sábado, 15 de septiembre de 2012

7904.- LUIS GILBERTO CARABALLO





Luis Gilberto Caraballo
Nacíó en Caracas, Venezuela,15-09-1962. Escribe poesías junto al oficio de pintar. Publicó poemas en distintas revistas literarias y sitios web literarios. 1er lugar en el Premio Internacional de Poesía, São Paulo,2004, Brasil. Idiosincrasias -poema Versos de Sangre.2do Lugar en el XIV Concurso Internacional de Poesía en Brasil, Agreste Utopía, 2004. Primer premio XXV Congreso Mundial de Poetas, 2005 Los Ángeles, California Agosto
Primera accésit. Concurso internacional de cuento breve y poesía SADE/Córdoba Argentina-2005
Posee cinco poemarios inéditos: Espiral del mar, 1999; Moradas y Templos, 2004, El árbol de las casas vacías, Encuentro con el Sur 2005, Los caminos del tiempo (2005).
Pertenece a Poetas del Mundo 2005, Unión Hispanoamericana de Escritores (2005), MIM (Movimiento Internacional de Metapoesia).
Fue nombrado embajador por Venezuela del movimiento Poetas del Mundo.




Mujer de Mayo

Me recuerdas a esos días de mayo
en los que me atrevo a decirte
a verte
caminar descubierta,
con el sol en tus hombros,
son tantos los secretos encontrados
por la música.
Aquella que se agita
en la montaña
con la que el mago abre su cuento
y un valle azul-morado
me atrapa en sus verdes-amarillos;
copas de vino,
a las que no quiero resistir,
porque en ellas
esta el pájaro y mi búho
aquel con el que jugaba
en la noche
y su mirada me mostraba
un tiempo escondido,
y se llevaba mis palabras
en su vuelo,
y quisiera verlo siempre
tenerlo ahí,
donde lo dejé,
pero ya sé de él
cuando me atrevo a decirte a verte caminar.

Ayer cuando me fui,
alzó en mí su recuerdo
estaba solo,
y tratando de mostrarme con sus ojos
su nido, su noche, su cruz de cobre
como la de mi cuarto.
Su magia me lleva
hasta saber su puerta,
que es la mía,
donde habita su silencio y el pájaro;
y los gatos lejanos huyen
espantados de la luna
corren rotos, huecos,
con olor a vandola;
donde nuestros secretos encontrados
con los que el mago abre su cuento
y estás a mi lado
en esos días de mayo
en los que me atrevo a decirte
a verte.





Mosaicos de la tarde

La tarde venía acompañada
desde temprano
estaba rondando
con sus mosaicos azules-blancos
tibios, barnizados por el duende
y sus aromas de incienso
dulces, lejanos.
Una alcancía de alcobas
con el centavo lustro, cobrizo,
aquel que paso tanto
por las hendiduras de madera
del juego de fieltro verde,
el juego que nunca acabo
de comenzar.

Desde mis ojos
se derraman resquicios, claman los años
que me han llevado a los océanos
a mi lago plano.
El barquito de las aulas
tiene velas,
lo toma neptuno y su tropel
se embala, regio y suelto
el alma me tiembla
atada, en aquel mástil
estremecida y borracha por las noches
y días.

Me nace el canto ahogado
se escapa suave
entre los labios
anegado y libre
conversa con el acordeón,
de mis instintos,
su música
penetra hasta el mago
el que me devuelve mis sueños,
me transforma en su océano
en mi lago verde-azul.
Me trama en esta mañana de febrero
que anida en mi garganta
muy cerca de ti
en la habitación.
Desde muy temprano
me estabas rondando
mi cuerpo,
con tus dedos de mosaicos azules-blancos
tibios barnizados
por tus aromas dulces, lejanos
los de mi juego
los del océano blanco





Encuentros

En los laberintos
se adivinan encuentros
de tus soles y el mar

hechizan todo rencor y tristeza

tan sólo aunque tan sólo
recuerdos,
cuando la noche se aproxima




El pulso del silencio

Permanece en silencio 
hasta oír el pulso 
de la noche. 

Espía el canto del grillo 
y sus danzas imaginarias 
cuando sientas el tino 
de la oquedad. 

Detén tu pulso 
en una memoria acústica 
asume algunos sonidos como tuyos 
óyelos 
hasta perderte 
en tu pulso. 

Vuelve a estar en silencio 
hasta escuchar el pulso del mar 
ábrete y percibe los ecos del caracol 
y sus espirales infinitas 
desaparecerás girando 
en una línea.

Detén el pulso 
de una ola 
búscalo en tus brazos 
alcanzarás a oír tu voz.





Notas del tiempo en que vivo

He llegado hasta los huesos
a oler el infame aliento
la noche transversa del insomnio
a corromper el hábito del canto
a disipar la muralla de rostros magistrales

Solo eso me ha llevado a inquietar el pulso,
la rosa que calla con su perfume
al viento en su entelequia del mundo.
Sí solo eso me conmueve en la búsqueda.
He tenido a la noche cabizbaja
debajo de mi sombra y una pesadez en el cuello
con sus bisagras del tiempo
entre palabras silenciosas intentando asirme.
Y ahí había un túnel de hielo
y un amor elaborando lactancias
que se hizo con el ordeño
entre lo que dejo el invierno de tus ojos
y lo que quedaba entre verdades y recuerdos
del día en que me mirabas

como un halcón posando con sus garras
sobre el árbol de los grises,
pintaba un lienzo
de viajes y una vejez apresurada.

He dejado su pico y garras
como jarrones de polvos
en la gruta,
una prisión longeva y reseca sin luz
que me ha hecho leer los libros crueles
de la vanidad, la silente emboscada del alma
Los fragmentos
de mi origen

Y alguna vez fui un eco
y una cantidad de refracciones
de palabras.
Alguna, entre tantas quedo una membrana
resonando dormida en su crepúsculo;
de la que ha hecho el rostro
lo ha urdido de nuevo.
Y aun no había terminado
de leerme los libros
cuando ya estaba
cerca
goteando el aroma.

y aun quisiera como tú,
pero es así,
como el día cercano,
y ahora ya es la noche de decir
que era necesario,
traerlo en la memoria oculta
en su sinuosidad de luz abisal;
alguna escritura de agua bajo la piel,
en el manantial de luciérnagas olvidadas
La noche nos agrede y busca con su oscuro rostro
como el cuervo desea
cerrar su instinto






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