Pierre Garnier nace el 9 de enero de 1928 en Amiens (Francia). Estudia filología alemana en las universidades de la Sorbona, Friburgo y Mainz. Más adelante será profesor de alemán en su ciudad natal. De su época universitaria data su contacto con la escuela de Rochefort, y con el grupo surrelista de Aragon, Elsa Triolet, Eluard, Seghers y Roy, con quienes terminará rompiendo. Casado con Ilse Göttel en 1952, publica en esta época sus primeros libros de poesía: Les armes de la terre (1954), La Nuit est prisonnière des étoiles (1958) y Seconde géographie (1959). A partir de 1962, con su Manifeste pour une poésie nouvelle,visuelle et phonique, Pierre e Ilse se centran en la poesía experimental. Como máximo representante francés del espacialismo o poesía espacial, Garnier publica a partir de 1963 numerosos manifiestos y poemas en la revista Les Lettres. En 1968 aparecen Spatialisme et poésie concrete y Perpetuum mobile. En total, ha publicado hasta la fecha 64 libros de poesía en francés, alemán y dialecto picardo, 12 libros de ensayo y poesía con Ilse, y 21 ensayos y traducciones, fundamentalmente del alemán (Goethe, Novalis, Gottfried Benn y Nietzsche).
La presente obra fue publicada por primera vez en edición bilingüe, con traducción alemana de Fritz Werf (Die Andere Zeit / L´autre temps. Poèmes de Saisseval, Andemach, Atelier Verlag, 1993), e inglesa de Alex Fischler (Poems of Saisseval, Goodhue, Minnesota, Black Hat Press, 1995).
Actualmente, Pierre e Ilse viven y trabajan en la antigua rectoría de Saisseval. La Universidad de Angers celebró en 1997 un coloquio internacional sobre Pierre Garnier, y la Biblioteca del Departamento del Somme le ha dedicado recientemente la exposición Pierre Garnier, le parcours d´un poète. En noir en blanc et en couleur (catálogo del mismo título editado por la imprenta del Conseil Général de la Somme, septiembre 2002).
Los últimos libros de Pierre están dedicados a su tierra natal, Picardía:
Picardie, Éditions la Vague Verte 2007; Cronique des paysages picards, Éditions Librairie du Labyrinthe 2008.
El el 2008 la región celebró el 80 aniversario de Pierre Garnier, su poeta nacional y el más universal, declarándolo année Pierre Garnier. El mismo año, Éditions des Vanneaux comenzó a publicar las Œuvres poétiques de Pierre Garnier.
ESTE PAISAJE de bajas colinas
redondeadas
para que el tiempo se asome un poco
(el tiempo se alza apenas sobre el espacio,
trabaja en nosotros y en los árboles)
sobre los estanques lisos pasa
el tiempo que hace
moriré: nada habrá cambiado
ni los taludes ni los avellanos
ni esta geografía que es un poco historia
estos pájaros, estos árboles
que no nos deben nada
que nunca hemos ayudado
que han creado sus civilizaciones
solos-
y que no inscribimos en nuestras historias
ni en nuestras geografías
a menudo, a la salida del pueblo,
me encuentro con el hombre desierto, solitario, triste
de hoy
más lejos, más allá de no man´s land,
lo que queda del paraíso
sus cantos y sus muertes
se encuentran en el pueblo todavía
campesinos de la Edad Media: la lluvia
y el buen tiempo
ocultan para ellos las noticias del mundo
al mediodía la iglesia toca dos veces
doce campanadas
-lejos, en los campos.
aun antes de oirse,
se ven las palomas volar del campanario
y dar vueltas al pueblo
los cazadores quieren sorprender
a los que aún resisten en los bosques,
en los llanos
los hombre solitarios, desiertos, tristes,
viles de hoy en día
el temporal llega, es un gran campesino,
aquí la lluvia, el viento, la nieve, la luz son personas...
¿conoce este campo la Europa de hoy en día?
¿Gorbachov? ¿Major?
Evidentemente los conoce.
todavía mueven sus palabras
como no ha mucho las fichas de dominó
en el café que cerró después de tanto tiempo
el campesino desierto, solitario y triste
de hoy en día
los caballos casi han desaparecido
también los hombres casi han desaparecido
el gavilán se lanza todavía
como un ataque al corazón
aquí nadie viaja mucho:
atraviesan el año
y ya es un largo viaje
a veces un pedernal sobresale en el campo
o la grava se amontona
en lo alto del jardín:
las piedras no están muertas.
tienen inteligencia:
se ve en la blancura brillante de la creta.
la mariposa, dicen, es un ejemplo de simetría.
diríase también que está escindida:
según la alegría o el dolor.
los aldeanos en sus campos
conservan un aspecto miserable:
el color de la tierra.
no son ricos los ratones,
aunque tengan blandos nidos,
no es rica la amapola
ni la espiga de trigo.
la escritura minúscula
de trazos finos y gruesos
la inventaron los insectos
y yo la pongo en versos
el jardín de la rectoría no ha cambiado
tiene siempre su muro con techo de pizarra
por detrás pasa Dios cada mañana
para ir al trabajo
en el jardín hay árboles
que son buenos obreros,
no sólo los frutales
hubo tantas batallas en esta tierra,
que eso le da la paz de los muertos.
el maestro traza en la pizarra
una horizontal:
la muerte, piensa el niño-
niñas, petirrojos, jardines, estrellas
erais el más allá
que yo intentaba alcanzar
después viene la muerte: el más allá sin más allá
les mataron en un campo
el 6 de junio de 1940 a las siete de la mañana
como hoy a las liebres
pronto la muerte vendrá sólo del hombre
las manzanas,
se las ve que están girando
en la densidad
detrás de los segundos aparece otro tiempo
que el hombre no cuenta
que ya no es el tiempo que hace,
sino el tiempo que hace
la leche y las hojas.
lo raro es
que no se puedan recortar los seres
-que incluso el Ser no pueda recortar los seres-
y otra cosa rara
que los seres no puedan recortar al Ser.
lo más luminoso del hombre,
me dice un campesino,
son sus manos.
en el desván, bajo el tragaluz,
se reúnen
la luz y el polvo
iguales y distintos
la liebre
con su lomo arqueado, sus largas orejas,
su pelaje otoñal:
ella es el mundo.
la llama de lo Desconocido (-a)
el bosque y el ser
una rima rica-
y sin embargo extraña
los vientos raramente se presentan-
llegan para arrancar,
cuando están casi muertas, las hojas-
¿quién dice la hora al viento?
¿de qué reloj se trata?
este petirrojo
a pesar de su aire diminuto
os hace reposar de los títeres que hicieron la historia
-ya demasiado vistos.
constelaciones colgando
-¿de qué esperanza?
en la pequeña charca de la fuente
viven microbios y gusanos del cieno-
río abajo espinosos y foxinos,
más abajo las truchas:
la vida tiene así la medida exacta
del espacio y del tiempo.
el maestro dibujaba triángulos,
círculos, cuadrados
«Dibújenos la Osa Mayor», pidió el niño.
al final del día
las vacas y su leche
no son más que un soplo de aire
pero esta luz dorada en las ramas
es un petirrojo.
el viento se aleja, tiende sus velas
por la llanura, en las colinas.
es el otoño. rastrillo las hojas.
recojo las manzanas.
ahora lo sé:
el verano no fue.
recordaba el tazón de la abuela
un gran tazón
que le decía que sus labios eran redondos
como lo es la tierra
los niños retorcían sacos
llenos de barro:
salían maravillosos gusanitos de cieno
rojos
de pie y bailando como hombres salvajes
el cerdo está crucificado, cabeza abajo.
en el corral de la granja
su carne limpia es una fuente.
está escrito en una tumba:
«Sigo sin saber».
este aldeano me dice que come sólo pan
que bebe sólo vino
encuentra en el fondo de uno y otro
la línea recta.
como los perros y los pájaros
el niño murió hacia los doce años
veía crecer su cuerpo
-sin poder hacer nada
ni siquiera podarlo
como si fuera un árbol.
en el camino
la luz
la Luz
-¿minúsculas? ¿o mayúsculas?
el azar es el azar, dijo el maestro
el niño veía el azar:
una montaña alta.
el niño andaba por el camino
pero sabía que el horizonte
era el mejor camino.
SAISSEVAL es un pueblo que se basta,
mucho espacio, mucho tiempo,
su historia tan revuelta como la prehistoria
-no se sabe-
pero las estrellas están muy cerca
el día tiene veinticuatro horas, dice el maestro
veinticuatro columnas, piensa el niño
el tío Pierre el jardinero me enseñó,cuando yo era
niño, corolas coloridas y ligeras
«son cosmos», dijo él,
confirmándome, sin saberlo,
el número inmumerable de los mundos
de repente el petirrojo aparece
rojo y negro -un corazón
al borde del seto
-y se pone a cantar
arrinconado como yo
entre estas dos montañas:
el Nacimiento y la Muerte
la leche ya no es blanca
es redonda
los hombres saben que no la reciben
más que en cántaros, en cuencos,
en tazones
todavía hay pobres en el pueblo
esta vieja no bebe más que leche
volviendo cada mañana y cada noche
a su origen
que es también el del mundo
el caracol es mi animal-tótem:
esta columna enroscada en torno a un punto
es también el mundo
el paisaje tiene las sorpresas de un teatro:
los hombres desaparecen tras los terraplenes
las vacas rodean las colinas
y reaparecen
de golpe se hace de día
el petirrojo
está posado ahora en una
ramita
-otras ramitas tiemblan
en el petirrojo
los árboles trabajan,
son buenos obreros,
ellos se levantan
y hacen su trabajo, cada vez más fino
esta tierra estaba antes viva
ya no es más que ceniza y estiércol:
la Tierra envenenada empieza aquí cerca del pueblo
el campo es un campo de concentración
los trigos están sembrados tan juntos
que el agua de lluvia no llega al suelo
mirad, hay barracones
donde crían pollos en serie
muertos antes de nacer
la muerte viene ya sólo del hombre
feliz mariposa:
esa pequeña historia que va de flor en flor
la luz de la luna
la luz de la vela
sólo se debería leer a su luz
el carretero buscaba el corazón hermoso de los olmos
hacía con él cubos
sobre los que giraba la rueda
última invención del mundo
ya no se encuentran muchos hombres
los campesinos van en máquinas
sólo se ven hombres en la época de caza
de verde y con fusiles
Dios ya no detiene en ellos su mirada
sin embargo nada cambia:
cuando el grano de trigo
se hace pan
conserva su corteza y su miga
el jabalí muerto:
la muerte estuvo ahí,
resurge unos momentos
bajo las cerdas
por todas partes los hombres ponen relojes
que se les parecen
y que les separan del mundo
el último elefante va a morir
el bosque me dice que el elefante
era aún más bello que el más bello
de sus árboles
la mirada de Dios nos ha dejado
no hace mucho aún los Reyes Magos
entraban hasta la iglesia
ahora llegan como mucho
hasta los bosques
es una iglesia donde ya no hay
preces
se han hecho tan raras como las liebres
liebres rima con preces
en este aldeano
una forma no es de este siglo,
su rostro es el del villano,
aunque no es eso,
es algo más profundo en su interior
esta forma va con la vaca
cuando ella le sigue
y la vaca lleva en sí
la silueta del aldeano
yo estoy muerto para los que tienen veinte años
y ellos están muertos para mí-
de año en año
más cerca de los árboles,
de su lengua:
unas semillas, unas sílabas
al acercarse al pueblo
se distinguen las voces del patio de la escuela
del corral de la granja
del cercado de los jóvenes manzanos:
a menudo las mismas voces.
mi perra hace grandes esfuerzos
por articular, se explica:
quisiera hablar:
lengua y poema vienen del mundo
el cementerio está entre las últimas casas
y el bosque
tiene la forma rectangular de un pequeño puerto
cada tumba lleva un mástil
pero ninguna se mueve
a pesar de los tractores
siguen siendo pobre gente,
pobre perros,
pobres ardillas,
la muerte viene a buscarlos en medio de su vida
y merecerían una recompensa
por haber sido tan pobres
el tiempo que pasa
el tiempo que hace
el tiempo que hace el mundo
«hay que hablar a las plantas», me decía el tío Pierre
el jardinero
que conocía bien la coexistencia de los mundos
el anillo de oro de mi abuela
era un pueblo maravilloso
con reflejos y ecos
dicen: hay gallos, pollos,
patos, estiércol, un estanque,
¿es una granja?
¡hoy sin duda es una iglesia!
la luz de los trigos
es distinta a la de las ovejas
-y es sin embargo la misma luz-
las vacas avanzan
con los cinco continentes en su piel
el verdadero mapamundi
las vacas viajan cada día con la tierra
dando con la Tierra
la vuelta al mundo
este petirrojo subido al arbusto
está también subido al poema
a las siete de la mañana y de la tarde
las campanas tocan movidas por la electricidad
-ya no hay cura ni misa
las campanas tocan solas
en el prado de al lado
un árbol grande, un arado viejo,
ovejas, corderos
-este cuadro le habría gustado a Werther
y también a los Evangelistas
para quienes el cordero de Dios era un poquito
el cordero de la oveja
aquí cuando hojeo un libro
es una rueda que gira
-he aquí que hace mucho que ya no leo nada,
pero miro volver las páginas
como la luna, las estrellas, las hojas, las alas
raros son los aldeanos que no están bautizados,
ni los pájaros ni yo lo estamos
por eso nos entendemos tan bien
con los árboles, el viento, el cielo
-perfectamente con Cristo
fuera está la noche, el frío, la nieve,
se duerme con la cabeza bajo el ala
para germinar
la rectoría donde vivimos
guarda un poco de historia
-como las colinas
la calle del Molino, la calle del Bosque.
la calle de Saissemont, la calle de los Valles.
aquí los pasos van hacia las cosas,
sabemos hacia dónde.
al salir del pueblo
se entra en la escasez
de la hierba, de los trigos
-esta escasa capa de humus
pájaros y corzos abundan aquí
escapando
por el estrecho margen entre la vida y la muerte
mientras los hombres agotados vuelven
a alta mar
los hombres
-como los europeos en África
son pesados y toscos
pero la alondra el corzo el trigo
son elegantes
la luz lo une todo: voy al campo
como a uno de esos cuadros
donde el ciervo y los árboles están pintados con los mismos
óleos
paseándome por el corazón de África
he vivido en esta rectoría de Saisseval
plantado e inmóvil
viajando el cuerpo ya no se mueve
el mundo no es tan grande como los hombres
dicen
si no el mundo disperso ya no sería
el «mundo»
alrededor de Saisseval
las estrellas son como indios
en las colinas
además, la Estrella de Navidad y la Estrella Roja
eran estrellas de verdad
nos fiamos de cálculos falsos
las estrellas están cerca
el arco gótico de la vieja casa señorial
recibe cada mañana a la Tierra,
con su misma parábola
y la Tierra entra
el viejo caballo me devuelve de allende
al centro:
al camino por donde camina el viejo caballo
al final del camino de repente
no queda más que luz y polvo...
(dicen que Dante, tras visitar el Paraíso,
se volvió taciturno)
me he encontrado al hombre pobre
de hoy en día
el hombre sencillo ha desaparecido
quiero decir
el que se daba su tiempo
el aldeano ya era más que medio de tierra
el marinero era ya más que medio de mar
la tierra y el mar sólo tenían que subir un poco
el hombre muerto de hoy en día
-el que vive más tiempo.
_________________________________
Sobre la traductora de Poèmes de Saisseval, Milagrosa Romero Samper
Milagrosa Romero Samper es doctora en Historia por la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido profesora durante diez años en las universidades de Trento, Católica de Milán (sede de Brescia) y L`Aquila (Italia). Actualmente enseña Historia Contemporánea de España en la Universidad San Pablo-CEU y es responsable de numerosos trabajos y publicaciones en este campo.
Además es autora literaria y traductora. Entre sus libros de literatura se encuentran títulos como Diario Fiorentino (2001), Lisboa. Saudades (2008) y Unicornio (2009). Como traductora se ha encargado de la obra de Michael Yevzlin (El jardín de los monstruos, 1999), Alexander Pushkin (La dama de picas, 2001), Pierre Garnier (Livre d´École. Poésie Spatiale, 2002; Une nativité. Poésie Spatial, 2004; Poemas de Saisseval, 2003; Le Poète Yu, 2004) y Sergei Birjukov, de quien acaba de aparecer en libro, de manera simultánea a esta publicación, la obra Sphinx.
mrsamper@ceu.es
http://www.ibioculus.com/
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