sábado, 24 de noviembre de 2012

ALFREDO JORGE MAXIT [8672]




Alfredo Jorge Maxit
Escritor argentino (Colón, Entre Ríos, 1942). Después de 42 años de residencia en la ciudad de Buenos Aires, ha regresado a su pueblo natal. Es autor de ocho libros de poesía. Entre ellos, Des/habitaciones (2006), Sombras de luz (2007), En tránsito (2008) —distinguido, como también La poesía desde los poemas (2009), con la faja de honor de la Sociedad de Escritores de la Provincia de Buenos Aires— y Cada luz (2011). Ganador del Premio Internacional Federico García Lorca (2011), otorgado por la Cátedra Libre de Cultura Andaluza  y Ediciones Hespérides, por su obra Cuento sonámbulo. Ha escrito también obras teatrales —una de ellas, El curioso impertinente, publicado por Letralia en el libro digital en homenaje a Don Quijote de La Mancha— y varios trabajos de crítica literaria.




Las Otras

Pobres, las palabras.
Ellas juntan hermanas
a millones
hasta hacerse cartel
canción
            camino
contra el hambre
          la guerra
          la injusticia
y se dan contra el muro
de los sordos
donde engendran
las otras
             las señoras

del homo sapiens.






Apuesta

Las palabras no van hacia el silencio.
Algún día alguien las encuentra
por las calles perdidas de los libros
y las vuelve a abrir como una flor,
una puerta o una blusa.

Las palabras no mueren con el hombre
que las puso a vivir en las esquinas
del dolor o el regocijo.

No callan del todo con certeza.
Les queda el soplo de la luz
alguna otra vez entre las hojas.

De "La poesía desde los poemas"  2009 - Ediciones La Luna Que







EMPECINAMIENTO

Vivir es mediar con las distancias.

Siempre hay un intento de la mano o el ojo
por retener las espumas, la brisa,
la salutación colibrí sobre la rosa,
el porvenir del cántaro que rompe.

Siempre hay un empecinamiento Sísifo
que compensa el sudor, cuando regresa,
con resquicios de arena entre los dedos.

Siempre. Un empecinamiento más.
Acto fallido. Adverbial mediación
que nos protege.






VERTIENTES

No ver más allá de los ojos.
No pensar más allá del pensamiento.
No sentir más allá de la experiencia.
No son las paralelas de la nada,
abandonos de nubes al vacío,
de las aguas a grietas de las rocas.

Tal vez sean vertientes de lo uno
por la arcilla de Adán entre las manos
ante el árbol caído del deseo.








VENTURA

Tal vez así nacieran las palabras,
como una débil luz sobre los lagos
después de la neblina.

Tal vez también nacieran a la tarde,
cuando el sol demora
salirse del crepúsculo.
Tal vez ellas dijeran la ventura
de una mano de tierra
en otra mano.







RESPLANDOR

Queda un resplandor del cosmos
que el otoño en la tierra fulgura,
un estado de aguas doradas
que olvida lo negro, vacío.

Como aureola infinita, invisible,
fragmenta en los arcos del iris,
alimenta las bocas de túneles.









MEDIDAS

Mide el hombre las cosas
pero no es la medida.

Año llama a la vuelta azul
de la esfera prendada del sol.
En otro tiempo juntaba lunas,
crecidas de río, lluvias redondas.

¿Qué circuitos nombrará
bajo el cielo universo?

Más allá de la esfinge futura
de las migraciones, lágrimas
y risas circularán el rostro
de Adán desterrado.







APÓCRIFO DE LUCAS

Todas las mañanas iba el hijo,
también los atardeceres,
hasta lo más alto de la montaña.
Incluso, las noches con luces.

Desde allí se veían muy bien los caminos,
la luna y el sol parecían casi humanos
y ojos, los guiños de las estrellas.

El hijo iba y fue hasta morirse
pero el padre no volvió a la casa.

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