miércoles, 26 de diciembre de 2012

ALFRED KREYMBORG [9045]




Alfred Francis Kreymborg (Nació en New York City el 10 diciembre 1883 y murió el 14 agosto 1966) fue un poeta, novelista, dramaturgo, editor literario y antólogo norteamericano.

OBRA.

Works

Maxim Lieber was Kreymborg's literary agent in 1947.
Love and Life and Other Studies (1908)
Apostrophes: A Book of Tributes to Masters of Music (1910)
Erna Vitek (1914) novel
Edna: The Girl of the Street (1915) [1] PDF of 1919 edition with G. B. Shaw contribution
To My Mother 10 Rhythms (1915)
Mushrooms: A Book of Free Forms (1916) poems, as 1915 Mushrooms 16 Rhythms in Bruno Chap Books
Others: An Anthology of the New Verse (1916) editor
Others: An Anthology of the New Verse (1917) editor
Six Plays for Poem-Mimes (1918)
Blood of Things: A Second Book of Free Forms (1920)
Others for 1919: An Anthology of the New Verse (1920)
Plays for Merry Andrews (1920)
Less Lonely (1923)
Puppet Plays (1923)
Troubadour (1925) autobiography
Lima Beans. A Scherzo Play in One Act (1925)
Rocking Chairs and Other Comedies (1925)
Manikin and Minikin (1925)
Scarlet and Mellow (1926)
There's a Moon Tonight (1926) comedy
The American Caravan (1927), yearbook, editor with Lewis Mumford, Van Wyck Brooks and Paul Rosenfeld, later years also
Funnybone Alley (1927)
The Lost Sail, A Cape Cod Diary (1928)
Alfred Kreymborg (1928) The Pamphlet Poets
Manhattan Men: Poems and Epitaphs (1929) poems
Body and Stone: A Song Cycle (1929)
A History of American Poetry: Our Singing Strength (1929) also later in 1934
An Anthology of American Poetry Lyric: America 1630–1930 (1930) anthology, later editions are supplemented
Prologue in Hell (1930)
I'm Not Complaining: A Kaffeeklatsch (1932)
Little World. 1914 and After (1932)
I'm No Hero (1933)
How Do You Do Sir? And Other Short Plays (1934)
Anthology of One-Act Plays 1937-38 (1938) editor
The Planets: A Modern Allegory (1938)
Two New Yorkers (1938) editor Stanley Burnshaw, illustrated by Alexander Kruse
The Four Apes and Other Fables of Our Day (1939)
Poetic Drama: An Anthology of Plays in Verse (1941) editor
Ten American Ballads (1942)
Selected Poems 1912 to 1944 (1945)
Man and Shadow: An Allegory (1946) poems
The Poetry Society of America Anthology (1946) editor with Amy Bonner and others
No More War: An Ode to Peace (1949)
No More War and other poems (1950)




EL ÁRBOL

Soy cuatro monos.
Uno cuelga de una pata,
como cola,
charlándole a la tierra;
otro está repletando su panza de coco;
el tercero está arriba en las ramas cimeras,
interrogando al cielo.
Y el cuarto,
persiguiendo a otro mono.
¿Cuántos monos eres tú?





IDEALISTAS

Hermano árbol:
¿Por qué subes y subes?
¿Sueñas con que algún día tocarás el cielo?

Hermano arroyo:
¿Por qué corres y corres?
¿ Sueñas con que algún día llenarás el mar?
Hermano pájaro:
¿Por qué cantas y cantas?
Sueñas.

Joven:
¿Por qué hablas y hablas y hablas?







IMPROVISACIÓN

Viento:
¿Por qué tocas
ese largo, bello adagio,
ese aire arcaico,
esta noche?
¿No tendrá fin?
¿O es el principio,
un preludio el que quieres?

¿Es un cuento el que truenas?
Ayer, ayer.
¿No nos das nada más?

Viento:
sigue tocando.
No hay esperanza
ni rebelión
en ti.






MENOS SOLITARIO

Cuatro criaturas,
apenas mayores que gnomos,
pero alegres como gnomos—
aunque sus caras eran pálidas,
sus ojos azul pálido,
su pelo de oro pálido—
y sus semblantes serios,
sus ropas
retazos improvisados
de lo que fueron trajes—
chanclas de palo por zapatos,
pana surcida por medias,
cáñamo amarillo por ligas—
y bajo los brazos de saltamontes,
un cerro
y un cerro
y un cerro
y un cerro de libros—
dos adelante y dos detrás
o los cuatro en fondo,
cuatro gnomos chiquitos
camino de la escuela
o de vuelta de la escuela—
los árboles arriba cabeceando,
los caminos debajo trotando,
e Italia por todas partes ondulando,
cabezas perezosas,
venas adormecidas,
voces soñadoras
cantando al unísono—
dieci per uno dieci
dieci per due venti
dieci per tre trenta—
llevaban un eco,
un eco confuso,
una vocecita,
una voz tímida,
desde lejos
en los montes,
sobre el mar,
tras el horizonte,
detrás de los años—
diez por uno diez,
diez por dos veinte,
diez por tres—
solo yo
nunca pude ir
tan despreocupado,
ni tan musical—
y cada uno
tenía un halo
o un collar,
o un brazalete
de violetas
barba azules—
mientras yo
tenía una gorra,
una gorra aturdida de New York,
y la ciudad sobre mí,
las casas en mi cabeza,
las calles en mi espalda,
y bajo mis brazos y mis piernas—
caminando sólo solo,
con un barullo dentro,
pensando, cavilando
en lo que iba a venir,
y si mañana,
o pasado mañana,
o el día después de pasado mañana
o seguramente el día después
sería más claro
y más azul
y más fácil—
y menos solitario.






CAMPESINO

Es la mezcolanza del campesinaje
lo que lo hace tan lento.
Menea la cabeza
para hablar
como una vaca
para pacer.
Plégase al hábito
de rascar con los pies
por debajo,
como un gusano medidor:
antepasados suyos
doblados sobre libros
trazaron cortas rectas
bajo dobles hileras de números
para guardar sus escasos ahorros
de filtrarse al suelo.
Si le lanzáis a quemarropa
una pregunta
parpadeará dos a tres veces
y revolverá la cabeza
como un búho
a los alfilerazos
del alba que no ve.
Hay poquísima carne
sobre sus huesos.
No hay entusiasmo
en sus zancadas:
parece que esperara
el golpe sobre el anca
para avanzar
otro paso adelante;
paso adelante, ¿a qué?
Nunca una tierra,
ni casa,
ni pajar,
ha poseído;
siéntase incómodo
en sillas
en que lo invitáis a hacerlo:
si lo hicierais,
conservaría el sombrero en la mano
en acecho del momento
en que una pausa de silencio
que atento atisba
con la oreja ladeada
lo convide a seguir su camino;
su camino ¿adónde?
No importa nada.
Ha aprendido
a encogerse de hombros
y así se encogerá de hombros ahora:
los gusanos lo hacen
cuando alguien los detiene con un palo
¿Que hay un cielo encima?
¿Una esperanza que pide vuelo?
Tal vez los pájaros lo sepan,
pero los pájaros
de pájaros descienden.






VISTA

La nieve;
ah, sí; ah, sí; de veras,
es blanca y bella, blanca y bella,
realmente bella,
desde mi ventana.
El mar;
ah, sí; ah, sí; de veras,
es verde y fascinante, verde y fascinante,
realmente fascinante,
desde la costa.
¿El amor?
Ah, sí; ah, sí; ah, sí; de veras,
realmente sí; ah, sí; de veras.


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WE want a man of forty for the job. 
One who has enjoyed his little fill of romance. 
And suffered intermittent indigestion ever since. 
One whose memories are sufficiently cold 
successfully to resist the embraces of truancy. 
To whom a mountain 
no longer looms an ideal 
to scramble up and tumble down, 
but is an actual thing made of stone 
bristling with multitudinous edges 
to bark one's shins or break one's neck upon. 
To whom a lake or a river 
or other body of water 
no longer entices the search for one's likeness 
(we only ask a man to be himself 
and not go diving after phantoms), 
but is a place one might readily drown in, 
one's muscles no longer quite what they were. 
Who has achieved 
that ultimate disillusionment: 
not to be able to differentiate 
the respective features, limbs or what not 
of his whilom Graces and Gwendolyns, 
or if he could wouldn't want to, 
would devote the rest of his days to a desk 
piled sky high with ledgers and cash books: 
Such a man would be certain to stick, 
We want such a man for the job. 




Animals

What animal you are 
or whether you are 
an animal, I 
am too dumb to tell. 
Some moments, 
I feel you've come out of the earth, 
out of some cool white stone 
deep down in the earth. 
Or there brushes past 
and lurks in a corner 
the thought 
that you slipped from a tree 
when the earth stopped spinning, 
that a blue shell brought you 
when the sea tired waltzing. 
You might be a mouse, 
the dryad of a woodpecker, 
or a pure tiny fish dream; 
you might be something dropped from the sky, 
not a god-child- 
I wouldn't have you that- 
nor a cloud- 
though I love clouds. 
You're something not a bird, 
I can tell. 
If I could find you somewhere 
outside 
of me, I might tell- 
but inside? 






Geometry

NEVER a mouse 
chases ever a tail, 
never a mouse ever sees 
that always a cat 
catches always a mouse, 
cats being kittens 
who once chased their tails. 
Toss a pebble into a stream, 
never a circle catches a circle; 
shoot a dawn-ball 
into the sky, 
never a moonbeam 
catches a sun; 
drop the same thought 
on the floor: 
Only a kitten catches a tail, 
the tail being straight, 
the kitten a circle. 
Yet never a mouse 
chases ever a tail, 
never a mouse ever sees 
that always some death 
catches always his mouse, 
deaths being kittens 
who once chased their tails. 

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