Rafael Hilario Medina. Nació en Santo Domingo, REPÚBLICA DOMINICANA el 8 de Enero de 1959. Estudió Flisofía y Letras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Su primer libro, El tiempo del amor, apareció en 1986. A este siguieron Amor o muerte (1989); Truco de cámara (1993); Cifra del sueño (1993); La luna y el dromedario -Haikú- (2000); Sombra de Alondra (2002); Ser y ya no ser nada (2004).
En Nueva York publicó bajo el título Territrio del alba una antología que recoje parte de su poesía desde 1989 hasta 2004 (incluye CD). Bajo el Título Pasifae, el pozo y la hoguera reunió para la casa de cultura Dominicana en NY una selección de textos eróticos de la narrativa latinoamericana. Traducido y antologado tanto en el país como en el extranjero, diversos textos suyos aparecen en inglés, francés e italiano. Es coprotagonista de la película New Dominican York, la cual fué filmada en dicha ciudad bajo la dirección de Daniel Melguiso, exibida en el festival de Valladolid en el 2008 y en Santo Domingo en el Festival de cine del 2009. Próximamente circularán En nombre de la reina, su primera novela (2011), Juan Bosch, un narrador y su mundo, un breve ensayo sobre la cuentistica del célebre escritor y la edición dominicana de Territorio del alba (2012).
De: Amor o muerte (1989)
HOMENAJE A ISIDORE DUCASSE
Conde de Lautreamont
La luz cuya tenebrosa edad ha celebrado en sus
poemas
No le permitió ver más que las tinieblas del fondo
Vivió como se dice por dentro
Desde donde sus pequeños ojos claros podían
reconocerlo todo:
El día la noche las infinitas miserias del hombre
Como todo poeta verdadero se sabía condenado a la
Eternidad
Allí sobre una lápida está escrito por siempre
EL POETA HA ASESINADO A DIOS
PUERTAS
En todas partes hay puertas
abiertas o cerradas
próximas o distantes
visibles o invisibles
Pero puertas al fin
El espacio es una puerta siempre abierta
por la que caemos al vacío
puertas interminables son los días
que atravesamos ignorados
El mundo es una puerta que sólo la abre un grito
un movimiento apenas
una gota de agua en las entrañas
¿Es una puerta el tiempo?
Hay puertas que no ceden al contacto de una mano
de un cuerpo
herméticas
son muros más que puertas
puertas que están cerradas desde siempre
y no conducen a ninguna parte
Al morir ¿abrimos o cerramos una puerta?
¿De qué lado de la puerta estamos?
CERTEZA DE LA MUERTE
In memorian a mi padre
El último Quixote
Se está frente a la muerte
como quien recuerda una impresión precisa
o un hecho largo tiempo consumado
una muchacha de bellas piernas
en cuyo sexo nos ahogamos
Como frente a un oscuro despertar
y los ojos de la memoria nos traicionan
y nos cierran la puerta los deseos
y una raíz nos llama desde el polvo
inmóvil
un sueño nos seduce
la sombra nos reclama
Se está frente a la muerte
como frente a una noche
o una llama invisible que la lluvia apagara
o una música aplicadamente atroz
o un destino impasible
Inexplicablemente como si no existiera
SUEÑO DE DIOS Y ADÁN
Dios soñó a Adán
Y este se echó a andar por el paraíso
O tal vez fue Adán quien soñó a Dios
Y a fuerza de soñarlo le dio vida
Indescifrable como todo sueño la duda permanece
¿De cuál de los dos sueños los mortales
hemos sido engendrados?
SUEÑO
"Que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son"
P.Calderón de la Barca
Todo el tiempo soñamos
dormidos o despiertos
soñamos
El pasado es un sueño
la imagen reflejada en el espejo tal vez es la de un sueño
no vivimos
soñamos
Alguien sueña tus días y tus noches
sueño que nunca comprendemos
pues la puertas del sueño sólo un niño las abre
las ventanas del sueño sólo un aire las roza
y las llaves del sueño las contiene otro sueño
del que no despertamos
Vertiginosa existencia del hombre
en la pupila vertical del sueño
desmemoriado en la eterna vigilia
De: Cifra del sueño (1993)
una
una mujer
una mujer desnuda
una mujer desnuda en el umbral
una mujer de sal desnuda como un grito
una mujer de luz desnuda es una plaza
una mujer de viento desnuda es como un puente
una mujer de sueño desnuda es un abrigo
una mujer de piedra desnuda como un árbol
una mujer de luna desnuda es una ola
una mujer de ola desnuda como un puerto
una mujer de lluvia desnuda es una hoguera
una mujer de mar desnuda como un piano
una mujer de noche desnuda es un espejo
una mujer de fuego desnuda como un río
una mujer de música desnuda es una llama
una mujer de llama desnuda como un faro
una mujer de espuma desnuda es una alondra
una mujer de alondra desnuda como un párpado
una mujer de niebla desnuda como un párpado
una mujer de nube desnuda como un ábaco
una mujer de bruma desnuda es un anillo
una mujer de nieve desnuda como un cisne
una mujer desnuda dormida es un poema
una mujer de sombra desnuda deslunada
una mujer desnuda desencontrada única
me desrrostra arrastrándome tras la desfuga desoída de sus pasos me destierra desdormida desde su desolvido desarma mi desúnico grito de las grietas desúltimas del desueño en descesantes olas desoladas desperdida a destiempo en la desespiral desmemoria del desdía acaso de pronto tu voz en las tinieblas descendentes de la desnoche desbusca develar el prefinto desmisterio de la desmuerte
en la noche tus ojos son puñales y tus
pechos dos ríos tus ojos en la noche
son dos ríos y al alba son tus pechos
dos torres enemigas tus ojos en la
noche son dos lunas y al alba son tus
pechos
címbalo de cristal luna de amianto
sierpes del sueño procesión de espadas
párpado ciego muro de saliva
caracol en la arena encadenado
atalaya en el viento sumergida
río sonámbulo pulmón de fierro
médula sideral raíz del viento
espejos por los rostros desgastados
campana contra el alba y los mendigos
órbita genital pupila insomne
asombro de la luz y las espigas
quimera equinoccial puerta inasible
primogénita luz del día que nace
entre gritos y escombros
De: Sombra de Alondra (2002)
Había una ventana y un espejo.
—«Déjame entrar.
—«El tiempo desolado sació la sed de sus navajas en mis ojos.
Había un candelabro y una puerta.
—«Déjame entrar.
—«Las huestes del viento dispersaron las últimas partículas de mi cuerpo.
Había una lámpara y un pozo.
—«Déjame entrar.
—«Sólo soy un montón de huesos mondos roídos por el polvo y el olvido.
“Esa casa, cuyo hechizo era irresistible,
cuya atracción era interminable,
esa casa que ella ha llevado a la destrucción”
HIMNO SUMERIO
«No pronunciarás el nombre de Dios en vano» proclamaba a esa hora un ángel mientras sostenía sobre el arco de sus alas el surtidor de una fuente. «Yo soy ese dios» afirmaba displicente el polvo tendido sobre la superficie de un espejo. «Todo está escrito» advertía insomne el mar ovillado al pie de un campanario. «Yo renazco de mis propias cenizas» promulgaba desmemoriado el viento contra la desolación de los caminos. En ese preciso instante, coronada por el tenue resplandor crepuscular, la Casa entonces parecía más hermosa. ¿Recuerdas? Como si nos miráramos vivir a través de la luna del espejo. Como si repudiados por el espectro del sueño cayéramos de pronto desterrados en el charco de sangre del espejo. ¿Recuerdas? Desquiciado en el fondo de un vasto y desierto corredor un aire viejo y febril, cómplice de velero o campana, susurraba a nuestro paso: «La Casa donde mora el Ser Absoluto es infinita como la muerte que es en esencia infinita porque representa la única y oscura verdad, última manifestación de nada incorruptible y eterna, plenitud primigenia que todo lo posee mas allá del tiempo y el espacio».
Próximo al jardín, acaudillado por las olas perdidas del mar del retorno, el pájaro nunca—me—olvides hurgaba en los profundos dominios de la memoria.
—«¡Sombra! ¡Sombra de Alondra!— irrumpe el Angel deshecho desde la desolada eternidad de su angustia—¿Quién sobre las cenizas de este infierno edificó la Casa?
Y la Muerte danzando frente al espejo atroz, temible, rencorosa:
—«Yo, la implacable, la sin sombra, sin cuerpo, sin origen; la que nunca sucumbe y cumple siempre sus designios; aquella que no existe, mas en todo lugar está presente.
—«¡Sombra! ¡Sombra!—aúlla el Angel absorto mirándola danzar desde la herida abierta de su carne remota—¿Quién contra la perpetua desolación del Tiempo edificó sus muros?
Y la muerte rondando tenebrosa y falaz con su cetro, su capa, su guadaña:
—«Yo, la insaciable, la indómita, la tres veces ungida por el dolor y el odio; madre del caos, dueña y señora de los insondables Arcanos de la Noche.
—«¡Oh Sombra! ¡Sombra! –clama el Angel inmóvil abismado en el fondo de su grito
—«Aquella que al principio anheló ser paloma o sangre, aguarda en las tinieblas definitiva y verdadera!
De: Ser y ya no ser nada (2004)
SON NETO
A Warner Vásquez
¿A dónde el pan si zarpo sin orilla?
¿A dónde Dios sin vértigo ni máscara?
¿A dónde mi costado sin su lanza,
ecuación o susurro de la brisa?
¿A dónde el pez, bemol de la balanza,
mientras la sal exhala entre sollozos?
¿A dónde la mañana y el responso
del temblor de la luna y la baraja?
¿Sobrevivir entre fugas de corbatas,
lunes, paraguas, sombras, minutero,
es un dónde, un quizás, un por qué y cuándo?
¿Cada vuelta del tiempo es una llaga,
un retornar por siempre al llanto, al humo
hasta ganar al fin polvo y peldaño?
Las Pelucas Delirantes, la poesía de la Generación 80 dominicana
(Antología crítica). Selección, prólogo y notas de José Alejandro Peña
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