MARIANELA TORTÓS ALBÁN
Nació en Abril de 1967 en San José de Costa Rica. Secretaria y Técnica en Administración de Empresas de profesión.
Ha participado, promovido y colaborado en la promoción de intercambios poéticos nacionales e internacionales, incluyendo el Encuentro Internacional “Poetisas en Paraíso” realizado en Paraíso de Cartago en julio de 1999.
Sus poemas han sido publicados en antologías y revistas de Costa Rica, México, Argentina, Brasil, Nicaragua y España (Opera Prima).
Es autora de los siguientes poemarios inéditos: ¿Por qué del Llanto?, La Duda Reparable, Cuadernillo de Poemas, Árbol de tus Manos, La Llama Triple, Silencios de Gaveta, Poemas de Ausencia para un Hombre de Viento y Madera.
LA SOMBRA DEL CÍRCULO
De regreso a la casa,
a la sombra de la sombra,
a esta esquina repugnante de mí misma
que me odio en cada sábana muda,
como si odiándome
redimiera el karma de silencio
que voy sembrando en cada estancia.
¿Cómo pude adivinar, Señor,
el letargo maldito de mi piel?
¿Cómo pude saber
que tanta puerta abierta
cerraría hasta la última ventana
de mis ojos?
Pero es que algún día
salí a la acera y el tumulto en el viento
borró todos los versos que llevaba
y no pude sostener este cuerpo
que ya era piedra y flauta destruida.
Perdón, Señor,
perdón por estas horas desoladas
con que pinto las paredes de esta casa,
perdón por cerrar el silencio
más y más
en este círculo inefable de dolor.
EL VAIVÉN DEL MILAGRO
La lluvia se transparenta
en la palabra sencillez
de esta niña que resucita
el amanecer de un río
indomable como los ojos.
Tan frescas tempestades
son los dioses que inventa el polvo.
El pétalo incipiente en alas
como decir la inocencia
sorprendiéndose en el augurio
de todos los adioses del mundo.
Y el tallo no es más que un silencio
suspendido en el vaivén del milagro.
Ya hay demasiadas libélulas rompiendo
el oído del futuro y sus cenizas;
y todo es aguzar la inmediata sonrisa
en la pupila y más allá del poro.
Porque a esta niña le sobran
los pétalos que no morirán en la orilla.
ANDAMIOS EQUIVOCADOS
Construimos revanchas
como hilos extendiendo
su blancura hacia la niebla.
Decir cada camino
con todos los nombres
es apocalipsis de los pasos.
Hay que adelantar
cada ceniza posible de misterio;
no más,
sólo cada ceniza
como huérfano abierto a la ternura,
porque la lluvia destruye
el verde si no vuela.
No importa el desaire
de cada silencio que es el otro,
porque el otro sobrevive también
otros desaires en su piel.
Tanto camino.
Tanto andamio.
Estructuras boreales
subiendo y construyéndonos.
Ven a mis brazos sobre la noche, amor,
aquí terminaremos la amalgama
de nuestros nombres.
Extraordinarios poemas Nelita
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar