viernes, 18 de marzo de 2011

3626.- MOHAMED SIBARI

MOHAMED SIBARI. (Marruecos).
Nacido a orillas del rió Lukus. Cursó sus estudios primarios y segundarios en Larache.
Estudios superiores en Granada [España].
Ex profesor del Colegio español [Luís Vives] de Larache.
Miembro fundador y Secretario General de la A.E.M.L.E [Asociación de Escritores Marroquíes en Lengua Española].
Presidente de la Asociación de Hispanistas de Larache.
Miembro activo y honorífico en varias asociaciones nacionales y extranjeras.
Ha presentado sus libros en España, en los Institutos Cervantes y en las facultades de letras en Marruecos.
Hasta la fecha Sibari ha publicado más de un centenar de artículos y doce obras.
Candidato al Premio Príncipe de Asturias de las letras [nominado por la Universidad Sidi Mohamed Ben Abdellah de Fez].
Premio Pablo Neruda 2004.
Condecorado por SM Juan Carlos I, rey de España, con el grado de la Cruz de Oficial del Mérito Civil [2003].

PUBLICACIONES
Novelas:
El Caballo 1993
Regulares de Larache 1994
Judería de Tetuán 1995
La rosa de Xauen 1996
Sidi Baba 1999
De Larache al Cielo 2006
Poesía:
Poemas de Larache 1994
Cuentos:
Cuentos de Larache 1998
El Babuchaza 2005
Relatos:
Relatos de las Hespérides 2000
Relatos del Hammam 2001
Pinchitos y Divorcios 2002

mohamedsibari@yahoo.fr








CONFESIÓN

Señor cura,
Después de nuestro
Último viaje,
Mi hermano
No es el mismo.
El hombre cambió
En su forma de ser.
Encerrado
En su alcoba está,
Escribiendo de noche
Y de día,
Y se acuesta al amanecer.
Apenas prueba bocado;
Sólo tinta y papel pide
A porfía.
¿Es brujería?
¿Será un entuerto?
No, mujer, no,
Contestó el clérigo.
Larache… hija mía,
Y que Dios me perdone,
Inspira hasta a un muerto.







SUEÑO

Al alba
Mis penas quise contar,
Y sin dejarme terminar,
A la noche me recomendó.
Ésta también se negó.
Supliqué y rogué,
Y de nada me sirvió.
“A las estrellas, dirígete”,
Me dijo la negra noche.
Ante éstas me arrodillé,
Y también me ignoraron.
Pregunté desesperado:
¿Por qué no me escucháis?
Pena les di, y me dijeron:
“Si tu pena es amor,
Para paliar tu dolor
Háblale a la luna”.
Hacia ella fui;
Feliz estaba, tan feliz
Porque me escuchaba,
Que en agradecimiento
Un beso le quise dar.
Pero apareció furioso
En llamas y celo
El sol, que me despertó.








DAMA DE NOCHE

Al atardecer, su mirada
Me hipnotizaba y me atraía.
Con su embrujo de sirena,
Al verla, como animal doméstico,
Por la calles de la medina
La seguía…
Su valía era su sombra,
Que danzaba
Dentro de blanca túnica de seda.
Sus coloridas y coquetas babuchas
Emanaban alegría,
Y bendecían el cielo
Por separar tan hermoso cuerpo
Del suelo.
Al encontrarse frente a un escalón,
Con sus manos de dedos muy finos
Como cristal sobrenatural,
Su chilaba
Ligeramente levantaba,
Descubriendo sus dos gemelos
De color blanco salino,
Suavemente tostado
Como rosado vino.
Custodiados por Aquiles, con imaginación
Invitaba a subir
Por las columnas
Y por el plateado techo del estrecho.
Embravecida la mar de espalda,
La salvación estaba en Troya,
En la negra cola de su caballo.
Sus hombros, de frente,
Al erguirse,
Su hermosa cara bajo su velo transparente
Y su cuello estilizado de gacela
Terminaban en dos almohadones separados.
La noche caía,
Y el candil se encendía.
Bajo un arco de herradura
E infinitos arabescos,
Cruzamos el patio interior
Donde la “Dama de noche”,
Como cómplice,
Como si fuera de día,
Su aroma,
Inmensamente de alegría,
Aún más florecía.
Una extraña música
Y el murmullo lejano
De las aguas de la fuente.
Nuestros cuerpos enlazados
Bajo un palio de techo,
Con sus mosquiteros,
Todo cubrían en el lecho.
Fue como si las aguas del Atlántico
Y del mar Nostrum
En un punto, brutalmente se mezclasen
En una mar bravía.
Al amanecer
Nuestros cuerpos
Destapados
Formaban un solo ser.





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