Carlos Skliar
(Buenos Aires, ARGENTINA 1960) publicó los libros de poemas Primera Conjunción (1981), Hilos después (2009) y Voz apenas (2010), el libro de aforismos y ensayos La intimidad y la alteridad. Experiencias con la palabra (2006); participó en la Antología de la nueva poesía argentina, organizada por Daniel Chirom (1980) y algunas de sus poesías fueron editadas en suplementos literarios y culturales (La Opinión Cultural, entre otros).
Ha escrito diferentes ensayos educativos y filosóficos, entre ellos: ¿Y si el otro no estuviera ahí? (2001); Habitantes de Babel. Política y poética de la diferencia (2001, con Jorge Larrosa); Derrida & Educación (2005); Pedagogía –improbable- de la diferencia (2006); Huellas de Derrida. Ensayos pedagógicos no solicitados (2006, con Graciela Frigerio); La educación –que es- del otro (2007); Entre pedagogía y literatura (2007, con Jorge Larrosa); Experiencia y alteridad en educación (2009 con Jorge Larrosa); Conmover la educación (2009, con Magaldy Téllez) y 'Voz apenas' (Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2011). Es investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la Argentina, Investigador del Área de Educación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales y docente en la Maestría en Comunicación y Cultura de la Universidad de Buenos Aires. Conduce desde 2005, junto a Diego Skliar, el programa de radio “Preferiría no hacerlo”, por FM La Tribu, de Buenos Aires, Argentina.
Distancia mínima
La distancia mínima
entre dos cuerpos
no es la palabra obvia
sino el más tímido
de los silencios
Por eso a veces
es mejor callar
No para decir amor
sino para escucharlo
A los casi cincuenta (y uno) qué pensar qué mirar qué decir
La vida parece estar a la deriva
en medio de todo lo que no hubo
Amor levedad afección
Aún con la premeditación de los olvidos
ya no serás lo que eras
Serás lo que no querrás ser
fingiendo que todo es como siempre ha sido
El gesto de mano se detiene
siempre en la mitad de algo de alguien
(¿Lo harás? ¿Podrás? ¿Serás? ¿Tendrás?)
La voluntad se ha vuelto
destino opaco de día feriado
El aire es poco
Nunca fue más que memoria
de una parca neblina susurrante
Prisa por vivir
Terror a la muerte desencajada
Amar inclusive
la pérdida innecesaria del amor
Y una mirada
fija
obstinada
argumental
sujeta siempre a un niño
Un niño siempre extraviado de mí
Un niño siempre excesivo en mí
En el centro mismo
de la callada y callosa espesura de mi cuerpo
Habría voz
habría de callar
cualquiera
Si aún
pudiese desoír
quienquiera
Porque es
de labios
El amor
Habla
la lengua
De los recién
callados
Voz apenas
Sereno
secreto
naciente
que ya dirá
algún dolor
algún amor
Para
que alguien
cualquiera
si así lo deseara
pudiese desoír
Escribo a las veintitrés de mi noche
Lo hago
Porque hoy hubo
La presencia de un no
Entre mis huesos
Un no dicho con los ojos
El no más cristalino
Podría escribir por otras razones
Pero no las tengo
Siquiera soy tenido en cuenta
Por las avergonzadas dudas
Que deambulan
Por cualquier pueblo
La cuestión es
Que el no devino
Y se hizo polvareda seca
Ojo asustado ante la sombra
No bajé mi cabeza
Fui abismado por ella
Hasta tocar la punta
De todos los pies
¿Qué dirías del no
Ahora que son las tres de tu mañana
Y lo único que remuerdes
Es la impaciencia de tu sueño?
Soy yo el que dice
“Dime lo que debo hacer”
Soy yo
El que quiere despertarte
Unas horas antes
¿Y qué dirás del no
Ahora que son las nueve de tu noche
Y que aún no has regresado
A la espesura del amor?
Soy yo el de la ira
La ira seca de su pátina
El no es soledad
La única soledad
Sin parentesco
Sin ligereza
Sin potestad
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