Marcos Silber, (Argentina, 1934 - Buenos Aires), es poeta, escritor, y Maestro para muchos otros poetas.
Los poemas de Marcos Silber se caracterizan por ser intensos, encendidos y enternecedores. Con los temas usuales de la poesía y también la fascinación por el Film Noir, la nostalgia, la actualidad y la globalización, desde su particular punto de vista del hombre común.
Libros
Volcán y trino - (1958)
Las fronteras de la Luz - (1962)
Libertad, poema escénico - (1964)
Sumario del miedo - (1965)
Dopoguerra
Ella
Suma poética
Primera persona
Boca a boca - 2004
Cuaderno del Resucitado
Thrillers (Historias en "16”) – 2005
Bajo Continuo – 2008
Cabeza, tronco y extremidades (2010)
Premio
Primer Premio Municipal de Poesía
CASABLANCA
Tal como entonces
Ricky ordena:”tócala de nuevo, Sam”
y Sam sonríe con las piedras de nieve en su bocaza;
y sus dedos –tersos- llaman a las puertas
de la memoria del teclado.
Tal como entonces
temblores de ángeles se ponen en el aire
y nada se oye, nada.
todo aparece así
como película muda entre la niebla,
con la historia, esa,
como del otro lado de las brumas del tiempo,
y el amor, ese,
como sueño único, lejano.
Tal como entonces
Ricky ordena: “tócala de nuevo, Sam...”
Solo, como nadie bajo la lluvia
se muestra solo, derrotados los hombros
y todo como entregado
a la constrictora noche que lo cerca.
Una mano no entra en el cuadro,
la otra sí y apacible
vuelca una tras otra las hojas del álbum.
Un lado de la cara tampoco entra en el cuadro,
la otra sí, y de tanto en tanto sonríe.
Ahora se detiene
y sigilosamente acerca los dedos
que van y vienen sobre la foto
como un reconocimiento una caricia
un grato paseo,
mientras vuelca la cabeza hacia atrás,
y cierra los ojos,
plácidamente,
como un muerto feliz.
OCTUBRE
Es el amanecer; o el cierre de la tarde.
No se ve claro. Apenas la silueta de él,
doblada sobre la mesa de trabajo, donde escribe,
escribe afanosamente, sofoca el papel,
no perdona espacio alguno, ahoga todo blanco;
y vuela, se ata al huracán y vuela;
sopla el fuego y vuela, incontenible, clamoroso.
Escribe, anota la hora
de asalto al Palacio de Invierno
y apunta: preservar las obras de arte,
no disparar a mansalva.
De pronto, domina la embestida,
detiene la estampida de los caballos.
No se ve claro. Apenas la silueta de él
con los ojos fijos en el mar,
un mar que no está pero que él siente y ve;
un mar de inagotables armonías,
de azules definitivamente calmos.
Nadiezda Krupskaya avanza desde las sombras
y pregunta: Vladimir Illich,
no querrá usted tomar un vaso de té?
Selección de poemas del libro Noticias sobre el incendio en la nave mayor
Deambula la nave, extraviada se desliza
por las avenidas del agua.
nada se deja ver nada se divisa;
ni un fantasma de capitán siquiera
sobre la desolada cubierta; ni sombras
de aquellos dorados guerreros;
apenas un resto de ave de trapo
al tope del palo mayor
acatando los mandatos del viento.
Cada tarde, una campana de soledad
Se deja oír cada tarde.
Como oscura plegaria, se repite el ritual
de las olas golpeando el bajo vientre de la nave.
No se sabe hacia donde se dirige, qué estrella
seguirá, cual el rumbo que acabará por elegir.
Cada tarde, una campana de soledad
se deja oír cada tarde.
Encima debajo del horizonte
un monte de viudas, como abedules de duelo.
Nada las arranca de allí.
Nunca más, tampoco, nada las florecerá.
Siempre es noche en los muelles,
siempre es noche y los navíos van y vienen
y se repiten y repiten en una inagotable
imagen igual a sí misma; salvo el barco pirata
que entra y sale sigilosamente
sin que nadie lo advierta; el barco pirata
que trae cartas, encendidas cartas de amor
para la solitaria que aguarda entre la bruma
al barco pirata que entra y sale
sigilosamente de los muelles
donde siempre es noche es noche siempre.
Finalmente dimos con la gran ballena stop
persecución accidentada stop colisionamos stop
todo es confusión y desconcierto stop
y noche, una absoluta noche stop
es una estepa de nieve la espantada cara del arponero stop
el capitán cubre su cabeza con el capote de lluvia stop
los tripulantes tiemblan todos los fríos
y tiemblan todos los miedos stop
de la habitación contigua llegan ecos
de ráfagas que vienen y ráfagas que regresan
como si el bombeo de un corazón de tren stop
afuera estallan las risotadas las colosales de la presa stop
y no hay manera de hacer callar al cocinero
que más desquiciado que nunca, no deja de repetir:
nos ha devorado ella nos ha devorado...
INTERROGANTES
Preguntó el niño:
ayer, ¿la poesía, donde estaba?
El hombre
que tenía tratos con el mar, respondió:
en tu sueño de anoche.
Preguntó el niño:
ahora, ¿la poesía donde está?
El hombre:
que tenía tratos con los cielos, respondió:
en el pan que estamos compartiendo.
Preguntó el niño:
y mañana, ¿la poesía dónde estará?
El hombre:
Que también tenía tratos con el asombro, respondió:
En la esmeralda que te aguarda
Dentro del verde de los ojos
De la mujer que te amará.
ELLE
Murciélago de amor yo descendí sobre ella
a quien sólo pedí que se dejara amar
y silencio, absolutamente nada más
que su silencio y el tumultuoso secreto
de los jardines que quedaban detrás de su boca.
Pero ella se colmó,
quizás porque la amé más de lo debido se colmó,
se desbordó y cuando estábamos a dos pasos del cielo,
la muy tonta se puso a gritar,
de gozo, de felicidad, según dijo, y por supuesto
lo echó todo a perder.
De boca a boca
Digo me ocupa toda la cabeza
y en realidad me ocupa toda la cabeza
y sus alrededores. En cuanto al resto,
nada. No hay resto.
Sòlo que me ocupa toda la cabeza.
Y ello no es bueno ni malo.
Es, simplemente la felicidad
y como no podría ser de otro modo
la gracia de saborear y oler y tocar
afueras y adentros de la suprema.
Guardo su nombre, lo custodio lo asisto
lo protejo lo vigilo lo cuido lo celo.
Es la felicidad.
Me ocupa toda la cabeza.
Jugar es un placer
Juega la mía mujerota.
A jugar, juega.
Gatea debajo de la mesa
e inocente se pone el aire todo.
Si alguien atiende con cuidado
oirá canciones de ronda también.
Ella juega a comerme. Juega.
Gatea debajo de la mesa.
Me come.
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