
Parecen felices. Los odio. O eso creo.
De pronto me siento liviano, ya no veo nada, sólo escucho un ruido infernal.
Abro los ojos, el despertador suena hace rato.
No me siento bien ni apesadumbrado.
Me levanto. Debo ir a trabajar.
A solas con el mundo
Mientras el cigarrillo se deshace entre mis dedos
en una habitación casi en penumbras
Afuera reina el caos
En la carrera desenfrenada por el dinero
hombres y mujeres se pisotean
escupen,
ignoran
Prendo otro cigarrillo
lo disfruto
estoy solo
Silente
Mi pluma se ha ido a vuelo de pájaro
Biopsia
Me extirparon la poesía
Ya sabré si es benigna o maligna
De momento:
Página en blanco
Planes
Escribiré el poema más bello
Para que sepas
Lo mucho que
Te amo
Mas
Por ahora
Pienso si llegaré a leértelo
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