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miércoles, 19 de octubre de 2011

5152.- GÖRAN SONNEVI


Göran Sonnevi (Lund, 3 de octubre de 1939 ) poeta y traductor sueco.
Creció en Halmstad y realizó estudios superiores en la Universidad de Lund.
Vive actualmente en Järfälla.
Con su novela Oceanen, ganó el Premio de Literatura del Consejo Nórdico en 2005.
Estudió humanidades en su ciudad natal de Lund y terminados sus estudios en 1964 se trasladó a un barrio periférico de Estocolmo, desde donde con una visión crítica de la historia del siglo XX, trabaja en una obra poética extensa que cuenta con más de una decena de títulos.
Centrada en sus libros más conocidos como El lenguaje inacabado de 1972, Lo imposible de 1975, Poemas desordenados de 1983, El árbol de 1991, El Tercer Cerebro de Mozart de 1996 y El libro de los sonidos de 1998, Que trata de nosotros es una primera antología que recoge esta labor desde 1965 hasta nuestros días.

A Göran Sonnevi, un poeta comprometido con las causas más desfavorecidas, se le reconoce por intercalar referencias personales con noticias de la sociedad del momento. Su escritura se empeña en interpretar al hombre con la fuerza y el vacío que adquieren las palabras, y en su poesía esta realidad se descubre con numerosas interrogantes que persiguen la reflexión de los lectores.

Bibliografía
Outfört (1961)
Abstrakta dikter (1963)
ingrepp-modeller (1965)
och nu! (1967)
Det gäller oss. Dikter 1959-1968 (1969)
Det måste gå (1970)
Det oavslutade språket (1972)
Dikter 1959-1973 (1974)
Det omöjliga (1975)
Språk; Verktyg; Eld (1979)
Dikter 1959-1972, rev. utg. (1981)
Framför ordens väggar (traductions), (1992)
Små klanger; en röst (1981)
Dikter utan ordning (1983)
Oavslutade dikter (1987)
Trädet (1991)
Mozarts tredje hjärna (1996)
Klangernas bok (1998)
Oceanen (2005)








XXXVI

También yo participo del proceso interior
de aniquilación La sociedad en la que entramos
cada vez más desintegrada, cada vez más
desaparecida Si yo entonces gene-

ralizase esto Si diese el salto a
la sociedad de la aniquilación No estamos
allí, aún no Todavía la destrucciçon externa
acontece en las periferias, no

aquí No hay alternativa alguna
Veremos este proceso mirándolo a los ojos
Incluso con ojos petrificados nos veremos

mutuamente No hay remedio
Vemos la aniquilación interior del corazón
Vemos las imágenes destruidas de nuestros cuerpos

Göran Sonnevi (1981): Suaves acordes; una voz.
Extraído de Litoral, nº 127-128-129









UNA MADRE

Una madre está delante del edificio inconcluso
de una Central Nuclear
Lleva al hijo como protección
contra las rabiosas imágenes
dentro de su cuerpo
Afuera el Mar es gris
La Tierra es gris
el hijo dentro todo
gris
La madre gris, en espera
del lento
invisible dolor.









HANNAHUSET, KALVÖN; AÑO 2000

Es enorme el mar Las islas del archipiélago
se pierden en lo luminoso Demarca
los contornos Veo los faros de Ursholmen El lomo arcaico de Ramsö,
púas de un animal, tras de él Koster, como masa mayor
Esto es Kalvön Vinimos en un pequeño bote plástico a motor
La salpicadura de las olas me empapó, me acurruqué, metí las piernas en
una bolsa plástica, pedí prestado un impermeable, amarillo Aquí en el monte
está Trojeborgen, el laberinto Un cerebro, dijo Lena Yo contaba
las capas de anillos, llegué a ocho El lóbulo interior
una forma fálica, apuntando hacia el norte Otro día
entraré al laberinto, solo Ahora oigo a Kerstin y a Lena
en la cocina Göran no está, ha muerto Ahora es el medio verano
su año primero en la muerte Es la misma la lucha, inmutable en su cambio-

Canta la curruca En torno a la casa anda la lluvia
¿No está aclarando hacia allá, a lo lejos? Miro sobre la pradera de hierba
Un granero rojo, algunas casas blancas El papel en que escribo se arrolla, húmedo,

Por la noche anduvimos en la luz blanca Otra vez en el monte
Vinimos hacia el agua desde la casa al cabo, la cabaña de pescadores donde viven Inger y

Anders Pronto iremos hasta allá, a encontrarnos con gente
Con aguardiente, vino Vendrán conversaciones con los amigos, sobre la vida y la muerte-

Anoche pensé que los pasajes del laberinto de Trojeborgen, en el monte
son un signo cósmico Que el laberinto son las órbitas planetarias
en sus impenetrables matemáticas, sin las simplificaciones de
Kepler y Newton Me pregunto si el cerebro, si él también podrá
ser visto en otro modelo cosmológico; como si la creciente complejidad del universo
pudiese llevarnos a otra forma de comprensión...
En la clara noche gris he tomado en mi mano un cocuyo Su lámpara lila
iluminó la piel de la mano Cuando lo llevamos hacia la luz eléctrica brillaron sus articulaciones en verde Volví a salir, lo dejé en el sitio donde lo había encontrado
Cuando pasamos la pequeña ensenada en la noche brotó humo del motor del bote
Cuando se detuvo, Lena tomó los remos Nos vi ardiendo en un mar de gasolina...
Cuando me inquietaba pensando en cómo podríamos volver en la noche
llegaron los pensamientos y las órbitas planetarias Seguramente alguien ha pensado esto antes

Me imagino la gente que construyó el laberinto Que ellos vieron las mismas islas, el mismo mar

Y la misma luz, la misma luz nocturna en la noche clara Entonces no se veían los planetas,

salvo Venus posiblemente Seguimos su luz Me asomé al claro fondo del mar,
las estrellas marinas, los movimientos de los cangrejos La encina de mar oscilando Los mejillones
Pensé en la muerte marina; en las profecías sobre ella, erróneas Sin embargo el mar muere

Sucesivamente desaparecen especies Una transformación del mar, ¿en qué? En una
fisura de diabasa
del monte había una esquirla de mina de la Segunda Guerra Lasse examinó
el hueco de su púa, buscó restos de su plomo Recién después
alguien me recordó que su padre murió en una explosión de mina en el mar
hace 60 años Lasse lucha ahora con el cáncer, está delgado, muy amarillo, se mueve
ágil sobre las rocas
Habla del lugar que quiere mostrar sólo a los amigos cercanos, es
una cantera frente al monte En el medio está lo que fue el Despeñadero de los Cuervos
El nido ahora desierto, alguien mató los pájaros Luego veo una pareja de cuervos volando

No era ningún drama lo del motor del bote En la borrachera
del medio verano se olvidaron de la toma de aire, el motor murió
Nos movemos a través del paisaje de la isla, una magra procesión, irregular
Vemos flores extrañas, la amapola de la costa, la hierba de ostra
En la noche del medio verano yo mismo vi la hierba de ostra, degusté en sus hojas
el sabor a mar, a mejillones Como una especie de mimetismo de sabores
Hoy llueve Esperamos un barco de Koster, con Linus
y sus amigos, y el envejecido Harkisan Surjeet Singh, que no he visto
desde 1985, cuando lo llevé a él y a Göran y a Lena a Furusund
Hablamos toda la noche Sobre Afganistán Sobre la Unión Soviética y su
relación con el Tercer Mundo Tengo una solución, dijo Yo
no le creí En la lucha contra los ingleses había estado en la cárcel
Para él, y para muchos como él, los movimientos marxistas-leninistas eran
lo único a la vista Nadie puede convencerlo de lo contrario
Tal vez no vengan Tal vez llueva demasiado esta vez
No sé si esto será una entrada ¿A qué? ¿A un nuevo
universo? Como si hubiese una fila de nacimientos Como un hilo de huevos,
cada vez más pequeños, en la entraña de la gallina Mi padre la abrió, y la vació
Hace 50 años que mi padre está entre los muertos Ahora tiene compañía
Pronto estaré también yo allí; no sé dentro de cuánto
¿Serán antes de eso nueva forma, nuevos pensamientos posibles? El potencial
creador es enorme En todos los seres vivientes Tal vez también
en las organizaciones no vivientes En la autopoiesis Eso dicen
algunas de las teorías La forma de la teoría está en la huella del laberinto del monte...

A unas decenas de quilómetros de aquí está Pentti, en otra isla, junto a otra monte,
otro laberinto Hace tiempo está entre los muertos Yo lo defiendo, describo su enfermedad, con exactitud, como yo la recuerdo
¿Llegó casi a la misma edad de mi padre? No tengo aquí, en la isla,
la posibilidad de constatarlo Pero eran de la misma edad ¿De qué estarán hablando?
Extrañamente pienso que podrían estar de acuerdo Pentti observó
cuando corté con el cuchillo el extremo del huevo Para él fue la señal de que yo no
pertenecía a la clase alta
Soñamos el sueño de la sociedad sin clases ¿Tendríamos nosotros más éxito?
Lo he preguntado antes Escribo esto en la habitación de uno de mis otros muertos
El último en la fila Él me desafió a que osara llegar hasta aquí
Ahora estoy aquí Lena quería que juntásemos piedras Esto es mío
El sistema vivo de relaciones del mar Desde el plancton más mínimo
filas de organismos, hasta los animales mayores Las corrientes de
sales, cienos, piedras de la tierra y las montes Desde los profundos
volcanes marinos, sus organismos singulares, más allá del círculo de los ácidos
Las estrellas de mar yacen inmóviles en el luminoso fondo Un gran cangrejo
se entierra, descansa allí inmóvil, a la espera Sus ojos ven
Las algas ocres se mueven, en los pequeños remolinos, ecos de las
olas mayores, fuera de la ensenada, fuera del archipiélago Esta noche inquietud
por el otro viaje por el mar, por no poder llegar
Oímos relatos de accidentes, de los caprichos del mar Cómo en un
instante llega la tormenta Y de un cuerpo hecho carne picada
contra las bellotas de mar de las rocas La roca oscura, junto al despeñadero
de los cuervos
Los volcanes están lejos Los más cercanos han muerto hace tiempo, exterminados
Recuerdo los cristales que de niño yo juntaba junto al pie de Kinnekulle,
oscuros, en forma de bastones Como en una sala interior, densa de columnas
Donde la luz cesaba
De camino a la cima recogíamos cerezas silvestres, claras y oscuras
Era cuando mi padre aún vivía; las llamaba moritas Hoy
es el tercer aniversario de la muerte de mi madre Comienzo de su cuarto año en la
muerte-
Tú, querida amiga, eres muy suave Siento tu nariz junto a la mía, la suavidad
especial de tus labios

Leo en las primeras páginas de la Odisea Sobre las bellas sandalias
de Palas Atenea; ambrósia chrýseia, las que la transportaban sobre el agua
y la tierra sin límites Inmortales Doradas Cual vientos de tormenta
Así comienza la diosa su intervención en el destino de Odiseo, luego del consejo
con los otros dioses, en ausencia de Poseidón ¿Qué dios falta aquí
qué monstruo está en el centro del laberinto del monte Acaso alguno?
¿O es el hombre interpretador de los astros Hacia la estrella polar, en torno a la
cual todo gira?

Esto era Kalvön Nos movemos sobre el monte hacia el cabo al noroeste
en el viento fuerte, buscamos refugio Pasamos junto a las ovejas con sus corderos;
a lo lejos se ve el ganado de tierras altas, de largos cuernos Los pequeños, negros
corderos nos miran, balan un poco Un ostrero vuela
Por el cabo dos gaviones atlánticos, en un pequeño islote, se elevan con
poderosos, negros aletazos Aquí está el canal Una ramificación del
fiordo de Koster, creo Una colosal, roja quemadura se mueve
en el verde oscuro, pulsa con flameantes movimientos El viento amaina un poco
Volvemos hacia el monte por el prado He buscado cristales de roca,
para ti, mas ninguno encontré Vuelvo al laberinto Tú
me sigues Luego vamos por sus cósmicos anillos; diferentes caminos
Yo he fijado los puntos cardinales; dentro de lo posible El centro fálico
que también puede ser forma vaginal, está en dirección a la estrella Polar Invisible a
la luz de la noche de verano En dirección a ella hay también una grieta en el monte
Veo que pliegues del mar se observan al este y al oeste En base a ese signo
fijo rumbo otra vez Como si el extravío en el laberinto fuese el único
punto de partida Que esto he de saber Y enfrentar al monstruo En mí
O fuera de mí O yo mismo El espacio de las relaciones se tensa
Como si las entidades, los objetos, las cosas se crearan sin cesar Como si ellos
surgiesen desde su imposible contrario, el imposible Océano Palpitante en su infinitud...
Por la noche, bajo nubes grises azuladas, vamos hacia el extremo oeste de la isla Allí están
los fondos casi muertos Las algas cubiertas de cieno Sobrealimentación, digo,
como si supiese Subimos al pequeño monte que cae a pico
Allí crece sedum blanco y sedum amarillo, abajo, junto a los muelles, ajo oleráceo Veo la
lluvia
llegar, desde arriba de Koster, subo apurado hacia la casa, es pequeña, blanca, bajo
el monte La ventana por fuera, encima, tiene pintados ribetes, lazos azules

(de Oceanen (Bonniers, Estocolmo, 2005)

(versión española: Roberto Mascaró)








Esto es locura

Esto es locura Esto es
darse por vencido de antemano, en
un disfrute de la aniquilación Dejadme
pues mirar también esto cara a cara, parte
del proceso Tampoco la vergüenza puede
ser completa Destruido, toco
tu corazón Destruido, toco
mi propio corazón Latimos entonces
en un doble latido, en una mutua
destrucción Me pediste que viese tu
pobreza Te pedí que vieses que yo no sabía
nada Los restos del lenguaje destruido
se mueven dentro de mí Sólo existe este
movimiento, aquí Hacia el agua Hacia la vida








EN sótanos con aire acondicionado
se vuelve a preparar la tortura
en Europa.
Alguien escribe el programa para la computadora
en busca de una tortura
óptimamente eficaz.
Ni siquiera la relación entre torturador y víctima
seguirá siendo personal,
ni siquiera
será posible
un amor así.

(Poema de Det omöjliga, 1975)
Que trata de nosotros
Traducción: Francisco J. Uriz


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