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viernes, 19 de junio de 2009

147.- EDITH SÖDERGRAN




Edith Södergran
Edith Södergran (San Petersburgo, 4 de abril de 1892 - Raivola, 24 de junio de 1923), poeta fino-sueca, pionera de la poesía en sueco en Finlandia. Su impacto en la poesía nórdica, especialmente en el modernismo finlandés de los años veinte, fue significativo en lo que se refiere a la liberación del verso de los confines de la rima, el ritmo regular y la imaginería tradicional. Como modernizadora de la poesía, sólo Katri Vala puede ser comparada con Edith Södergran, una de las poetas nórdicas más queridas.

Edith Irene Södergran nació en San Petersburgo el 4 de abril de 1892, en una familia burguesa de habla sueca. Su padre, Matts Södergran, trabajaba en una compañía de Alfred Nobel, siendo contratado posteriormente en una fábrica en Raivola como mecánico, a pesar de tener la responsabilidad de un ingeniero. En 1890 se casó con Helena Lovisa Holmroos, cuyo padre había tenido una exitosa carrera en el negocio de la fundicíón.
En 1902, Södergran ingresó en la Petri-Schule alemana en San Petersburgo. Influenciada por Heinrich Heine y Johann Wolfgang von Goethe, escribió sus primeros poemas en alemán, cambiando posteriormente al sueco. No obstante, los germanismos se convirtieron en una constante en su lenguaje. Durante aquella época criticó en sus escritos, entre otras cosas, el sistema zarista, sin tomar ninguna postura política clara. Su padre, que tenía tuberculosis, volvió a casa en 1907, tras una estancia en un hospital de Nummela. Los temas relacionados con la muerte, muy populares entre los decadentes, empezaron a aparecer en su poesía.
Södergran contrajo la misma enfermedad que su padre, siendo tratada en Nummela en 1909. Desde 1911 hasta 1914 vivió principalmente en hospitales en Suiza, donde empezó a estudiar sobre Italia y a leer a Dante. En 1914 regresó a Finlandia, llena de esperanzas con respecto a su futuro. Al año siguiente, conoció en Helsinki al escritor Arvid Mörne (1876-1946), que la animó a seguir escribiendo. Se cree que un encuentro casual con el filólogo Hugo Bergroth (1866-1937) fue el motivo por el que dejó de escribir en alemán, pasando al sueco. El expresionismo alemán de la pre-guerra la interesó sobremanera, de igual forma que el futurismo ruso de Vladimir Majakovski.
Poco antes de la Primera Guerra Mundial se instaló con su madre en la casa de verano en Raivola. Su primer libro, Dikter (1916), representaba la naturaleza de su pueblo natal como si de un sueño se tratara. En un poema amoroso (Hacia el atardecer refresca el día..., parte VI) escribió: "Buscabas una flor / y encontraste un fruto. / Buscabas una fuente / y encontraste un mar." Este libro representó una nueva voz en la literatura de aquel entonces, pero no causó demasiado debate, siendo recibido en algunos casos con admiración desconcertada y en otros como si se tratase de algo ridículo, hiriéndola profundamente. Södergran dejó de intentar entrar en los círculos literarios sueco-fineses de Helsinki en un vuelo a Raivola.
Su familia perdió sus posesiones en la Revolución rusa de 1917, motivo por el cual Edith sufrió de depresión y extrema pobreza, pero a pesar de la inseguridad y las duras condiciones de vida en las que se encontraba, escribió Septemberlyran (1918), cuya publicación dio pie a un debate sobre su posible locura. Este libro reflejaba fuertes visiones Nieztscheanas y euforia dionisiaca, pues lo que ella quería mostrar era que ni la Guerra Civil Finesa, ni la sangrienta Revolución rusa, ni la tuberculosis ni mucho menos las críticas la harían dejar de escribir poesía. Su obra no tuvo una gran aceptación en vida; no obstante, le abrió las puertas al mundillo de la literatura. En una visita a Helsinki en el otoño de 1917, conoció a numerosos escritores, a saber: Hans Ruin, Jarl Hemmer, Runar Schildt, Juhani Aho, y Eino Leino. Pero la más importante en su vida fue la crítica y escritora Hagar Olsson, que reseñó con gran entusiasmo el Septemberlyran. Olsson fue a Raivola a visitarla, y ambas mantuvieron una intensa correspondencia.
Los mejores libros posteriores de Södergran incluyen Rosenaltaret (1919, El altar de las rosas) y Framtidens Skugga (1920, Sombra del futuro). Dejó atrás su visión nietzscheana de la vida, aceptando el comfort de la religión (del que Nietzsche renegaba). A principios de los años veinte se hizo miembro de la Sociedad de Antropología, dejando de escribir poesía durante un tiempo. Su último libro, Landet som icke är, fue la preparación de Södergran para la muerte; fue publicado póstumamente en 1925. Los poemas resignados, que buscaban en el país que no existe, fueron recopilados y publicados por el poeta Elmer Diktonius.
Edith Södergran murió en Raivola el 24 de junio de 1923. Raivola se convirtiría pocos años después en un lugar de perenigraje para los seguidores de Södergran.

Obra

Dikter (Poemas) (1916)
Septemberlyran (Lira de septiembre) (1918)
Rosenaltaret (El Altar de las rosas) (1919)
Framtidens skugga (La sombra del futuro) (1920)
Landet som icke är (La tierra que no es) (1925)

Traducciones al castellano

Antología poética (traducido por Jesús Pardo). Visor, Madrid 1992. ISBN 84-7522-283-8
Edith Södergran. El corazón desmedido (traducido por Carmen Díaz de Alda Heikkilä). Torremozas, 1992. ISBN 84-7839-089-8
Poesía completa. Tercera edición revisada y corregida [1993-1999]. Traducción del sueco e introducción ("Edith Södergran: el cuerpo hecho poema") de Renato Sandoval Bacigalupo. Lima-Ica: Biblioteca Abraham Valdelomar, noviembre 2012. 226 pp. (Colección La Fuente Escondida; 1). [Contiene: Poemas, Lira de setiembre, Altar de rosas, La sombra del futuro, La tierra que no es, aforismos (1919-1922) e iconografía de la autora]. 



Al atardecer refresca el día...

I
Al atardecer refresca el día...
Bebe el calor de mi mano,
mi mano tiene la misma sangre de la primavera.
Toma mi mano, mi blanco brazo,
toma el ansia de mis menudos hombros...
Qué maravilloso sería sentir
en una noche, en una noche como ésta,
el peso de tu cabeza sobre mi pecho.

II
Arrojaste la rosa roja de tu amor
en mi blanco seno-
Entre mis febriles manos aferro
la rosa roja de tu amor que pronto se marchita...
Oh tú, Emperador de gélidos ojos.
acepto la corona que me tiendes,
la que me dobla la cabeza hacia el corazón...

III
Hoy vi a mi dueño por vez primera,
temblando, al instante lo he reconocido.
Ahora siento su pesada mano sobre mi brazo leve...
¿Dónde está mi sincera risa de doncella,
mi libertad de mujer de cabeza altiva?
Ahora siento su férreo abrazo
alrededor de mi cuerpo estremecido,
ahora oigo el duro estruendo de la realidad
contra mis frágiles, frágiles sueños.

IV
Buscabas una flor
y hallaste un fruto.
Buscabas una fuente
y hallaste un mar.
Buscabas una mujer
y hallaste un alma:
estás decepcionado.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen






Amor

Mi alma era un traje celeste como el cielo;
lo dejé sobre una roca junto al mar
y desnuda llegué hasta ti y parecía una mujer.
Y como mujer me senté a tu mesa
y brindé con vino y aspiré el aroma de unas rosas.
Me encontraste bella y semejante a alguien que en sueños viste,
olvidé todo, olvidé mi infancia y mi patria,
sólo sabía que tus caricias me tenían cautiva.
Y tú, sonriendo, tomaste un espejo y dijiste que me mirara.
Vi que mis hombros estaban hechos de polvo y se desmoronaban,
vi que mi belleza estaba enferma y ahora sólo quería desaparecer.
Oh, aférrame entre tus brazos, tan fuertemente
que ya no necesite nada más.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen







Dos poemas acuáticos

I
Mi vida era tan desnuda
como las grises peñas,
mi vida era tan fría
como las blancas alturas,
pero mi juventud se sentaba con ardientes mejillas
y se regocijaba: ¡ya llega el sol!
Y el sol llegaba y yo desnuda me tendía
todo el largo día sobre las grises peñas -
y entonces una fría brisa del rojo mar llegaba.

II
Entre las piedras grises
yace tu blanco cuerpo que se lamenta
de los días que vienen y se van.
Las leyendas que de niña escuchaste
sollozan en tu corazón.
Silencio sin eco,
soledad sin espejo,
el aire se torna azul por todas las fisuras.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen







El ansia de los colores

Porque soy pálida amo el rojo, el amarillo y el azul,
la gran blancura es melancólica como el crepúsculo
en la nieve,
como cuando la madre de Blancanieves a la ventana se sentaba
anhelando también para sí el rojo y el negro.
El ansia de los colores es el de la sangre. Si tienes sed
de belleza
cerrar debes los ojos y mirar en tu propio corazón.
Pero la belleza teme al día ya las miradas excesivas.
Pero la belleza no soporta el ruido ni los movimientos excesivos -
no debes llevar tu corazón hasta los labios,
perturbar no debemos los nobles anillos de la soledad y del silencio, -
¿se puede hallar algo más grande que un enigma sin resolver
y con extraños rasgos?
Taciturna seré toda mi vida,
una habladora es como el gárrulo arroyo que a sí mismo se traiciona,
un árbol solitario seré yo en la llanura,
los árboles del bosque perecen de ansia después de la tormenta,
debo estar sana de pies a cabeza y tener dorados rayos en la sangre,
debo ser inocente y pura como una llama de húmedos labios.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen







El lago del bosque

Yo estaba sola en la soleada orilla
de un lago azul pálido del bosque,
en el cielo flotaba una nube solitaria
y en el agua una isla solitaria.
El dulzor de la canícula
de cada árbol goteó con perlas,
y en mi corazón abierto
se deslizó una gota pequeña.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen







El secreto de Eros

Roja yo vivo. Con sangre vivo.
No he renegado de Eros.
Mis rojos labios arden sobre tu frío altar.
Te conozco. Eros -
no eres hombre ni mujer,
eres la fuerza
que se sienta agazapada en el templo,
y que se alza más salvaje que un grito,
más violenta que una piedra arrojada,
lanzando al mundo las justas palabras de la anunciación
desde las puertas del templo del Todopoderoso.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen









Espuma

Bebemos la espumosa
champaña de la vida,
leves como espuma,
diáfanos,
corazones de champaña...

Ojos de champaña -
promesas te guiña el cielo.

Pies de champaña -
sigan las estrellas.

Espíritus de champaña.
¡la copa se entusiasma en su mano!

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen







La noche estrellada

Inútil dolor,
inútil espera,
el mundo está vacío como tu risa.
Caen las estrellas -
noche fría y espléndida.
El amor sonríe en el sueño,
el amor sueña la eternidad...
Inútil temor, inútil pena,
el amor es menos que la nada,
de la mano del amor al abismo se desliza
el anillo de la eternidad.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen







La última flor del otoño

Yo soy la última flor del otoño.
Fui mecida en la cuna del verano,
fui puesta en guardia contra el viento del norte,
rojas llamas florecieron
en mis albas mejillas.
Yo soy la última flor del otoño.
Soy la simiente más joven de la primavera difunta,
es tan fácil ser la última en morir:
he visto el lago tan mágico y azul,
he oído latir el corazón del verano difunto,
mi cáliz sólo contiene la semilla de la muerte.
Yo soy la última flor del otoño.
He visto sus profundidades estelares,
he contemplado la luz de cálidos hogares lejanos,
es tan fácil seguir la misma senda,
cerraré las puertas de la muerte.
Yo soy la última flor del otoño.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen







No consigo asir el calor de tu voz...

No consigo asir el calor de tu voz,
las dulces palabras se aferran a mi oído,
tengo un lugar vacío en el pecho...
¿Qué hacer?
Mírame, estoy pálida, las mentiras me agotan,
me duele hablar, mira y óyeme,
en el macizo de flores aroma dulce el verano,
soy un árbol que destruirá la tormenta...







Nocturno

Noche de claro de luna pura como la plata,
oleaje azul de la noche,
reverberantes olas que sin hablar
una tras otra se suceden.
Sombras caen sobre el camino,
los arbustos de la playa lloran quedamente,
negros gigantes vigilan la plata de la ribera.
Silencio profundo a mitad del estío,
sueño y ensueño.
la luna deslizándose sobre el mar
blanca y tierna.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen







Nuestras hermanas van en trajes multicolores...

Nuestras hermanas van en trajes multicolores,
nuestras hermanas están a la vera del agua y cantan,
nuestras hermanas están sentadas sobre piedras y aguardan,
tienen el agua y el aire en sus cestos
y los llaman flores.
Pero yo arrojo sobre una cruz mis brazos
y lloro.
Alguna vez fui dulce como una hoja verdeclara
pendiendo muy alto en el aire azul.
Y fue entonces que dos espadas en mí se atravesaron
y el vencedor me llevó a sus labios.
Tan tierna era su rudeza que no me quebré,
puso una fulgurante estrella sobre mi frente
y me abandonó estremecida por las lágrimas
en una isla llamada invierno.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen







Presentimiento

Oh tú, cuerpo mío, el más glorioso entre los gloriosos,
¿cómo sabes tú que tienes poderío?
Este brazo es lo que el siglo necesita.
El rayo está sentado en mi mano y un día habrá de fulminar,
el hombre verá su luz azul y comprenderá.
Sólo soy una más entre tantos y los otros
son más fuertes que yo,
pero yo soy el escudo que la gente ha de ver,
yo soy la esencia y el eslabón que vincula.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen







Primero quisiera escalar el Chimborazo...

Primero quisiera escalar el Chimborazo
en mi propia tierra
y pararme allí sin aliento
con la corona del triunfo.
Luego quisiera escalar la montaña de la fama
a la que sonríen los dorados trigales del mundo
y pararme allí feliz
contemplando las rosas.
Y al final he de escalar la montaña del poder,
aún no conquistada,
desde donde las estrellas sonríen más dulces
bendiciéndolo todo.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen







Tú, que nunca saliste de tu huerto...

Tú, que nunca saliste de tu huerto,
¿no has estado jamás anhelante junto a la verja
viendo por soñados senderos
fundirse la tarde en azul?
¿Y no has sentido lágrimas interiores
quemarte la lengua como un fuego vivo
al ver desaparecer un sol rojo como la sangre
por caminos que nunca habías hollado?







Un deseo

De todo nuestro mundo soleado
sólo deseo una banca en el jardín
donde un gato se asolee...
Allí me sentaré
con una carta en mi regazo,
con una breve carta sólo.
Ése es mi sueño...

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen







Vierge moderne

No soy mujer. Soy un neutro.
Soy un niño, un paje y una osada decisión,
soy un rayo risueño de un sol escarlata...
Soy una red para todos los peces golosos,
soy un brindis en honor a todas las mujeres.
soy un paso hacia el azar y la ruina,
soy un salto en la libertad y en el yo...
Soy el murmullo de la sangre en el oído del hombre,
soy un escalofrío del alma, el ansia y la negación de la carne,
soy el anuncio de nuevos paraísos.
Soy una llama inquisitiva e intrépida,
soy agua, honda mas audaz hasta las rodillas,
soy fuego y agua sinceramente unidos por libre decisión.

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen





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