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sábado, 23 de octubre de 2010

1799.- JOSÉ ÁNGEL LEYVA


JOSÉ ÁNGEL LEYVA nació en Durango, México, en 1958. Co-director de la revista de poesía Alforja. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía "Olga Arias" con el libro Entresueños, en 1990, y en 1994 el segundo lugar en el certamen nacional de poesía convocado por la Universidad Veracruzana. En 1999 recibió el premio del XXIX Certamen Nacional de Periodismo, en el área de reportaje cultural, otorgado por el Club de Periodistas. Ha publicado los libros de poesía: Botellas de sed, 1988; Catulo en el Destierro, 1993; Entresueños, 1996 y El Espinazo del Diablo, 1998. Autor de otros libros como El admirable caso del médico curioso: Claude Bernard, 1991; El Naranjo en flor. Homenaje a los Revueltas, 1994; Lectura del mundo nuevo, 1996; El Politécnico, un joven de 60 años, 1996; Ediciones sin nombre, 1999; y la novela La noche del jabalí (Fábulas de lo efímero), 2002. Coordinó y forma parte de los libros Versoconverso (Poetas entrevistan a poetas mexicanos), 2000; Versos comunicantes I y II (Poetas entrevistan a poetas iberoamericanos), 2001; Taga el papalote (libro para niños), 2005; La sombra de lo que va a suceder, 2006. Es autor además de los textos de libros y catálogos de artistas plásticos, entre los que destacan: Leonel Maciel, Guillermo Ceniceros, Carlos Gutiérrez Angulo, Irene Arias, entre otros. Poemas suyos han sido traducidos a otros idiomas: portugués, rumano, búlgaro, inglés, griego.






MI ABUELO

A Juan Gelman

Mi abuelo tenía unos largos cuchillos afilados
y un extraño silencio de sauce en las pestañas
Dice mi padre que era experto en matar de un solo tajo
abrir las bestias en canal y desollarlas con pericia
Desvanecer en cortes cirujanos a la presa
Mi abuelo José Ángel no pensaba en el dolor
ni en la muerte de la carne
Cada mañana en su interior se desangraba una palabra
Un pinchazo al corazón se le clavaba al hundir el pan
en el café matinal en medio de los fiambres
Imaginaba que encendía temprano un horno
amasaba harina y enseñaba a los nietos a inventar
formas con nombres que se encienden al calor del barro
El carnicero despertaba en su local de garfios y de sangre
Rebanaba piezas de res de cabra de cerdo de cordero
Callado
Regalaba a la clientela una sonrisa calma
A veces el alcohol recuperaba el sueño
el aroma del pan
las ascuas brillantes de sus ojos grandes
Tomaba la calle con risa y voz desconocidas
Compraba en el retorno a casa la mejor repostería
Murió el abuelo porque el trigo le dolía al miocardio
antes de conocer nietos y de ser viejo
Sus hijos heredaron de mi abuela el magisterio
y una sentencia que dijo era de José Ángel
“La palabra es al hombre lo que el hombre a la palabra”
Abandonó la familia el matadero por un salón de clases
En mi infancia recuerdo a mi padre sacrificar animales
con manos de maestro
escribir discursos y poemas para grandes banquetes
en una comunidad analfabeta
También lo vi hacer hornos y pan junto a mi madre
Ahora me pregunto al escribir sobre el abuelo
En dónde quedaron sus largos cuchillos afilados
Los nombres de la harina
En dónde la palabra-carne


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Manos

El insólito gesto de tu mano
sacude el polvo de la carne
la bestial paciencia
entretenida en los pantanos
Te miro desde el pasmo
de una tribu sin lengua
husmeando el paso del tiempo
desde la reencarnación sentimental
de larvas
Desciendo por las fibras
de la novedad y el amor
hasta caer en los gruñidos
vacíos de imágenes y culpas
Sólo el fuego
solo
solo
El olor que viene de tu cuerpo
como el envión anticipado
señal conjurada por tus dedos
me pone al alcance del aullido
Ese pincel de nardos
toca la pared de piedra
la deshace
la convierte en escritura
en color elemental
sueño rupestre
golpes líquidos del hombre
Comienzo a articular tu forma
la olfateo
entraño su espacio
mis sentidos







Lengua extraña

Una mano alada
repta entre los vidrios del pasado
Gesticula rota
Sabe a lengua extraña
en el pozo reseco de mi asombro
Desarruga los signos del dolor
el blanco y negro de los besos
ajenos a uno mismo
fantasmas locos
sepultados en las costras
inservibles del orgullo
Ese
idioma
me busca
a oscuras
ensimismado
en el goteo moribundo
de una estalactita
en el
ojo
Esa mano recoge la señal
me da a beber su fuerza cristalina
el agua dulce y salada
de un lenguaje visible
entre las sombras
donde la voz se oye
como el hueso frutal
en tentación
cayendo








Humedad y tacto

Tibia
paloma de papel
en el precipicio de tu boca
sacudiéndose la sal
el aire enloquecido de los ojos
Tras la cubierta de un libro
sobre la hoja de un barco
el ala sedienta de tu amor
rema despacio
como si al respirar
la carne se secara
y le fuera imposible sentir
los cuerpos que desplaza
No hace falta mar en el desierto
Hubo diluvios
y están petrificados
Vendrán lluvias serenas
a crecer en el polvo
a entintar el silencio
guardado en la humedad del cacto






Erizos

Sólo la estatua del dolor
perdura
lo demás desaparece
Los gestos del placer acaban
hundidos por su propio peso
No queda nada después del resplandor
si no se alcanza a recordar
el cuerpo y la voz necesitadas
si se miran los hechos por encima
de un cementerio de cadáveres anónimos
No queda nada en el aburrimiento
¿Qué puede haber antes y después
de un fogonazo inútil?
El ojo que se busca encuentra
sombras
de
un
ser
observa su presencia
su volumen calcado
a la raíz del área
de la respiración
del fuego
No hay pasatiempo
sólo la muerte reposa en las ciénagas
por donde caminan los erizos
hambrientos de caricias








El peso animal de la mujer

Dejas las gotas de tus pies
en las alfombras
Oigo pasos en el techo
Presiento el nerviosismo
que embobinan los deseos
Oigo el estambre de tu voz
acurrucado en el silencio
el filo de los dientes
queriéndolo romper de miedo
Te aproximas
Tienes la forma líquida del aire
el peso animal de la mujer
que salta de la humildad
al surtidor en celo


REVISTA ARQUITRAVE



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Nagual 1

Falange darwiniana

De los cinco hay uno que gobierna
El dedo acusador no tuvo suerte
de ser segundo en el índice animal

Homínido
Obediente a sueldo
apunta y dispara sobre el otro

El cordial juega a hacerse el inocente
cuando llega primero al placer
Suele también significar obscenidad y ofensa

El superego está en el anular
Paga los platos rotos o esconde la mano en situaciones
en que es preciso mentir y aparentar aplomo

Con el meñique se llega a acuerdos y a amistades largas
Entre los más pequeños el contubernio es la constante
pero no deciden qué hacer ni son imprescindibles

Cuando el pulgar se alza frontal ante los cuatro
toca sus puntas y vuelve a recordar la hazaña
Él deshizo la ruta del mono y lo llevó al entendimiento

No hay vuelta atrás La vida es una cuenta regresiva
El futuro es esta luz perdida en las cenizas

La mano agarra empuña toca
cuenta pulsa juega acaricia escribe gesticula
con los cinco sentidos y las cinco falanges del saber

El pulgar domina en la tribuna el circo
Empoderado apunta aprobatorio el cielo
o deja caer sin gravedad la uña hacia la tierra
Sentencioso mordaz individual alegre
el dedo gordo revienta la asamblea
multánime se eleva o condesciende a ser
arma o instrumento
huella dactilar pasaje visto bueno



Nagual 3

Alas

¿Has puesto la carnada al ángel? La trampa y el anzuelo están desocupados. Eres la burla del demonio; no deja de alterar la ubicación del tiempo. Fíjate bien por dónde andas. Tal vez no has removido los escombros y hay un rumor de alas inaudible. Fíjate bien donde se aprieten más las sombras, su cuchicheo es argamasa de nombres y de oídos. No temas despertar y ver que no eres nada de aquello que escuchaste. Estás allí, atento a cada señal de la memoria, pendiente del agua que bebe el camaleón y el buitre. Todo camino al más allá cambia de sitio.



Nagual 4

Mascota

De la costilla del hombre se desprende un grito
silencioso
La vida le pasa sin soñar dos veces
Extraña sensación de la conciencia
sentir y ver un trozo de sí precipitarse
con sudor de muerte

La sombra utiliza la punta de los dedos
para alzar el dolor con repugnancia
Olfatea el contorno de la mancha
indeleble en el cemento
La idea de estar sin ser yace en la masa
parasitando el corazón y el nervio
con sustos triviales y llamadas vanas

El hombre se palpa el costado donde duele
el nacimiento de otra imagen distinta a la que mira
boba en el vidrio de un escaparate

Ocurre a veces sin síntomas ni signos
en medio del tumulto
Nos sobresalta no ser ni estar en ese corazón
sino en la cosa animada que mueve la cola
y lame al paseante los zapatos



Padre

Él moja la barba en un aguamanil
Una veleta de latón gira en el techo
Sopla el viento en círculos azules
Coloca la máscara de espuma
Yo juego a afeitar árboles y nubes
Me llena la cara de jabón
Me veo en su espejo



Imagen

En plena abstinencia de figuras tuve un sueño
Imágenes mudas alzaban luz
vida y muerte en lengua simultánea
Era el silencio del soñante o de un proyector
de cine que ventilaba los pulmones
Palabras carnívoras
hambrientas de color de nombre
Era la forma balbuceante de la letra
El verbo fue primero
luego la imagen valió más que mil palabras

*Del libro Aguja



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