Vilma Tapia Anaya. Poeta boliviana, nació en La Paz en 1960. Estudió Ciencias de la Educación en la Universidad Mayor de San Simón de Cochabamba, ciudad en la que reside desde entonces. Fue alumna del Dr. Humberto Maturana en los cursos de alto nivel Dimensiones Relacionales de los Sistemas Humanos en Santiago, Chile. Tiene un Diploma en Salud Mental Comunitaria de la Universidad Mayor de San Simón.
Trabajó en los ámbitos de la educación, el periodismo y el desarrollo sostenible de su país. Ha editado y colaborado con algunas revistas literarias y en los últimos años animó varios talleres de escritura creativa.
Fue invitada a algunos encuentros de escritores y poetas en América Latina y en Europa.
Publicó Del Deseo y la Rosa (1992); Oh estaciones, oh castillos (1999); Luciérnagas del fondo (2003); Corazones de Terca Escama (1995, 2004); Andamiajes (en prensa). Poemas suyos han sido incluidos en la Antología de la poesía boliviana (2004) hecha por Mónica Velásquez Guzmán y en la antología bilingüe Poesía entre dos mundos (2004), en la que la selección y la traducción al alemán son de Wolfgang Ratz
DIBUJO 5
A Blanca Oblitas Velarde y Ricardo Anaya Arze, mis abuelos.
I
Mi madre no se atreve
a pronunciar
los nombres de las cosas
y yo no sé qué hacer
con estas luces
sin nombre
que despiertan
en mis manos
II
Ni siquiera la oscuridad existe
no se habla de ella
Sólo sé palabras
que se hicieron en mis ojos
III
Soy una niña y quiero casarme
mi novio me vistió
de este blanco
que atesoro
El viento se lleva la lluvia
el viento arranca los pétalos
fáciles señales
Silenciosos
largos años moran
detrás de las persianas
día a día
mi mirada enamorada
se levanta
y va al encuentro de mi amado
Infatigable espera
a la sombra de los álamos
del camino
IV
Llega
y con él trae la palabra:
tiene un nombre para el mundo
Lo veo abrir
un espacio de espigas
de rostros que se rompen
en sonrisas
Su casa es también la mía
pajarera
habitada
V
Mi amor se duplica en el agua
así un sauce acaricia
lejanas colinas
VI
Pero ¿quién mirará atrás
qué ojos
cuando mi cuerpo se ausente?
Estoy depositando mi esperanza
en frágiles manos
y no tengo testigos
Incendio
esta sangre
sólo a mis venas quema
VII
Entro y escucho
digo y mis palabras resuenan
son reales
Llenamos juntos las canastas
con fruta y maíz
Vamos ya a sustentar el hambre
vamos ya a quemar los velos
Trepados en el lomo de la tierra
que cabalga
salvaje
encabritada
¡venceremos!
somos brotes de un mundo iluminado
VIII
Ahora digo mi cuerpo es ancho
soy una gran madre
Digo mis brazos son fuertes
soy una gran madre
Díganme hermosa
me han dicho hermosa
Cada vez que abro estos ojos
miro un siglo más adelante
PUERTA
En ti se inicia cada acto
alta, firme
eres señal de la memoria.
Tu densidad se hace
(lo mismo que la sangre)
de voces que se confunden.
Eres una boca
grande
que devora
las muecas del alma.
Infatigable, das el pecho por nosotros
a la impiedad.
LOS POLILLAS
Los polillas son mariposas de la noche
tienen alas y no las vemos
invisibles son para nosotros.
Los polillas en el día se visten de colores
sonríen
¿acaso su mirada no es proscenio
del mismo misterio nuestro?
Los polillas tienen el cuerpo en cierne
la estatura de nuestros hijos.
Cuando despiertan se desperezan
como cualquier cría.
¿Adónde van mientras sus cuerpos duermen?
¿Adónde cuando a ellos regresan?
Por la mañana salen de su guarida
y no encuentran camino.
No hay dónde se apoyen
ni hay por dónde sigan.
Y la boca de la hembra madre
es también inexistente
no trae el alimento
nunca llega.
1
He entrado a mi espejo
para tocarme.
Mirándome reflejada
me he palpado:
Varada en otras orillas
he descubierto la dulzura
de mi propio misterio.
En lo que pude asir
decayó mi miedo.
Ahora en mí cabe
mucho más viento.
3
El amor
mi campo de batalla
mi camposanto
mi cuerda floja
mi fuente de vida
mi nido de rosas
mi tierra prometida
mi prueba de fuego
mi corona de espinas.
9
Inmensa
despierta
la luna
lenta
pesada
empuja el cielo
se incorpora
y con sus hombros levanta
extendida noche
la sábana
(DE LUCIÉRNAGAS DEL FONDO)
Matinal I
Mira
a
los ojos
los ojos lo miran
un hilo
hilvana
ojos con ojos
abiertos párpados
titubeantes párpados
segmentados círculos del tiempo
el árbol
florece frutece
entre sus dedos
no del todo
desnudos
una alianza lucen
¿el peligro argénteo?
como en piedra
tallada en la mejilla
la madre
muge
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