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sábado, 31 de julio de 2010

673.- DAVID LEO GARCÍA

Nacido en 1988 en Málaga, ha publicado el libro Urbi et orbi (2006, Premio Hiperión) y los cuadernos escrito escroto escruto (2006) y Demanda de sol (2007). Ha colaborado en diversas revistas impresas y digitales y aparecido en algunas antologías. En la actualidad estudia 2º de Filología Hispánica en Málaga, becado no obstante por la Fundación Antonio Gala en Córdoba.



fragmentos

...

Mi límite es el punto,
el instante.

Lo que casi no existe pero está.

...

Me atacan sin saber
que yo para mí soy
un absoluto.

...

¡Diamante, eres azar!,
le digo

y me contesta reluciendo.





AGUA CORRIENTE

Tanto arreglar grifos para ver correr el agua, el agua
que riegue tu simbología de las cosas que perecen, el agua
que preste agua a tu sed incalculable, el agua
que te ayude a mirarlo todo por vez primera,
como si no hubieras pestañeado jamás,
como si los objetos hubieran dejado de inventarse,
esperando, no ya ser hasta siempre, sino haber sido desde siempre, agua
para comunicar tus órganos, para limpiarte el cráneo y convencerte
de que no eres objeto ni lavabo y convencerte
de que tienes que cumplir tus días de hombre, agua
para beber, para procurarte una eternidad,
como si ser eternos nos eximiese de ser torpes,
como si por ser eternos no se nos fueran
a estrellar los vasos de agua contra el suelo.



CORREO URGENTE

Hoy he visto pescado en una acera.
Un solo pez en dos mitades. Solo
con una mancha blanca último encuentro
del ser con su entusiasmo por vivir.
No me miraba porque no miraba
yo lo miraba a él que era un pescado
y no era nada más yo estaba triste
o alegre no recuerdo. Ni un asombro
en sus ojos recién desvalijados.
No era más que un pescado en una acera
igual que habrá otros tantos otras muchas
y yo no era jamás uno que pasa
o quizá sí lo era y me arrepiento.
Y qué tendrá un pescado sobre el mundo
para que yo lo mire ahora escriba
ahora envíe luego den más tarde
el mensaje a tu mano y tú lo leas
ahora sólo ahora. Qué tendrá
pasar por una calle ver la mancha.
La mancha blanca como vida en blanco
que dan a la persona y se recibe.
Qué tiene el pez para estar muerto ahí
como han muerto otros peces pero ahí
para que yo lo mire cuando ahí
cruzo y él quieto cruza a mi memoria
entre los cien detalles de este día.
Y sin aletear como memoria
que sólo guarda gestas sorprendentes
como encontrarse un pez a la mitad
del trayecto y mirarlo porque existe.
Y qué más da si existen otros peces
si a éste hoy lo he visto entre los peces
y muerto y casi he echado alguna foto.
Y sin retroceder ni hacerme víctima
yo he llegado hasta aquí te escrito esto
que aunque te llegue lejos fuerte escribo
para decirte sólo que hoy el día
no ha sido más que el tímido pescado
sin atreverse casi a haberse muerto
y el día no ha tenido más espinas
que las diseminadas por la mancha
y no he gastado tinta en escribírtelo
ni la fotografía se ha velado.



PARQUE PÚBLICO

Paso
ágil,
frágil,
raso,

muertos
quioscos,
hoscos
puertos.

Tiro
votos
rotos.
Miro

caras
raras.




CORAZÓN DE NINGUNO

Desiertos en parcelas, acotados,
nos tienen en reserva. Cada jueves,
con la sangre dormida en un oficio,

se quebrará tu lápiz en la página
y añadirá más grava a la llanura
formada por las tizas, los cosméticos
que perdiste soplándolos,
la astilla lastimándote un tobillo
y las piedras lanzadas a balcones
de piedra, de ninguno, trituradas.

Y, ya que lo preguntas, te diré
que en la raíz de tu desierto
tienes el primer vaso y el siguiente

y todos los que al suelo, cuando niña,
arrojaste admirada de que todos
cayeran como tienen que caer

hasta mostrar sus interiores secos,
su fe caliente en el cristal molido.




CALOR Y FRÍO

Creo que nos contiene el golpe corto
de la puerta que cierras para evitar el frío.

Pide más frío el pomo de metal.

Y sin embargo arde
la dispersión de los añicos
cuando un vaso se rompe.

Caliente la violencia, vivir sin un análisis
de la temperatura del abrazo
o el gesto que dirigen los quietos ingredientes
mezclados en su justa proporción.

Y frías las hormigas,
las sueltas limaduras de la noche
que buscan un azúcar
también vuelto migajas.

Interiorizo ese trayecto seco
para buscarte, yo
que sólo te conozco por tu aroma.

Al fin estoy contigo. Y es caliente
discutir o la radio de noticias
sin orden, olas de información
clausurando tu casa.

El frío, que comienza en cualquier parte,
acaba en ti. Yo traigo el frío
cuando escribo la historia que nos une.

Y el calor que inauguras
termina en aire. Tiene la habitación el soplo húmedo
de una herida debajo de la ropa.

Nos rendiremos con las sienes juntas.
No puedo conocerte, pero intuyo
que el hogar es el aire
discreto que se mueve
cuando cierras los párpados.

Con lentitud de hoguera vas durmiéndote.
Un golpe en tu conciencia puede quemar la casa.



RESACA

Aunque el dolor existe más allá del diagnóstico
y vivimos también sobre la música
recién cortada, voy a especialistas.
Quiero saber qué es esto que del pecho
se extiende hasta el costado, que incluso en ocasiones
me paraliza el brazo izquierdo.

El médico investiga mi dolencia,
le robo el aire a su consulta, ausculta
mi corazón, aspiro, espiro, quiero
decir que pare. Seguirán
presentándose estos síntomas
cuando yo sea tierra.
Dice incluso
que es muy común
este dolor del hombro
que da hasta las rodillas, que los hombres
que lo tuvieron fueron muchos. No
cabrían
en el hogar
que habito a todas horas.
Satisfecho el doctor en su escritorio
dará en caligrafías inclinadas
su resultado de la revisión
y escribirá su nombre.
Hay otra firma
para la causa de alargar mi vida.
Que llamen al siguiente. Enfermo a casa
me vuelvo, esclarecido. El duplicado
se quedó allí, el recibo de mi fiebre,
lo que han sacado en claro de lo oscuro
de mis entrañas largas. Y allí queda:
un folio al que hacen hueco otros papeles,
día de hoy con la insania de otros días,
dolor arrinconado entre otros tantos.


(DEMANDA DE SOL,Málaga 2007,
Publicaciones de la Antigua Imprenta del sur)


EL MAQUILLAJE DE ANTES DE LA FIESTA

El maquillaje de antes de la fiesta y tú detrás, de espaldas a la noche, y el sordo espejo. Yo no quepo en él. La habitación, los frascos, cremalleras subidas con cautela, las frases que decimos convencidos y no llegan a oírse, la relación, los límites de estar contigo: ese inicio casual, ese final nos pertenecen mucho. No solo compartimos una historia. Cremas, gestos, maneras de pensar. ¿Qué imaginamos de la celebración antes de que suceda? Hay que elegir: si falta tiempo ya para dar gracias por los colores, démoslas al blanco, al asidero de siempre, a la sonrisa en medio de la pérdida. Sigues llena de ti. Con tanto polvo te tapas un lunar de la mejilla, un accidente: la tragedia tiene el tamaño de un lunar. Descanso, me averío, la fiesta no ha empezado y su resumen está escrito en la página de un libro siempre abierto: Falsa la invitación y la mirada, ficciones el recuerdo, mentira la belleza y todo a lo que lleva la belleza y punto, punto, punto. En ti me fijo igual que si tuviera que inventarte de nuevo. Dices algo: Pásame el rizador de pestañas. Tenemos que salir con todas las preguntas diluidas. No hay remedio: contigo todo es tú.


LUNES NOCTURNO

Sosteniendo las bolsas de basura
como la piel de tóxicos delfines.
Seleccionando de entre la basura
que son los meses, de entre la basura
que son los planes, toda la basura
más digna de acabar en la basura.
Así van los vecinos de mi calle,
todos saliendo al toque de corneta
entre aires y pijamas de galaxias.

Y llegará el camión. Todo el estrépito
pasará como amnesia por la calle,
exterminante ángel de uniforme.
Quedo lívido yo. Se me ha olvidado
con estiércol ungir mi puerta rígida.
En nuestra casa
falta la sombra de su primogénito
sentada en el sofá, nuestro deleite,
nuestro arcángel de mondas de naranja.

(Urbi et Orbi)


VENIDOS DE FUERA

No me mires ya más y mira el mundo. Curvas, esquinas, imagina el mundo, piensa en pantanos, travesuras y la respiración de los enfermos y pídeles que encajen. No me des ese beso, te pido que imagines el mundo, vayámonos de mí. Pensar en los extremos, en lo que opina el aire de la velocidad. Mira un charco de lodo como miras a un anciano pariente. Una mente descubre: “no hay propósito en la evolución” y le aplaude a la noche sin estrellas y luego lo de siempre: educar a la médula espinal, un cheque en blanco en medio del desierto, una demolición y al fondo la bahía. Es la costumbre no insertarse en nada. Esta materia tiene que enlazarse no por la sangre sino por el ánimo. Mira algo roto y piensa en la lejana curvatura del planeta. Me miras compasiva, como si los ausentes no ocupáramos espacio. El atlas está húmedo, la enciclopedia pesa como un No. No estamos en el mundo pero estamos aquí.



VIERNES. LUNA ROSA

Ahora que la ciudad se ha descompuesto
habrá que confiar en lunas rosas.
Ahora que los dos codos ya no irrumpen
tendremos que afilar las uñas rosas.

Caminas de puntillas por los charcos,
los rótulos te incitan a que tosas.
Pídeme que te enseñe los desórdenes
y a mi equipaje quitaré una rosa.

Sin esperanza vas, pero te envidian
los muertos muertos bajo las baldosas.
Todos amaban a la luna blanca
y sólo hay lunas hechas polvo rosa.

Corren las niñas siempre ensimismadas
para estrujar gacelas incoloras.
En la ciudad la gente está aturdida.
Nadie tendrá una muerte entre las rosas.

(Urbi et Orbi)

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