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miércoles, 19 de octubre de 2011
5159.- EDVARD KOCBEK
Edvard Kocbek (Nació el 27 de septiembre de 1904 en Sveti Jurij ob Ščavnici ESLOVENIA y murió el 3 de noviembre de 1981) fue un escritor, poeta y traductor esloveno.
Pasó dos años en el seminario católico de Maribor antes de continuar sus estudios en la Universidad de Ljubljana. En 1930, tras terminar sus estudios vivió en Lyon y en París. También vivió en Berlín, en donde se familiarizó con las ideas marxistas.
Tras su regreso a Eslovenia introdujo las ideas del surrealismo francés así como algunos autores existencialistas católicos como Kierkegaard, G. K. Chesterton y sobre todo Emmanuel Mounier.
En 1934 publicó su primera obra, intitulada Zemlja y en 1938 el ensayo Premišljevanje o Španiji (Reflexiones sobre España) en el cual criticaba las posiciones favorables al fascismo de la derecha católica. Ese texto tuvo importantes repercusiones, pues condujo al cierre de la revista Dom in svet, en la cual había sido publicado.
Durante la Segunda Guerra Mundial luchó contra los ejércitos nazi y fascista. Tras la derrota del Eje, sus diferencias con los socialistas lo alejaron de las posiciones oficiales y, en 1951, la publicación de Strah in pogum ("Miedo y valentía") le granjeó la clara enemistad de las autoridades yugoslavas, que no dejarían de vigilarlo.
En 1975 la publicación de una entrevista en la revista literaria eslovena Zaliv (Golfo), en la que Kocbek denunciaba la ejecución de 12.000 milicianos anticomunistas eslovenos, reavivó las persecuciones políticas en su contra. La intervención de su amigo el premio Nobel Heinrich Böll ayudó a aligerarlas.
Durante muchos años trabajó como traductor. Entre los autores cuyas obras abordó destacan Balzac, Mauriac, Maupassant y Saint-Exupéry
Edvard Kocbek murió en 1981 en Ljubljana.
Reconocimiento
En 1964 se le concedió el premio Prešeren por su colección de poemas Groza (Pavor).
En los campos
El árbol, la palabra y el hombre,
tres solitarios
en medio de la llanura.
Se miran entre sí,
ligados para siempre
por un recuerdo misterioso.
El árbol es silencio
la palabra es un pájaro,
el hombre es un oído.
El silencio, el pájaro
y el oído aguardan:
¿Dónde estará el viento?
La pregunta es amor,
el amor es viento
y el viento es el principio.
El árbol comenzó a susurrar,
el pájaro a gorjear,
el hombre a cantar.
El árbol la palabra y el hombre,
tres amigos de siempre.
Traducción: Justo Vasco.
En la puerta de noche
La madre a la hija de noche
cuando parte
linda y pulcra
la madre a la hija en la puerta
para detenerla...
la madre a la hija en la puerta de noche
para detenerla y decirle...
para darle el mensaje de antaño
la madre a la hija en la puerta de noche
el mensaje de tiempos antiguos y hoy vergonzante
y por eso se le hace un nudo en la garganta y no le salen las palabras
y no puede decir la única frase salvadora
como ninguna madre pudo
ninguna madre a la hija en la puerta de noche
a la hija y a sus crías
porque la hija volverá
volverá cambiada
volverá con su fruto,
también a ella alguna vez se le cerrará la garganta
y a su hija y a la hija de la hija
en la puerta de noche...
Versión de Julia Sarachu
Sueños de horror
Hasta donde llegan esta noche mis sentidos, escucho el coceo,
los animales de todo el mundo se enfurecieron, presintieron
la extinción y furiosamente se enredaron en el anillo embrujado
todas las calles cubiertas de polvo, todos los horizontes llenos de humo
alarma mortal de los cuerpos poderosos, oscuridad anulada
desde todos lados un coceo ahogado de cascos
como si por un terremoto se hundieran las cadenas montañosas
o como si los océanos desbordaran las orillas
o las estrellas se desterraran del cielo vengador,
una desgracia sola, terrible, indescriptible
este temor nunca será comprendido por el hombre,
no hay salida, no hay salvación, manadas enfurecidas
crecen, se aprietan y se derriban una a la otra,
se clavan, tiemblan de horror y echan espuma,
producen estrépito y aúllan, obstinadamente se enfurecen y mugen,
se sofocan y avanzan hacia el anillo embrujado, regurgitan,
caen y se levantan, se arrancan los ojos, rugen,
aúllan roncas, desgarran sus tripas, resollan,
así vibran por todo el universo oscuro,
aúllan sin cesar, mugen y se pisotean
se empantanan a través de su sangre, aúllan a la última
angustia del mundo, caen, aúllan, resollan, mugen
y sin ayuda se extinguen en sí y en mí.
Versión de Julia Sarachu
Ya no está el amo
A la luz clara de la luna se abre
una dulce vista del cosmos
pero me molesta; o algo le falta al ojo
algo anda mal con la imagen del mundo
me vuelvo intranquilo y siento:
ya no hay amo.
Un aplastante vacío está en los colores
susurra un repentino temor en mis palabras:
ya no está el amo.
Miro al sol y a la gente,
se encuentran fugazmente, al trasladarse
y no se comprenden ni en las pequeñas cosas
ahora sé: ya no tenemos amo.
Miro obstinadamente y hacia delante, aglomeración en la historia
y vacío en la ciencia y las leyendas:
todas las totalidades se desmoronan, porque ya no hay amo.
Ya nadie sabe que es el bien y que es el mal,
los hábitos se trituran, la muerte aterroriza a la gente:
en silencio saben: ya no conocen un amo.
Los niños empezaron a crecer rápido y amarse
como yuyos venenosos y salvajes, porque no está
el amo. Alguien suavemente desató
la música, todos los demás borrachos
la taparon con gritos, porque ya no conocen el temor
al amo. Una joven en el rincón derecho
me mira, otra llega del lado izquierdo
y de pronto hay una multitud de gente libertina
como si ya no hubiera mandamientos y prohibiciones,
sobre nosotros rumorea el viento y el mundo
se vuelve al revés, las corzas corren por nuestras
sombras, los peces atraviesan veloces nuestras vallas,
ya no está el amo.
Versión de Julia Sarachu
Del amor
Debés ser lo más simple posible
esa es la entereza perfecta
cuando sos fresco y nuevo
bien sabés que todo es pobre
menos el silencioso acto de amar.
Las fuerzas me llegan de las raíces amargas
y de las ceremonias de la tierra invisiblemente profundas,
donde todos estamos en casa y estamos ahora
solo en un corto y alegre viaje.
Amar es el acto más completo del hombre,
solo podés cumplirlo como un ser vivo
dispuesto para el viaje inesperado,
todas las otras maneras son logros ficticios.
Todo lo demás es una fuerza mentirosa y aparente.
Solo en el acto de amar nos purificamos
para el futuro y nos preparamos
para la vida del espíritu. Por eso
las jóvenes bellas conocen el desdeño
y son en el amor alegremente indolentes.
Bajo las estrellas hay justo espacio
para el acto de amor completo. Vayamos en paz
hacia la noche desconocida y fértil.
Versión de Julia Sarachu
El poema del tiempo
Dicen: el tiempo del poema declina,
el hombre vendió lo que le sobraba,
cansa conseguir lo que falta,
el miedo a la muerte destruye
una poética tras otra,
lo que escribimos, son solo signos,
solo el loco es, lo que no es.
Todos estamos en un espacio agotado.
El tiempo declina y vuelve a surgir.
Cada tema es milagroso.
Cada desorden es remedio.
La fuerza y la inquietud no cesan.
El hogar partió hacia el extranjero
como una joven frente al espejo,
que se alegró al ver su rostro;
el mar es inmensamente profundo.
Ahora estoy volviendo, querida mía.
Resplandecen las primicias en la mano de la jardinera.
Su gesto se renueva siempre.
La copio en el tatuaje
de todo lo que está vivo y pierdo el miedo.
De las siete heridas de la sagrada locura
se desprende una embriaguez increíble del lenguaje.
Me marcho hacia las regiones salvajes.
Convertí todos mis campos en tierras baldías.
La reina copula incesantemente.
Me van a reconocer por los pies descalzos
y por el sueño profundo sobre la montaña,
que se fue con el profeta.
Versión de Julia Sarachu
http://www.no-retornable.com.ar/v9/poetas/sarachu.html
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Traductora
Julia Sarachu nació en La Plata, Argentina, en 1976. Es Licencia y Profesora en Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Trabaja como profesora de Prácticas del lenguaje en enseñanza media, superior y capacitación docente en la ciudad de La Plata. También es investigadora de la cátedra de Literaturas Eslavas de la carrera de Letras (UBA), y cursa el segundo año de estudios de Doctorado en Letras (UBA). Forma parte del grupo que dirige la editorial Ediciones Gog y Magog, especializada en poesía y narrativa latinoamericana contemporánea, y traducciones. Publicó Transformaciones (2004), Cuatro ojos ven más que dos (2005), Las bellezas del lobo (2007), Muñequitas rusas (2009); y las traducciones de poesía eslovena El imán del poeta de Simon Gregorcic (2008), La tierra desolada de Alojz Gradnik (2009) y Mujer ajenjo de Svetlana Makarovic (2010). Actualmente trabaja en la traducción de una antología de poemas de Edvard Kocbek. La traducción de Cinco brotes de una planta del este de Edvard Kocbek fue hecha con la colaboracion de Mojca Jesenovec.
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