miércoles, 10 de noviembre de 2010

2011.- DADIÉ BERNARD


Bernard Binlin Dadié
(Assinie, 1916) Escritor de Costa de Marfil en lengua francesa. Su obra es un canto a la africanidad.

“Doy gracias a mi Dios por haberme creado negro
El blanco es un color de circunstancias
El negro, el color de cada día
Sostengo el mundo desde el principio de los tiempos
Y mi risa sobre el mundo, por la noche, creó el día”


Así hablaba Bernard Blin Dadié, el poeta. Nacido en Assinie, al sur de Costa de Marfil, en 1916, es conocido por su obra poética, Afrique Debout (1954) y Hommes de tous les continents (1967), pero también por sus noticias, Légendes africaines (1954), Commandant Taureault et ses nègres (1980) y Les jambes du fils de Dieu (1980).

Otros, sin embargo, prefieren sus crónicas, Les villes (1933), Un nègre à Paris (1959), Patron de New York (1956) o La ville où nul ne meurt (1968), y algunos incluso se inclinan por el Benard Dadié dramaturgo prolífico e imaginativo que reflejan sus obras teatrales, como Monsieur Thôgô-Gnini (1970), Mhoi ceul (1979) o Béatrice du Congo (1995).

Pero si por algo ha destacado el hijo de Gabriel Dadié, propietario agrícola y compañero de lucha del primer presidente marfileño, Félix Houphouët Boigny, ha sido por su novela Le Pagne Noir (1955), así como por sus obras autobiográficas, Climbié (1952) y Carnet de prison 1949-1950 (1984).

Es a la pluma fecunda de este emblemático escritor a la que los marfileños, los africanos en general, han decidido rendir un homenaje con una gran ceremonia prevista para los días 30 y 31 de agosto en el Palacio de la Cultura de Treichville, en Abdijan.

La producción de Bernard Dadié trasciende todas las generaciones desde la época colonial hasta nuestros días. Negritud en el alma que sigue la estela de Césaire, Senghor, Damas y otros, su obra destaca por la variedad de géneros que maneja con facilidad.

Sus viajes (Dakar, New York, París, etc.) por razones de estudios, profesionales, familiares o privados, le abrieron las puertas del mundo y del saber. Pero sin renunciar jamás a su compromiso con su cultura. Muy impregnada de la tradición africana, su pluma, según dicen los expertos, refleja a la vez una negación y una afirmación, la afirmación de la identidad africana que él promociona y la negación de una asimilación pacífica de la cultura occidental, de la que denuncia su complejo de superioridad.

Bernard Blin Dadié, pese al paso del tiempo (hoy tiene 94 años), se ha mantenido siempre firme en su compromiso literario y político. Encarcelado en 1949 en Grand Bassam por la administración colonial con otros compañeros de lucha como Mathieu Ekra y Jacob Williams, este gran hombre, que las generaciones actuales descubren con placer a través de sus opiniones relativas a la crisis político-militar de Costa de Marfil iniciada el 19 de septiembre de 2002, está definitivamente en contra de toda forma de neoimperialismo y siempre sensible a una temática central: “Asegurar la liberación total del hombre negro y la lucha contra toda forma de colonialismo político o económico”.

Personalidades destacadas han intentado retratarle, como Frederic Lemaire en Bernard Dadié: Itinéraire d'un écrivain africain dans la première moitiè du xxè siècle (L'harmattan, Paris, 2008) o Nicole Vinileoni en Comprendre l'oeuvre de Bernard B. Dadié, Les classiques africains (Issy-les Moulineaux, 1987).








TE AGRADEZCO SEÑOR

Te agradezco, Señor, que me hayas creado Negro,
que hayas hecho de mí
la suma de todos los dolores,
y puesto sobre mi cabeza, el Mundo.
Visto la librea del Centauro
y llevo el Mundo desde la primera aurora.
El blanco es un color de circunstancias,
el negro, el color de todos los días,
y llevo el Mundo desde el primer crepúsculo.

Estoy contento
con la forma de mi cabeza
hecha para llevar el Mundo,
Satisfecho
de la forma de mi nariz
que debe aspirar todo el viento del Mundo,
Feliz
Con la forma de mis piernas
proveas a correr todas las etapas del Mundo.

Te agradezco, Señor, que me hayas creado Negro,
que hayas hecho de mí, la suma de todos los dolores.
Treinta y seis espadas han traspasado mi corazón.
Treinta y seis braseros han quemado mi cuerpo.
Y mi sangre sobre todos los calvarios ha enrojecido la nieve.
Y mi sangre en todos los nacientes ha enrojecido el horizonte.

Pero lo mismo estoy
Contento con llevar el Mundo,
Contento con mis brazos cortos,
con mis brazos largos
con el espesor de mis labios.

Te agradezco, Señor, que me hayas creado Negro,
blanco es un color de circunstancias,
el negro, el color de todos los días,
y yo llevo el Mundo desde el alba de los tiempos.
Y mi risa sobre el Mundo, en la noche, crea el Día.
Te agradezco, Señor, que me hayas creado Negro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario