Premalata Matesanz (New Prague, Estados Unidos, 1946)
Ha publicado: En alas de la gracia (Ediciones Colectivo Poético Cardo, 2006) y
"Del amor y otros paisajes" (2007).
Rubén el Sicario
Dejó su cordón umbilical
detrás de un vagón de tren.
El techo de lámina repicó en las tempestades
con la cabalgata de los cuatro jinetes.
Juguetes, rotos antes de ser suyos,
yacían en el piso de lodo.
El fango tiñó sus nalgas
mientras jugaba.
En su mundo, los gemidos
no eran cosa de cuidado.
No faltaron buenos maestros
en la escuela sin muros
aunque las licenciaturas eran pocas.
Decidió seguir a los ganadores.
Veneraba a la Santa Muerte,
como antiguo devoto de Kali.
Buscó la fama en su oficio.
Cabrón fracasado.
Al final nosotros,
que nada le dimos,
le regalamos un cajón de pino.
De En alas de la gracia (2006)
El tapiz esta casi hecho.
Una matrona del siglo 21
copia con fidelidad
la visión del Medioevo.
El unicornio y un león en tonos perfectos,
la dama en azul y oro.
¡Que tesoro
tener el tiempo!
El sendero de silencio
Mis pies caminan
el sendero de silencio al templo.
En la lejanía, a mi izquierda
el distante susurro de un coche solitario.
Cerca, a mi derecha,
insectos y ranas cantan llano en los helechos.
A mi espalda el silencio profundo.
un bálsamo liso consolador.
Enfrente de mí, un niño llama a un niño.
-Ven, ven a ver esto. Mira lo que encontré.
En lo alto los pinos y robles chismean con el viento.
Debajo de mi pie cascar de arena y guijarros.
Adentro el mantra talla
aun más hondo la paz.
Darshan
Te observo.
Una sonrisa juega al escondite:
de mis labios a mis ojos
y de regreso.
Eres un ser especial:
raza de fénix único
haces de nosotros
pájaros de fuego.
Me deslizo dentro del suave silencio,
no hay más que tú y yo.
Un día encontraré que hasta yo, ya no estaré.
Septiembre en las montañas
Septiembre en las montañas
la llovizna y bruma han cerrado,
el cielo es un cromo gris,
edificios y lago son peltre mojado.
Los pinos y abetos
apenas se mueven para cachar la brizna.
Veo al verano volverse otoño
mientras Sus palabras
golpean las barricadas
que puse al mi alrededor.
-Soy sagrada- me dijo.
-Soy sagrada- suenen los tambores del canto de la tarde.
-Soy sagrada- repiquan las campanas en la suave neblina.
-sagrada- el susurro hace eco hondo.
Entonces quietud.
Importo;
soy cáliz de su gracia.
Soy templo.
Más que eso:
Soy sagrada.
Soy santificada.
Más que eso.
Soy Dios.
Yo Soy … Yo Soy.
Quietud
Soy Dios.
Con suavidad toco mi mano
-Sabe- me susurro – esto es carne sagrada-.
II
-El uno se volvió muchos para su propio deleite.
Soy esos muchos.
Soy ese uno.
Mi mente lo roe
Como perro su hueso
Me pregunto
¿Tiene el poder
de masticar esto?
Ah, no luches tanto.
Vamos a sentarnos en la quietud
a ver los pinos cachar la lluvia.
Respiración
Soy cáliz
sostengo asombro
sostengo aire
sostengo Dios
halito moscatel
machacado de sagradas uvas
tan espeso
tan ligero
mi cuerpo se estremece
¡Pies,
pisen leve este mundo!
ni una gota
caiga del cáliz
sin ser notada
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