lunes, 3 de diciembre de 2012

DIANA RODRIGO RUIZ [8751]


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DIANA RODRIGO RUIZ
Diana Rodrigo Ruiz nace en Ciudad Real, el día 21 de septiembre de 1978, aunque reside en Miguelturra, de allí es su familia y de allí se siente ella.
Licenciada en Ciencias Empresariales por la UCLM y diplomada en Gestión del Mercado Cultural y del Ocio y en Animación a la Lectura por la UNED, Diana Rodrigo Ruiz continúa con su formación académica cursando Filología Hispánica por la UNED.
Su intensa vinculación con la literatura le ha llevado a desarrollar su labor profesional actual como gestora cultural. Además de conducir el Club de Lectura que organiza la Biblioteca Municipal de Miguelturra (su pueblo natal) desde 2003, es colaboradora habitual de bibliotecas, librerías, colegios e institutos de toda España con la realización de Monográficos Literarios dirigidos tanto a niños como adultos, con el ánimo de promover la lectura y también colabora con diversos medios televisivos, de prensa y radio de todo el pais.

Desde el año 2000 es componente (actualmente integrante de la junta directiva) del Grupo Literario Guadiana, que publica periodicamente la Revista Manxa, en la que comenzó a difundir parte de su obra. 

Ha dado numerosos recitales poéticos por toda España, algunos de ellos de carácter benéfico, en colaboración con UNICEF y con diversas ONG's.
Otras muchas revistas literarias entre las que cabe señalar Azahar, Aldaba, Pan de Trigo o La Hoja en Blanco; así como varios sitios de Internet, le han abierto sus páginas.

Ha sido traducida al inglés y al francés e incluída en algunas antologías como la de Poesía Homenaje a Juan Ramón Jiménez o Poesía Homenaje a la Generación del 27 del Ateneo de Sevilla, la de Poesía en el nacimiento de Cernuda (literaturas.com), el libro Homenaje al Quijote o Antología Rota (Grupo Literario Guadiana), Inmaduros 26 (JCCM), Poesía Española. Una propuesta. De la Generación del 68 a la del 2000 (Biblioteca CyH) o Más allá de las palabras (Paquita Gallego Pozo)..


Entre los premios literarios que ha obtenido Diana Rodrigo, destacan un Accésit del Premio de Poesía Ángaro (Sevilla), el Premio Certamen Poesía Memorial Bruno Alzola (Asturias), el Premio Poesía Joven Miguel Hernández (Alicante), el Premio Narrativa y Poesía Joven "Fiestas de las Letras Ciudad de Tomelloso" (Ciudad Real), Premio Casas Regionales (Alcobendas, Madrid), el III Concurso Radial y Televisivo de Poesía Librería Mediática (Caracas, Venezuela), el Premio Certamen del Trascacho (Valdepeñas, Ciudad Real).

Como recitadora, ha sido galardonada con el Premio de Recitadores de Textos de la Solana (Ciudad Real) y el Premio Certamen Declamación Diego Granados Jiménez (Almería).

Ha publicado los poemarios “Parque de Sombras” (Accésit Premio Poesía Ángaro 2010) y “Origen” (Premio Carta Puebla 2006) y junto a otros jóvenes del Grupo Guadiana el libro-cd “La Voz de los Jóvenes” (Ciudad Real, 2000).




LA FUENTE

Era mayo, 
frontera de la lluvia, 
vértice de una hoguera de colores…


Reunidas bajo el agua 
mis manos y mi boca, 
celebraban la fuente ante la sed.

Se me moría el cuerpo 
después de la carrera, 
y al llegar a los caños de latón 
los gorriones 
agitaban sus alas 
ahogando mayo en poesía.

¡Pura luz derramada ante mis ojos!

El parque desgranaba los insectos 
sobre las rosas tiernas 
y una ligera brisa 
me secaba los labios 
para que continuara mi camino.

Del libro “Gotas de Esperanza” Ediciones C&G






Desierta: como un día gris sin nubes.
Solitaria: gaviota en la distancia.
Estéril: como un río sin destino.
Abandonada: niño sin abrazo.
Yerma: como la tierra abierta en dos.
Despojada: la piel de la caricia.
Marchita: como el sol a media tarde.
Deshabitada: residencia en sombras.
Huérfana: como el mar sin la marea.
Vacía: muerte abierta en las entrañas. 
Sedienta: como el aire de un suspiro.
Devastada: relámpago voraz. 
Hueca: como la voz sin la palabra.
Llena: de todo... todo menos vida.

Del poemario Parque de sombras





Desde el umbral de la tristeza escribo
y te espero, y te nombro…
y son tus iniciales en mis labios
un beso amargo, y dulce. 
Me recreo en tu nombre, porque existes,
y me digo que no hay nada en el mundo
mejor que pronunciarte.

Suena a viento silbando entre la lluvia,
a mar, a cresta de ola
rompiéndose en la arena,
a girones de luz desde el crepúsculo.

Y si te llamo y llegas, y eres más que palabra,
deletreo tu piel hasta el silencio,
y sílaba tras sílaba… va dejando el amor
firmado este poema.

Del poemario Parque de sombras







Bebo lágrimas, bebo lejanías,
bebo esperas y bebo desencuentros.
Bebo el cielo sereno y azulado...
reflejado en las aguas transparentes
de la fuente que me habla en cada gota.
Siempre la fuente blanca...
ceñida a la cintura de un almendro,
buscadora de labios anhelantes
–desiertos divididos en la lluvia–. 
Si en el parque la buscas, a la izquierda,
detenida en las huellas de los niños,
en el primer sendero de abedules.
Camina lentamente... con cuidado,
no asustando a los pájaros que bajan
a beber a las doce en punto (nunca
se retrasa ninguno). Y un mendigo
sin esperanza bebe también: quiere
lavarse la pobreza. 

Regresarás allí si la visitas,
si bebes de sus aguas,
como regresan todos,
como regreso siempre yo a limpiarme
el alma cuando nadie puede verme...
siempre, en la fuente blanca. 

Del poemario Parque de sombras







Ahora todo tiene precio. Espero
que no me cobren por mirar al cielo.
No imagino una nube etiquetada,
ni tener que hacer cola en las rebajas
para comprar un kilo de penumbra.
Sería extraño recibir factura
por adquirir un rayo de tormenta,
pagar por respirar entre la niebla
o conseguir estrellas en el Rastro. 
Ahora todo tiene precio, años
caducados y fechas de consumo,
fin de existencias, bienes y otros lujos...
tengo la cuenta entera para mí,
el alquiler a solas, ser feliz
en un asiento triste de autobús
y mirar al cristal sin estar tú

Del poemario Parque de sombras






“¡Lávame el alma entera!”–Pedí al mar,
llorando frustración sobre las olas.
Un niño malogrado era mi llanto,
un niño confundido entre la arena...
perdido para siempre en el abismo.
“¡Lávame el corazón, que me desangro!”
–Grité al mar, desterrada allí en su orilla.
Una rosa marchita era mi súplica,
una rosa quebrada entre la arena...
deshojada en las aguas de la vida.
“¡Llévate este dolor que me consume!”
–Clamé al mar, derrüida entre las lágrimas.
Pero el mar no escuchó todas las lágrimas...
pero el mar me dejó sola en la arena.

Del poemario Parque de sombras






Despacio se me pasan las mañanas
en este circo vivo de la vida
–Estériles noticias en las calles:
niños rotos... juguetes al antojo
de un verdugo cualquiera sin escrúpulos,
mujeres y hombres todos ocupados,
y guerras y desgracias infinitas–. 
Miro el reloj y está desnudo de horas,
de todos los segundos que he perdido
escuchando el latido de otras almas,
de todos los minutos revelados
a mis ojos –secreto inconfesable–.
Vida triste... tristísima de lejos,
porque no quiero verla tan de cerca...
La vida se resuelve en un instante:
nubes desvanecidas tras la lluvia
o la simple palabra del amor. 

Del poemario Parque de sombras






La tristeza es la fiera que devora
las tardes del otoño…
no había visto tardes más heridas. 
Pregunto a las aceras por el plomo
que me cayó en el alma por castigo: 
¿porqué el dolor derrama aquí su enojo?
¿porqué me olvida siempre la alegría?

En las manos me queda sólo el polvo
del camino que anduve por ternura,
y silencio cubriéndome los ojos. 

¿Qué será de mi vida si me marcho
y cómo regresar si me equivoco?

Son tantas las preguntas que no encuentro
ninguna solución a los despojos
que se esconden en mi alma… 

Llevo la duda hiriéndome los hombros
y en los huesos, cadenas que me ciñen
al abismo profundo, como un pozo,
como una llaga abierta en la memoria,
como una nueva lágrima en el rostro. 

Y ando la incertidumbre de saber
que rumbo he de tomar, y de qué modo
decidir si la vida es suficiente
o si hasta con la vida me equivoco.

Del poemario Parque de sombras




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