sábado, 3 de noviembre de 2012

MILAGROS MARTÍN CARRERAS [8374]




MILAGROS MARTÍN CARRERAS 
Nacida en Salillas (Huesca), desde los 15 años reside en Barcelona.
Ha colaborado en múltiples recitales y actos, siempre relacionados con la poesía y la forma de expresarla y hacerla llegar al público.
Perteneció a la tertulia “Azor” hasta la muerte de su director, José Jurado Morales. Ahí conoció a buenos poetas, conservando la amistad con muchos de ellos.
José Membrive, que también fue miembro de la tertulia “Azor”, fundó en el Reial Cercle Artístic de Barcelona la tertulia “Diálogos literarios”, de la que Milagros Martín formó parte.
Otros libros publicados de esta autora son Hablo con mi amigo el mar (Ediciones Rondas, 1980); Trenzados de viento (Ediciones Rondas, 1983); Silencios de Cristal (Instituto Fernando El Católico, 1992), Dos voces y un deseo (Zaragoza, 2001) y Descubriendo mi tiempo (Ediciones Carena, 2011).



Descubriendo mi tiempo (Ediciones Carena, 2011)



Por Ignacio M. González.

A UNA NIÑA TRISTE 

Has perdido el color 
y la falda resbala en tu cintura. 
Tus ojos verde mar 
brillaban con la luz de su mirada. 
Hoy se empañan sólo de pensar en él. 






A UNA MADRE 

No sé qué sentirás 
cuando se alejen 
y sus rostros de mágica mirada 
se vayan enlazados con el viento. 

No sé qué sentirás 
cuando esos ojos suyos, 
transparentes, 
se nublen y se empañen, 
olviden…, o no olviden, 
con el andar del tiempo. 

No sé qué sentirás 
cuando sus tiernos cuerpos 
se estremezcan en la noche 
buscando tu mirada 
y se duerman llorando amargamente. 

¡No sé qué sentirás…! 
¡Miento!, 
porque este nudo que siento 
en la garganta, 
tú lo tendrás perenne, 
pues son los hijos que pariste 
y se te escapan. 






MIRAR ARCILA 

A Francisca Robledo, mi abuela. 

Sentada en el branquil 
muy de mañana, 
el huso entre los dedos 
refilabas. 
La mirada lejana, 
muy lejana… 
perdiéndose en el mar, 
siendo romero. 
¿Dónde está Arcila? 
Tu amor se fue… 
tras los amores nuevos. 






PARA JOSÉ ANTONIO LABORDETA 

La noche iluminada por notas musicales, 
reflejos que abrillantan sonidos de tu voz. 

Se han colgado corcheas que lucen las estrellas 
con rayos que descienden e inundan de canción. 

Y llorarán por tí las aguas de los ríos. 
Recordarán las cumbres el eco de tu voz. 
Los árboles anidan fermentos de tu aliento 
y el Pueblo llano y noble solloza con tu adiós. 






ALBERTO HERNÁNDEZ (pintor) 

Sobriedad en el quehacer. 
Firme postura que ha cuajado 
en la fuerza de tus huesos. 
Tus palabras albergan voz profunda 
como las caudalosas aguas de tu Duero. 

Mirada audaz, penetrante, profunda… 
coloreando el blanco de los lienzos. 

El alma queda ahí, 
petrificada, quieta, 
descubriendo tu pintura. 
Espejo y luz de un corazón abierto. 






“ODIO” 

Odiar a un cuadro 
o simplemente a un vaso, 
a una estación de metro, 
a unos zapatos nuevos… 
Está claro que el odio 
se ha de incrustar en algo. 
A ese semáforo que siempre encuentras rojo, 
al guardia de azul que te ha multado, 
a ese niño pesado del vecino 
que juega a la pelota en el terrado. 
A ése familiar insulso y tonto 
que en nada se parece 
al amigo que buscas. 
A ésa dependienta de la panadería 
que en vez de despachar, parece que agoniza. 
Está claro que el odio 
se ha de incrustar en algo. 

Lo malo es si el odio 
se te hace insoportable. 
Yo no sé hasta qué punto “odiar” 
es bueno o malo. 
Sólo sé que en el fondo 
todos odiamos algo. 






RABIA 

¡Sangra! 
para ver si de una vez 
se limpia tanta inmundicia. 
Sájate el divieso 
de cuya materia enfebreces. 
Lávate en el río del amor, 
manantial yodado, 
desinfectante único 
de tus cobardías. 





SUBURBIO 

En la calle donde todo asoma, 
donde el asfalto rechina y se enmohece, 
donde el viento descubre las ventanas 
y se adentra en los recintos 
que babean de vino y de cubatas. 
Están los suelos flácidos de sueños, 
y las gentes enojadas de injusticias 
con las sienes canosas de hermetismo. 
Calle rota y deshecha, 
encadenada calle a mi destino. 
Penumbra, ciénaga, erosión del silencio 
que bulle, que hierve a borbotones, 
que destroza. 





ATERIDA 

Esas flores se han cubierto de escarcha 
Oprimiendo su aliento. 
Ateridas se han rendido, 
han unido su frío con mi frío. 





AYER (Juego poético) 

Rabiosa ha estallado la distancia 
queriéndose acercar 
al fuego destilado, 
buscando la techumbre del amor, 
rociando de perfumes el asfalto. 
Has llegado a tu siglo 
bello manto de estrellas desgranado, 
manteniendo en el crisol 
de aquél recuerdo 
el sabor de antaño. 





FINITUD 

El desequilibrio de la vida, 
reto feroz que recoge la muerte. 
Se acaba la soberbia, 
el orgullo, 
la malicia que hiere 
como un dardo. 
Nadie contó su viaje, 
ni si ha pasado frío 
en su frágil andamio. 
Desintegrada quedó la carne, 
deshecho el hueso, 
desencajada y yerta la mirada. 



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