Luis Eduardo Alonso nació en Buenos Aires, ARGENTINA en 1951 y murió en el año 2002. Participó en el taller literario "Mario Jorge De Lellis" y en la revista Mascaró. En el campo literario, publicó Canto a dos lágrimas ante el invasor (1975), La mar (1982), Las Indias (1985). En 1984 se estrenó su obra de teatro La tierra sin mal.
EL CENTINELA DE LA SANTISIMA TRINIDAD DE BUENOS AIRES
el viento
sólo escucho el viento
Será un sueño o un indio quien mueve los juncos?
y como en las noches de España al fin es un ave más de
este mundo
Sólo la luz del amanecer y mis soldados dormidos permanecen
inmóviles ante el viento
Perecer de hambre entre nosotros o huir a los indios fue tu
gran pregunta Maldonada
no ser fiel a tu bandera
a mí que te contemplé y a los otros que te amaron
Cómo serás ahora capturada a un árbol
y a la boca de los tigres donde el capitán te ha arrojado
Mas valdría haber mordido estos cueros hasta que el alma
te salga de la carne
y morir aquí donde comería tus muslos toda la santa noche
LA MULATA DE LA GUAYANA FRANCESA
ella me dice perpètue cette domination en violant les lois
naturelles
pero yo sólo entiendo dominación
ella repite que la necesite de la liberation ne dois pas etre
le front de notre imagination
pero apenas comprendo imaginación entre el ruido de este pobre
bus que se detiene en la costa
Ante la inmensa playa propicia a la retórica nos hemos quedado
callados
y al fin nos entendemos
oyendo esas aves que hablan con un ruido de rama que se
parte
Pero el bus vuelve a andar dejando atrás esa playa donde son
inútiles los diccionarios del mundo
y otra vez estamos solos,
cada uno en su lenguaje
Trabajo a tristeza
quién sólo vendió y vendió una nada que arrastraba blandiendo como un demente
y vio sus sueños en grandes letras prenderse y apagarse LEVI'S FORD
quien fue tornero
o pintor o telefonista alucinada por ser hermosa en la habitación 44 del loquero
quienes soñaron que no tenían que comer y al despertar nunca tenían que comer
quienes sin estar borrachos sólo salían de las fábricas sabiendo que no hay más trabajo
quienes saltaron desde un edificio poseídos a altas horas de la desesperación
y frente a la Naturaleza muerta de las máquinas fueron felices con un pico y una piedra
quien en vano puso a su almacén nombres como EL POERVENIR EL TRIUNFO
quien fue portuario y boxeador y nuevamente portuario
y quien se mató por miedo a todo esto o creyó en Dios en Perón
mientras la mujer
ay mi madre lavó treinta años el mismo plato tras la melancolía de la jaula de los canarios
Son golpes a la cabeza, al estómago
Loche esquiva en un ring donde los héroes sucumben bruscamente
y aplaudimos
semejanzas
parentescos entre los ídolos y el pueblo
esquivar los golpes y quedar intactos
hemos dejado las alas quietas ante un liberalismo que chorrea nuestra sangre
años quemados en el propio fuego que encendimos y votamos
aunque sea yeta nombrarlo
vivimos muy tristes, trabajamos
a tristeza
(del libro de poemas Sudestadas)
el muelle animal cansado
ocultas tu pie en la agua seguro de ser más bello
y me deshonras
Entonces qué hierros alzas desesperadamente doblados
Qué sueñas con ese amanecer que te ilumina
La mar no te vence y la derrotas
y entonces también yo
puedo soñar
pero el viejo pescador conserva del tiempo un vaivén de reloj
él orina tristemente en la proa
se abandona sobre el océano
ay sus pensamientos
sólo estuvieron en la mente de los esclavos y los genios
No hay pecado
y arroja la red
no hay nadie en la bahía y en la noche las olas llaman y llaman
nadie responde
Qué triste
tu vida estará siempre atardeciendo en aquella costa sola
a veces en las playas serenas descubro que todo está concluido
y sólo esta luna me defiende
De: "La mar", Ediciones La lámpara errante de poesía, 1982
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