SUSANA MABEL LIZZI DE BERTUZZI
Narradora, poeta, docente. Nació y habita en Gualeguaychú, Entre Ríos, Argentina. Ha obtenido numerosos premios literarios, participado como expositora en Congresos y Encuentros de Escritores, y se ha desempeñado como jurado en concursos literarios.
Ha actuado en teatro vocacional desde el año 1971 a 1992 en los grupos de teatro “La rueda”, “Tablas” y “Asociación Amigos del Arte”, de Gualeguaychú; ha dictado cursos y conferencias, colaborado con numerosas revistas literarias, y coordinado talleres de escritura.
Fundadora y Presidenta de la Sociedad Argentina de Escritores, Seccional Gualeguaychú [SADE], periodo 2000/2003; como tal, organizó un Concurso nacional de cuentos, un certamen provincial de poesías, y un Encuentro Internacional de Escritores, entre otras actividades.
Con el grupo taller de escritura para jóvenes “Vigilia”, organizó espectáculos artísticos tales como “Maldita poesía” [2.000] “Bendito arte” [2.001] y “Poesía desde el vértice”, ciclo que fue presentado en la XXIX Feria Internacional del Libro de Buenos Aires [2.003]. Asimismo se realizaron homenajes, y recitales de poesía en las escuelas.
Su libro de cuentos “La telaraña” fue publicado en el año 2001. Sus libros de poesía “A dentelladas”, “Los silenciados”, “Los hijos de la serpiente”, “Cadáveres ocasionales”, “La oscura complicidad”, y otros.
ÁRBOL GENEALÓGICO
No hay blasones en mi árbol genealógico,
ni monedas de oro,
sólo un salto a través del océano indulgente,
después
la sombría lucha
la clemencia de parir hijo tras hijo
y una abuela dispuesta a ser mi abuela.
Nomás un arqueado esqueleto que sostiene
el misterio familiar indeclinable,
alguna copla rescatada del albor de la memoria
alguna letra
confusa
una lejana canción apenas cincelada en otra tierra
y la lengua de pie frente a la altura de este continente.
Con claridad recuerdo algunos rostros partiéndose en la tarde
vivenciando los cuentos
imprimiendo a la vejez el grito de la reminiscencia.
Yo acuno las recetas heredadas
desando la profunda huella inmigratoria
avanzo y retrocedo cada vez que me habito.
Quiero saber
de qué anónima carne he sido la mitosis
qué manuscrito ha fundido las voces en el revés del tiempo
y traducir esa sangre remota
para fundirme en la vertiente indeleble de las razas.
El poema es un viento imprescindible
El poema es un viento imprescindible
un pasajero errante
que visita los nombres
los esquiva
les pone trampas.
El hombre es una presa
prescindible
un camino de gritos solitarios
una pira.
El poema es un río caudaloso
se desborda
trae los suspiros de los duendes
de druídicos mundos
el candor de la noche
la miserable suerte de los necios eternos.
Llega
y horada
su compungida entraña,
cautiva sus heridas para siempre
lo pone de rodillas ante el día y la hora.
El hombre encarcelado en su memoria
crece en hiel
se vacía
como el fermento de la uva en un cántaro de ausencia
se tritura
como un pétalo insomne
se corrompe (oigo
a los gusanos ejercerse)
desde el cimiento socavado de la infancia
desde el reverso de lo místico y lo pleno
desde la salvedad del universo.
La hoja de un cuaderno lo redime
allí está su nombre
debajo de un íntimo poema.
Escupe
Vida
la Muerte.
Es la hora
de volver cada cual a su lugar:
la mano va a la tumba
el poema morderá la palabra hasta volverse piedra.
Después de eso
toda la vida será una espera amarga,
el poema es inasible como el viento:
solo puede verse la huella que deja a su paso.
Revolutivos
Arrastro esta idea
-grillete, esposa, cadena-
de poderosos brazos,
suerte
de condena ancestral
que terca impide
que reconozca el orden en las cosas
y que las llame de solo una manera.
Mis niños son…mis niños,
disienten con todo lo que digo
son arrojapalabras
interpelan cada una de mis creencias
me tratan como a una persona falta de entendimiento,
es que para ellos
ya soy vieja
porque nací en el cincuenta y pico:
no hacía tanto se había muerto Evita,
hubo un gran incendio en Córdoba
una escuela recibió el nombre de un cura
y un poeta
alcanzó el rango mundial que todos anhelamos.
Esos son los dimes y diretes de mi época.
Después vino lo “importante”:
la requisa en cada viaje a la universidad,
no olvidar el documento, abrir la valija,
bajar del colectivo,
ver los perros avanzar jadeo y desconfianza.
La posibilidad de hacer teatro para decir cómo se puede aprender a pensar
los centros de estudiantes
la casa de la juventud
los compañeros del secundario que desaparecieron en las cárceles clandestinas
los compañeros que volvieron hechos mierda a no contar nunca qué vivieron
y uno acá
haciéndose la película
imaginando
cómo sería la sensación de la picana eléctrica hiriendo tus sentidos
el dolor
cómo sería el dolor
uno acá,
sin querer reconocer que fue una suerte no saberlo
alcanza con imaginarlo,
sobra con lo que te cuentan
ahora
¡la de cosas que te enterás!
estos niños de ahora
no tuvieron que acarrear esta piedra
solo aprendieron a desencajar todas las piezas
que tanto costó poner en su lugar.
Ellos no saben y no quieren saber
cuánta alegría cortaron los verdugos.
Uno más…
Estaban en la calle, congregados
olieron muerte detrás de los escudos
el miedo les regó la sangre
…pero igual se quedaron.
Tras un escaparate de uniformes
la oscuridad cortaba puentes con cadenas,
pero ellos
tenían guardapolvos. Y creían.
Por eso la maraña de voces destempladas
reclamaba un después para las aulas.
Un detonar de sombras.
(¿Espantar palomas con metralla.?)
Los que no se acobardan con las balas
salieron a recoger todos sus nombres
entre charcos helados de esperanza
entre la fe y la calle
vestidos de un blanco de cenizas
Y volverán mañana,
lo sostengo, por si acaso
alguien supuso que claudicarían.
HERMANOS
Amasemos otro pan de asombros
y en el horno de barro
el olor a levadura
tendrá su plenitud de tarde infancia.
Abracemos otra vez la primavera
buscando una tierra amanecida.
Mañana, hermanos,
un resplandor de sueños igualará nuestras voces.
Hoy
la mirada
engendra un remolino de trenzas
de madres,
de recuerdos.
Bebamos de memoria esta quietud de edades
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