Pedro Campos nació en Málaga en 1968. Fotógrafo, diseñador gráfico, ayer se ganaba la vida como informático y hoy como funcionario del Ayuntamiento de Málaga. Tiene obras como novelista (Federico y una piedra; Monólogo para muertos), guionista de cine (Pauloma; Penelopea), poeta (Tu visita, niña; Cese tu baile) y dramaturgo: con algunas obras, escritas junto a un amigo, llevadas a escena por el colectivo “Nuovocento” de Málaga (1988-1992), del que fue fundador y donde ejerció también de director e intérprete, con obras como Andén IV, Luz de fondo o Curanimarum. Este grupo fue calificado como la mejor muestra del vanguardismo malagueño. Escribió el episodio piloto para una serie de televisión (Telón corto) basado en una idea propia, para lo cual realizó toda la preproducción, incluido un casting en la Universidad de Málaga. Ha realizado cortos en vídeo (Etílica), libros digitales de fotografía social, orlas fotográficas, libros de relatos muy pequeños (Las mudanzas) y fotos urbanas para un libro a publicar por una pequeña editorial malagueña. Su poema Cese tu baile resultó ganador del primer premio del IV Certamen Internacional de Poesía La Lectora Impaciente 2006, cuya entrega tuvo lugar el 23 de septiembre de 2006, y publicado por la editorial El Taller del Poeta en la antología titulada Frente al Mar. El poema Rutinas fue seleccionado por la Universidad de Alicante para participar en el V Encuentro de Anuesca, celebrado el 11 de noviembre de 2006, a beneficio de Médicos Sin Fronteras. El poema Tu visita, niña resultó finalista en el III Concurso Literario Fiesta Mayor de Gracia, celebrado en Barcelona el 14 de diciembre de 2006, y el relato El ruido, finalista en el I Premio de Relatos El Espejo Roto, fallado en Sevilla el 4 de diciembre de 2006. Algunos de sus poemas también han sido publicados en las revistas literarias: The Big Times, producida en Puerto Rico; Almiar – Margen Cero, en su primer número de Mar de Poesías; Arponeros Melancólicos, bitácora literaria. Y en papel, en el primer número de la revista Y Latina de la Asociación de Escritores Noveles (AEN), de la que es socio. En la actualidad escribe una nueva novela (El temblor justo) y un libro de relatos más o menos cortos (Las mudanzas).
Más información en la web www.pedrocamposmorales.es.
TU VISITA, NIÑA
Romper los huesos,
desmenuzar las rodillas,
dejarlas caer que
caigan una y otra vez
en el asta de la bandera
Dar piedra a los sesos,
esparcir sus senderos,
dar con ellos
alimento a los perros
Meter en la boca culebras,
niña,
hacerlas bailar con enagüillas
y que apaguen mi sed
con la sangre en sus colmillos
Rodear con un saco
de gusanos la cabeza,
pero antes vaciar a cornadas las pupilas
que puedan detener su avance
Y extraer a navajazos los gases de mis tripas,
comerme a bocaditos mi lengua paladar y dientes,
trocear a pulgadas cada uno de mis miembros
Y acercar,
niña,
a mi oído tu fuego
hasta oír
el crujir de mis sentidos
Y hundir la nariz en el infierno y
arrancarme con suavidad la piel
para después,
si quieres, niña,
coserla con palabras
Y hurgar en mi frente y hacerla girar
ser cuerdo pendenciero, derrotista, guerrero, no,
no ser más lobo y sí perro
serpiente si tú me pisas
rata si me envenenas cordero si tu mano me esquila
león por ti domado
niño que acunas
desprecias
golpeas
Y hacer esto y ser aquello
y serlo y hacerlo y no dormir
hacer aquello y ser esto y luego sanar
y volver a ser y hacer,
niña,
para que tú
repitas tu visita
CESE TU BAILE
cal viva sale de mi ducha
delgadas agujas brotan en mi cama
se arrugan los espejos ante mi imagen
arden las sillas bajo mi peso
permutan sus puestos las hojas de estos libros
el peine lava sus dientes
los platos tiemblan mi comida entre las uñas
caen las persianas se adhieren los cajones
bailan las mesas aplastando mis pies
me guiñan los retratos un alarido el teléfono descolgado
las paredes manantiales de parvos monstruos
los suelos fuentes de gases viscosos
gusanos los cigarros muerden mi garganta
cojines de granito se estrellan entre sí
entre las cortinas risas de vecinos
por los discos pasean sonrientes granos de azúcar
junto al crucifijo desentumece Jesús sus brazos
tras las puertas del armario ruidos de selva
en el cubo de basura lloran niños
corre la nevera continuamente al inodoro
salgo de mi casa y lo anuncio con un portazo
dos hombres alternan su amor por una vaca
arrebata el viento una tienda vetusta
moralizan los niños con caramelos de cicuta
llueven vehículos sobre bocas abiertas
lucha libre de mujeres en estiércol de colores
aplastan globeros los globos resbalan sobre monedas los mendigos
se sientan en los bancos y sonríen los dementes
defecan las putas sobre clientes imberbes
derrapan peatones por encima del límite
tras los escaparates madres medrosas devuelven sus hijos a sus vientres
carreteras empaquetan edificios
los camioneros aparcan en las camas de los barrios más pobres
retales tintados sobrevuelan escupiendo metralla
el que no se entretiene en descubrir bajo baldosas billetes de lotería
incrusta los dedos en sus sienes y así camina orgulloso
en las cabinas bocas devoran orejas que piden cambio a voces
traviesas líneas blancas saltan bajo mis pasos
pletóricas alcantarillas se vuelcan sobre mi melena
zarzas las paredes de las calles estrechas
torres las aceras árboles tosen muñecos de plastilina
en féretros carbónicos
me muevo a grandes saltos como quien baila sobre brasas
reparten castañas en la oficina de empleo
soldados de plomo en las paredes enmohecidas de las galerías de arte
dedos obscenos tras las rejas de clausura
astronautas iraquíes colgados de las almenas de los castillos
giróvagos tetrapléjicos oran a las puertas de los prostíbulos
poetas desesperados roen celosías en los confesionarios
musarañas en los pechos de espectadores en los teatros
en los techos mullidos matojos en los servicios
cieno en parques carne en avenidas sangre en las buenas familias
andamios y taladros en la arena de las playas
y cabalgadas y casinos y corderos en sus aguas
oh, Terpsícore, llévame a las alturas
transpórteme tu danza a las montañas
donde dormitan culebras zarandeadas por
por el soplo furioso de erizados camaleones que
que reflejan la luz de los sapos en sus nidos sobre
sobre rostros crispados de hormigas que ventosean sus
sus paupérrimos pétalos que desfilan rellenos de
de arietes adosados a secos caracoles planos junto
junto a incendios beodos devorados por pálida simiente de grillos con
con salpicaduras de aceitunas ociosas que caen a
a embudos simulados como aves espinosas atraídas hacia
hacia cardos masticados por cerdos con corbata
que arañan mis huesos mientras besan mi cordura
Terpsícore tengo sueño cese tu baile
RUTINAS
Desde esta mañana aquí, donde me ves, aquí te espero,
sentado
Sabiéndote, conociéndote
desde esta mañana
Después del despertador sabiéndote
Conociéndote después de la ducha, del desayuno, después
Sabiéndote después
de arrastrar este frío por el pasillo diario y eterno de la rutina de todas mis
[mañanas del mundo.
Después de todo eso te supe,
pero no te vi
Después de todo eso supe que
mi rutina de todas las mañanas de mi mundo trataba de
apartarse de tus lenguas, esas tus lenguas
Después de todo eso
y aún dentro de mi mundo de rutinas,
esta mañana,
amenazando a mi imagen con máquina de afeitar,
unos ojos en el espejo unos ojos acariciaron mis ojos
agonizados
Y fue después de eso,
justo después de eso, que supe que la muerte con sus lenguas la muerte
me había alcanzado
Pero hasta ahora aquí sentado donde me ves, aquí sentado
te espero, sabiéndote, conociéndote, esperándote, te espero, temiendo
[incorporarte
a las mañanas de estas mis rutinas
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