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lunes, 8 de noviembre de 2010

1939.- MANUEL LÓPEZ AZORÍN


Manuel López Azorín nació en Moratalla (Murcia), España en 1946. Se traslada a Madrid en 1954. En 1978 se matricula en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Reside desde 1982 en San Sebastián de los Reyes donde fundó el Colectivo Helicón de Poesía, dirigió y presentó Tertulias de Autor a través de CNTV, puso en marcha y dirigió el C.E.P en la Universidad Popular "José Hierro" de esta localidad, creó la revista "Poesía en la diana" y ha escrito guiones de cortometrajes sobre Claudio Rodríguez, José Hierro, Rafael Morales y Rafael Montesinos.
Ha colaborado en revistas de ámbito nacional e internacional.
Ha publicado los siguentes poemarios: Marasmo(1986). Vértigo , Premio Zenobia 1993. Amar es mi ejercicio, Accésit del Premio Joaquín Benito de Lucas 1997, Versos para despues de una película (1998). Libro del desconcierto, Premio de Poesía Rafael Morales 2000. Azul de los afectos (2001) Cronica de Babel, Premio Almedina 2002. De la vida y otros ríos(2003) y La ceniza y la espuma, Madrid 2008. Otros Premios: Ciudad de Alcobendas a la Difusión Cultural, 1999. Nacional de Poesía "Viriato" 1999 por el "Río de los ojos". "Ramón Rubial" 2000 y Albaricoque de oro por "Hay una luz. Moratalla, 2007.


WEB DEL AUTOR: SÓLO LA LUZ ALUMBRA
OTRA WEB DEL AUTOR




La casa del olvido

El hecho de escribir no es que me salve
de hacerle frente al mal, y de asumirlo
como entrada a la casa del olvido,
la casa de la cual nada se sabe.

El hecho de escribir, es que me vale
para poner al sol, mientras escribo,
la sombra en la que voy, como vencido,
envuelto en un temor que nadie sabe.

El hecho de escribir: sacar las dudas,
ahuyentar esta sombra que me envuelve,
dejar en el papel el miedo escrito.

Sé que el hecho de hacerlo no me cura,
pero alivia esta lucha que mantiene
mi vida con la casa del olvido.

Del libro De la vida y otros ríos






El miedo

Jamás el miedo tuvo casa propia.
Habita los rincones y socava los muros
para que pase el frío de la duda.
Penetra en los armarios, donde se guarda el sueño y la
( esperanza,
Junto al latido de todo lo querido y de las ilusiones.
No tiene casa propia. Se adueña de cualquiera,
si la percibe frágil, para debilitarla.
Puede erigirse en amo de las habitaciones y del tiempo,
de la decoración y de los actos.

Jamás permite el miedo que crezca, en la estructura, la
(confianza,
ni que la madreselva adorne la fachada con su aroma.
Desconcha la pintura con las vacilaciones,
aniquila la fuerza con dudosos adverbios…
y cierra las ventanas y las puertas
a certezas seguras, a posibles mañanas luminosos.
Deja, el miedo, la casa en la penumbra.
Con una arquitectura apenas sostenida, vacilante,
totalmente insegura, inhabitable… y sola.
Jamás el miedo tuvo casa propia.
Un molesto inquilino ha sido siempre.

De Libro del desconcierto







El valor relativo

No presumo certezas ni contengo verdades
absolutas y nunca me cuestiono el valor relativo
de los versos
ni la luz que desgranen
o la sombra que viertan las palabras
sobre quienes las lean.

Yo trato de encontrarme y de buscaros,
de abrazarme a la música
con su perfecto ritmo en las palabras,
en todos los sentidos.
No pretendo una estética concreta
ni solo contenido para escribir palabras y palabras.

Edificar la casa, darle luz a las salas,
sentido a los jardines, serenidad a todas las ideas,
sosiego a la emoción.
Las sensaciones…
ponerlas en su sitio.

Hallar conocimiento y desde él,
comunicar, si puedo, cuanto sé de lo vivido en mí,
(De ese tiempo que es mío y que me abraza
Como a todos vosotros.)
de lo que adviertan todos mis sentidos
sobre lo más hermoso, sobre lo más horrible,
para dármelo y dároslo.

De manera sencilla,
decir en lo que cuente mucho más
con las claves precisas del misterio y la magia
de lo que es poesía.

Abrir la caja mágica
para que vuelen las palabras, libres,
por todos los caminos,
por todos los senderos de la vida y el sueño.

(Es cosa de entomólogos,
me dice el cazador de las libélulas,
el que atrapa la vida por las alas de sílabas
en un preciso vuelo de emociones y músicas,
es cosa de poetas.)

No presumo certezas ni contengo verdades absolutas y sé bien que no importa
el valor relativo de mis versos
ni la luz que desgranen
o la sombra que viertan mis palabras.

Yo me escribo a mí mismo para escribir a todos
y ando perdido siempre entre las hojas
del claroscuro bosque en que habitamos,
acechando crisálidas,
tratando de buscaros, de encontrarme,
en este tiempo y esta historia nuestros.

(Y cómo darle caza al lepidóptero
si es cosa de entomólogos, poetas…)

Del libro Versos para después de una película









LA SIEMBRA

Presentí la llegada de todas las tormentas
y seguí en la tarea de trabajar los días
porque el hombre es más hombre si se afana en los sueños
de hacerse mientras cuida los campos que le siembras.

(Es más fácil, después, que florezcan cosechas,
recoger algún fruto que alimente el latido,
crecer en el camino hecho con pasos limpios.)

Vi al tornado tragarse, con sus negros anillos, la esperanza,
yo seguí en la tarea de aprender caminando,
de corregir errores,
de arreglar los destrozos...

(Todo sueño persiste cuando existe el propósito.)

Vi la astucia de los vientos metálicos
cercenar todo aquello que impedía su paso.

Yo persistí en mi sueño,
resistí como pude, caminando,
buscando dónde arar para sembrarme.

De esta tierra de siembra surge, fértil,
cosecha que reparto para todos.

Y me siembro de nuevo.

Del libro La ceniza y la espuma








En carne viva

A Rafael Arranz
A Francisco Salcedo
A Yolanda

ANDA el dolor del alma en carne viva
horadando tejidos y emociones
y anda la vida viva detenida
ahuyentando el dolor que, se propone,
ganarle la partida.

Anda la carne viva resistiendo
y en carne viva lucha y se mantiene
con la fuerza del alma, sin saberlo,
enfrentado a batallas que le hieren
para vencer el miedo.

Anda el alma perdida entre la carne
que viva y dolorida se conduele
y anda el sueño cerrando con alambres
-un punto de sutura que va y viene-
la herida de la carne.

Pero... ¿Y la herida y el dolor del alma,
quién le pondrá sutura a este desahucio?
Entre la carne viva el sueño vaga
y el alma dolorida, muy despacio,
le pone sueños para ver si sana.

Que anda la vida en carne viva...
y malherida el alma.








Poetas zahareños

Mis queridos y jóvenes poetas:
el poeta, poeta, nunca creyó en batallas,
ni en la lid ni en el sable
para obtener tiaras o tronos literarios,
tan ansiados por los ninguneadores,
porque nunca, jamás, actuó en bandería
ya que no es humanismo combatir
aliado junto al medro y la cucaña.

El poeta del que hablo es un poeta puro,
bardo sin ambiciones, tan sólo las del éxtasis,
buscador de palabras de belleza y justicia,
palabras repujadas o desnudas,
llenas de claridad y de misterio
porque todos sus verbos provienen de las aguas
que manan de Hipocrene,
agua, espuma de toda poesía
carente de exclusiones.

Así es este poeta: el zahareño que vuela libremente
en un vuelo de altura sin ambición mundana.
Verdadero poeta de poesía y vida.

¿Alguno de vosotros lo conoce?

Os puedo asegurar que sí que existe,
que yo conozco alguno que otro bardo
con el perfil descrito.
(Es una rara especie,
si no se la protege será extinta)







El afán de poder

Sabed que algunos
confunden el camino.

Por llegar a la cima se han perdido
entre los acomodos y el afán de poder,
entre los espejismos, del oasis que ven en su desierto,
y las degradaciones,
entre los consistorios y las editoriales,
entre los institutos y los despachos públicos...
para lograr el cetro y el laurel.

(Son arena de anhelos sin destino
por un viento que cambia los paisajes,
amurallando dunas de efímera belleza.)

Sabed que algunos
(¿Cuántos?)
confunden el camino y rompen, por sistema,
los ojos verdaderos de modos y de formas,
oscurecen las tardes sobre el agua que ansían
y se vuelven volcanes donde, solos, se queman
con las arenas-lava de su conciencia seca.

¿Confunden el camino?
Eligen el atajo de un fulgor instantáneo
y van entre las sombras camino de la tarde.

Entretanto los gallos – mientras cavan auroras –
(Luz de Miguel y luz de Federico.)
nos cantan anunciando las verdaderas luces.






Miles

Tened claro que existen
unos cuantos poetas genuinos
– algunos conocidos –
y otros muchos que anhelan que se les reconozca
como grandes poetas.

Se sienten importantes y, dentro de su círculo,

tratan de ser el gallo del corral,
cacarean, enseñan su plumaje
envanecidos, vanos, engolados,
impacientes y con cierta soberbia.

Lo cierto amigos míos
es que son unos cuantos y pululan,
alrededor del YO, disfrazados de auténticos.

Queridos jóvenes: id con cuidado.
Hay muchos impostores profanando
el sagrado lenguaje de la vida,
el lenguaje sagrado de los sueños.





¿Para qué?

Sobre la piedra viva,
sobre el papel escrito,
sobre el recuerdo trastocado
con el sólo propósito
de eternizar la huella del momento...

Es obsesión el éxito y pánico el fracaso
¡y no nos damos cuenta!
El éxito se encuentra en lo que hacemos,
si lo hacemos con ganas y con gozo,
y el fracaso es tan sólo circunstancia
y depende de qué opinión te crees
en relación con ella.
(Y de cómo lo vivas.)
Si la vida nos lleva hacia la muerte,
si la muerte nos lleva hacia el olvido
y el olvido se agranda con el tiempo
¿Desvirtuar lo ajeno
y engrandecer lo propio, para qué?

Pensad en lo que os digo.

Yo sé que casi todo ignoro,
pero no que los hombres
se afanan en ser únicos.
(Y eternos.)


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