Ha sido profesor en diversas universidades de Europa y América. Colabora habitualmente con revistas literarias españolas e hispanoamericanas, y con instituciones como el Instituto Cervantes, la Agencia Española de Cooperación Internacional, la Residencia de Estudiantes, la Casa de América y el Consejo de Europa.
Su poesía aparece en numerosas antologías y ha sido traducida a varios idiomas. En su vertiente de ensayista ha prestado especial atención a Borges, Álvaro Mutis, la literatura medieval y la literatura comparada.
-POESÍA
El difícil ejercicio del olvido (1997)
Chicago, West Barry, 628 (2000)
No olvides mi rostro (2001)
Infierno del Enamorado (2002)
El espejo que lleva mi nombre escrito (2006)
Sir Hasirim (2006)
-ENSAYO
Para Catalina Micaela: Álvaro Mutis, más allá del tiempo (1997)
“Cuando Stonewall Jackson conoció al General Lee”, ensayo sobre José María Álvarez, en Los prodigios de la cera, antología de la poesía de José María Álvarez (2008)
“Víctor Manuel Mendiola: una respiración poética”, introducción a Vuelo 294 y otros poemas, de Víctor Manuel Mendiola (2010)
COMO UN LIBRO
Perdido,
abandonado entre filas extrañas,
rehén de congéneres fortuitos que entienden otro idioma,
víctima del azar de un bibliotecario burlón
o una mano inexperta,
solo y soslayado,
hasta que alguien me encuentre.
El difícil ejercicio del olvido (1997)
Chicago, West Barry, 628 (2000)
No olvides mi rostro (2001)
Infierno del Enamorado (2002)
El espejo que lleva mi nombre escrito (2006)
Sir Hasirim (2006)
-ENSAYO
Para Catalina Micaela: Álvaro Mutis, más allá del tiempo (1997)
“Cuando Stonewall Jackson conoció al General Lee”, ensayo sobre José María Álvarez, en Los prodigios de la cera, antología de la poesía de José María Álvarez (2008)
“Víctor Manuel Mendiola: una respiración poética”, introducción a Vuelo 294 y otros poemas, de Víctor Manuel Mendiola (2010)
COMO UN LIBRO
Perdido,
abandonado entre filas extrañas,
rehén de congéneres fortuitos que entienden otro idioma,
víctima del azar de un bibliotecario burlón
o una mano inexperta,
solo y soslayado,
hasta que alguien me encuentre.
METRO DE CHICAGO
A lo largo del viaje
la mujer de tu vida se te escapa repetidas veces,
siempre en el lado opuesto de la vía,
en el otro andén,
en la otra cola,
saliendo del museo o del restaurante cuando tú entras:
un segundo de vacilación es suficiente.
QUÉ SE FIZIERON
El rostro vislumbrado en el Rynek Ratusz de Wroclaw,
la croata de Dubrovnik, que se confundió de cuarto,
la encantadora rumana del curso de extranjeros,
la gallega del cercanías, que se quedó en Nuevos Ministerios,
la holandesa pelirroja de Choisy-le Roi,
Nicola Davis, de Westcastlegate, del coro de mi amigo Bill,
Sandra Gaudenzi, la de los ojos de Giotto,
por no hablar de otras, a las que conocí más.
Ahí están, en mi corazón,
quemándome desde dentro con un fulgor desconocido
-derritiéndome sin derretirse,
abrasándome con el hielo
de lo no sido-
las nieves de antaño.
AGGIORNAMENTOS
Algunas cosas no precisan
ser modernizadas.
Antes, el dios flechador hería
con un único dardo. Ese bastaba
para abrirte el alma en carne viva.
Como la lanza de Aquiles, sólo
el toque de la misma arma restañaba la herida
o lo hacía la consoladora Muerte.
Esa única herida era suficiente
para emponzoñar la sangre de un amor sin cura.
No servía triaca ni bezoar:
había que desangrarse entero para comenzar de nuevo.
Los tiempos han cambiado.
Cuando el Cupido metálico te escoge
cubre el cielo con sus flechas
como el arco galés en Agincourt
o los persas en las Termópilas.
Con mecánica saña
sigue disparando, insensible
a mi enmudecido grito,
a mi cuerpo alfileteado de venablos,
a que ya ni puedo moverme, clavado en el suelo.
ATAVISMOS
Sigues atávicos métodos
tradicionales,
heredados de madre a hija por siglos,
y desconfías de modernos
avances.
Nada de vidrio, hielo,
metales
o envases al vacío.
Para conservar
mi corazón, de amor herido,
tú prefieres la sal.
CAMBIO DE PIEL
Hacia adentro el mudar
hacia adentro.
No como las otras serpientes
que se renuevan en el ciclo
e inmolan su piel como descargo.
Yo no puedo.
Las pieles antiguas, cuando renazco,
se me hunden dentro.
No puedo soltar mis recuerdos como lastre:
hacia dentro se abren mis carnes
para guardar los ciclos pasados.
No soy como las otras serpientes.
No dejo nada. Todo es sedimento.
Yo me inmolo.
Las añadas se desgajan rasgando
y me despellejo.
Las pieles se sueltan y se van quedando en lo hondo
Adentro
Muy adentro
MAPA
Ese mapa que me diste
de tu corazón
es como uno de esos mapas turísticos:
todo lo hermoso
está cerca
y las calles son cortas
y las rutas diáfanas.
Pero luego
las distancias no corresponden
hay calles que no están señaladas
y los caminos son complejos
e intrincados.
Y ya es muy tarde, porque me he adentrado
en la ciudad, y no hay vuelta
atrás.
Tus ojos miran muy lejos
y ya no me sirven de referencia.
Me he perdido
irremisiblemente.
NAGLFAR
Esa, que no se muerde las uñas,
no tiene miedo a la muerte.
Le importa más la belleza
que el miedo,
más Modigliani y el Greco
que la nave de los muertos.
Tómame de la mano con tus uñas largas,
modela mi cara y mi camino con tus dedos largos,
aliméntame con tus uñas almendradas,
marca mi noche con tus medias lunas.
Nada me importa salvo tus blancas manos.
Tu mano vence a la muerte
Tu mano de mar borra la arena y los barcos
Tu mano toca el mundo y lo crea todo
CONQUISTA
Mis ojos y mi boca recorren tu cuerpo como ejército de insectos.
Pierden pie en el mercurio de tu piel, se levantan
vadean hoyuelos persiguen atajos
caen en las trampas móviles que tiendes
clavan banderas de amor y de deseo
en las cotas vencidas
almacenan pedazos de tu calor para pasar el invierno
anegan cada rincón con miles de patas diminutas
pueblan todo con rigor milimétrico
parcelan en hexágonos tu piel de cera
trazan mapas detallados, abren caminos
arman pontones para vencer
el vértigo de tu hermosura.
Conquistan para rendirse,
para postrarse
como bárbaros arrodillados ante la faz del Basileus.
CORAZÓN LETRADO
Te ríes de mí
por mi corazón
lleno de letras
No has entendido
No es por los libros
Lo cubrí de periódicos
por el frío
REVISTA LITERARIA BAQUIANA
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