sábado, 8 de septiembre de 2012

7838.- LUBIO CARDOZO




Lubio Cardozo, Caracas, VENEZUELA 1938. Poeta, ensayista, investigador y crítico literario venezolano. Licenciado en Letras en la Universidad Central de Venezuela (curso 1960-1964). Postgrado en Investigación Documental en la Escuela de Documentalistas de Madrid (curso 1972-1974). Profesor Titular Jubilado de la Universidad de Los Andes. Director de la Escuela de Letras de la Facultad de Humanidades de la ULA (1975-1976). Director Fundador del Instituto de Investigaciones Literarias Gonzalo Picón Febres de la misma Universidad (1977-1979). Decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Los Andes (1979- 1981). Miembro de la Academia de Mérida y Bibliotecario de su Directiva (1993). Lubio Cardozo comienza su vida literaria, como poeta, en la revista En Haa junto con José Balza, Jorge Nunes, Carlos Noguera, Argenis Daza Guevara, Armando Navarro, Teodoro Pérez Peralta. En Haa significaba una tercera posición estética, creativa, en la Caracas del primer lustro de los años sesenta, en cuya escena jugaban un papel de primer orden Tabla Redonda y Sardio. Pasada la difícil década del sesenta, las búsquedas literarias de En Haa se continuarán con el mismo grupo de intelectuales en las publicaciones Jakemate (Caracas, 1972) y Falso Cuaderno (Caracas, 1976). Ha obtenido los siguientes premios literarios: de ensayo, en el VIII Concurso Literario de la Universidad del Zulia (Maracaibo, 1970); de investigación, en el "Carlos E. Muñoz Oraa" de la ULA (Mérida, 1976); de poesía, Mención en el VI Concurso Anual de Poesía de la Universidad del Zulia (Maracaibo, 1967), Municipal de Literatura (Mérida, 1982); Premio de Poesía APULA (1984). Ha sido colaborador de diversas revistas literarias nacionales y extranjeras, entre estas últimas: Xilote (México), Igitur (Córdoba, Argentina), Ideas, Artes y Letras (Lima), Espiral (Bogotá), Esparavel (Cali, Colombia); y entre las nacionales: Suplemento Cultural de Ultimas Noticias (Caracas), Revista Nacional de Cultura (Caracas) Revista de la Universidad del Zulia (Maracaibo), etc. Redactor de la Revista Caribana (1982 - 1984), En Haa (1963 - 1971), Jakemate (1972) y Falso Cuaderno (1976 - 1981). Coordinador de la revista ACTUAL de la Dirección General de Cultura y Extensión de la Universidad de Los Andes, Mérida, Estado Mérida. Cardozo ha publicado más de treinta (30) títulos de estudios literarios sobre Historia, Teoría y Crítica. Fue promotor, coordinador, editor y co-autor del Diccionario general de la literatura venezolana (2 vol. 1974). Como el mismo autor sostiene en su libro de crítica litararia Paseo por el bosque de la palabra encantada, su obra bibliográfica y, ciertamente, historiográfica es "fruto de muchas lecturas, apuntan más bien hacia un intento de nombrar para la historia ciertos momentos del desenvolvimiento de la creación poética venezolana, cuando y donde han levantado los bardos un significado hacer de un trascendente valor artístico innegable, a partir de 1940". Se diría que se trata de un como levantamiento, un tanto heteredoxo aunque fundamental, del mapa poético venezolano contemporáneo. Su obra poética comprende los siguientes títulos: Extensión Habitual (1966), Apocatástasis (1968), Contra el campo del rey (1968), Salto sobre el área no hollada ( 1971), Fabla ( 1974), Paisajes (1975), Poemas de caballería ( 1983), Solecismos (1986), Poemas (1992), Lugar de la Palabra (1993), El país de las nubes (1995) Un verso cada día (1995). Arbóreos (1997), Ver (1999). Toda su poesía ha sido reunida en el volumen La cuarta escogencia (Ediciones Mucuglifo, 2006). En 2011 ha salido su último poemario Alrededor así como el libro sobre poetas merideños Mérida una ciudad hecha de poesía (La Espada Rota). 

“La poesía en el poema, lo poético, nutre todas las estructuras de la composición, el léxico, los tropos, las figuras, el verso y la estrofa (si los hay), la musicalidad. La poesía comprende la belleza, la engloba, pero va más allá de ella. Incorpora el pensar, ideas, visiones, a su entidad; no obstante a todos ellos los subyuga para salir a la percepción de la mirada y del oído, a accionar la inteligencia (interpretando una frase de Plotino se podría decir en este caso, la inteligencia se hace entonces ser de la poesía y el ser de la poesía se hace a su vez inteligencia. Enéada sexta. VI, 2) a ser percibida, sentida, intuida; a ser placer, conocimiento, misterio y sobrecogimiento.” 

Del poeta Lubio Cardozo ha escrito el historiador y poeta Rafael Rattia: "El poeta Lubio Cardozo está destinado, por una especie de fatum benéfico inscrito en el devenir de las letras hispanoamericanas del siglo XX, a formar parte de los escritores antiguos de habla hispana. Es Cardozo, ciertamente, un extraño caso de la literatura venezolana en particular y de las letras latinoamericanas en general. Nadie discute la excelsa formación clasicista que distingue a este excelente poeta que ya ha alcanzado un cimero lugar entre los mejores estros que conforman la atalaya literaria de nuestro continente hispanohablante. Casi una veintena de poemarios pueden atestiguar mi aserto (...)
Asimismo el tachirense Pablo Mora asevera que "(...) Lubio Cardozo en permanente pasión por la palabra, frente a la vida, frente a la luz, la sombra o la ternura, reteje, (re)ordena, deslinda, resucita la palabra, la sigue y la persigue minuciosamente en sus valles, aposentos, intersticios, vericuetos, calzadas, alcores, aleros, umbrales y veredas. Conspiración de sueños. Lírica, fulgurante provocación frente al horizonte azul del vuelo, desde el senderuelo que lleva a la alquería, “sobre el azafranado espíritu de la errancia”. Errabundaje, trashumancia del hombre que mira hacia la estrella. Entonces, sabemos qué cosa sea la risa o la “holganza profunda”. Sabemos del don del azar, de la alegría; de ese otro nombre del tiempo: el olvido; nos convencemos de que la vida es el jardín del mundo: de que sólo la poesía corporiza el tiempo; que la llama pareciera el delirio de un gran pensamiento o el mundo ese delirio; que la poesía, “Mater Amabilis”, deífica presencia, casi todo lo define."

Entre su obra bibliográfica y de crírica literaria, destacan:

Desde la torre de Segismundo (2007) Formas estructurales del poema lírico (musicalidad, tropos, figuras) (2003) Paseo por el bosque de la palabra encantada (1997) Antología de la poesía venezolana escrita en la Guerra de Independencia (1994) La poesía lírica venezolana en el siglo XIX (1992) Debajo de un considerando me puse a considerar (1987) El sabor de la tierra (1987) Los repertorios bibliográficos venezolanos del siglo diecinueve (1982) Por la tendida loma (1979) Historia de los estudios bibliográficos humanísticos latinoamericanos (1978) Philobiblión (1976) Bibliografía de bibliografías sobre la literatura venezolana en las bibliotecas de Madrid, París y Londres (1975) La poesía en Mérida de Venezuela (1971) Antología de la poesía merideña (1969) Cuentos indígenas venezolanos (baniba-bare-piapoco-puinabe)(1968) Bibliografía de la literatura merideña (1968) Contribución a la bibliografía sobre la literatura indígena venezolana (1966) 




Ahora

Está frente a mí el ahora, movible e inmóvil
La necrópolis del ayer subyace, canta o grita
su ya no ser ahora.
Los anhelos, la esperanza, lo venidero,
en fin el albur del vientre del futuro
sólo, indefectiblemente, engendrará el ahora.





Candil

Esto encendido
en la pequeña historia
de cada quien.
Lucecita, solecito,
aquí y allá en lo hondo
de esta inmensa confusión.
Dialogante incansable
sin posibilidad de tregua
en la lid,
pequeña flor encandecida, virulenta,
del gran orden,
del colosal ritmo, cantiga inalterable
de la oscuridad y el fulgor,
tan remoto a la diminuta altivez,
fragilísimo sueño, fragilísimo encanto:
Alma.





Brindis

Brindemos por el día
en medio del bullicio de la oportunidad de errar.
Vale nuestra euforia una crátera colmada de sílex.
Sustituye toda la jactancia irracional del orbe
              la palabra silencio,
              el brebaje secreto del reposo.
¡Brindemos por el escándalo!
Es la oniria la fiesta de las tinieblas,
ojo lunar de la conciencia,
por ella la hierática quietud atisbamos.
Pero sobre la hierba todavía
los frutos maduros reposan
              fragantes,
podemos aún prodigiosamente equivocarnos.
Aunque estés triste brindemos por el día.





Fabulador

Concibe de la nada los inéditos signos el fabulador
para extraviarse en el estupor
por el goce de errar.
Es la temporalidad un don enigmático.
Las arcaicas señales sólo confunden,
pierden al trovador en la nostalgia
de la razón de las cosas.

Olfatea sobre la piel de la Tierra el paraíso
                      sin embargo,
los olores, la algarabía de los pájaros,
la pena, la risa, la duda.
Los indicios de la torre de la palabra rítmica
la pálida flor del frenesí yerguen
mientras avientan los días destellantes
las afables fábulas del cantor.





Erradumbre

Palpa (¿o disfruta?) el prodigio de la errancia
el ser en la mirada,
sus transidos horizontes sensibles cantan
la andariega sorpresa de estar,
cruzar cual encandecida estrella fugitiva
en el vetusto atlas celeste
la escandalosa orgía del misterio.
Derrotados por lo efímero pasajeros ojos
¿algo o nada restará del testimonio
del vuelo del pájaro de la presencia
en la ilimitada contradanza muda, ciega?





Abisal

Abre la muerte la puerta del país del silencio
Un silencio áspero, infinito.
Su agobio, ahora, se presiente,
su congoja oscura, augural.
De este lado
el tronido de la realidad ilumina,
el estridor del todo.





Selvajitud

"La montaña está en mí. Yo soy el eco
doliente de sus quemas".
Emiro Duque Sánchez, "Sursum".

Oh razón de la conciencia aislante
no impidas oír
el susurro de la simidad,
de la tierra viva de la sangre,
la romanza del impulso del viento
en ánimo convertida,
de ver la alacridad de la llovizna en la mirada
o percibir el diálogo entre las piedras y el río
en el vértigo de saberse.
Mucho el amor trae
del solaz de los pájaros
en la holgura del aire.
Nunca de la selva podrá nadie apartarse.
La selvajitud, cual la sombra, siempre acompañará.
Significa el nombre apenas un ritmo de la brisa,
sólo vale la arena,
carne de espacio,
rostro del tiempo.




Designio

Asalto al sueño y al ruido,
al ritmo de la tierra deambular,
atrapar el obsequio del vacío
y así retornar al desatino
con el tesoro del alegre desaliento
o la rabiosa risa
a la cobriza arenilla de la insignificancia.
Entonces ver,
mirar como cualquier animalejo silvestre.
Contemplar se puede llamar el existir.
Ver. La mirada.
El azar del magnífico naufragio
en esta pequeña isla ínsita,
sin rumbo, sin certidumbre,
con los foscos pedruscos del silencio confundirse.





Mirada

Equivale la mirada a una red
grande como la ocasión de estar.
Intentar aprehender la fugaz fascinación
sobre el bajel del ahora.
Codicia de palpar, avaricia de ver,
ínsito ánimo de expandir el plexo de la mirada,
la ingenua insaciabilidad del romero.





Piedra

En ti confluye todo
al paso de los ríos de la aurora
minúscula carne de Dios.
Más allá del mal de la estulticia
celebras en el sueño del silencio
la permanencia infinita del bien y la belleza.
Sobre planicies y montañas
junto al joven viento o a la niña brisa
concibes en la sabiduría de tu substancia
lo admirable.





Augural 

Aunque la gran verdad se llama arcilla, greda.
Aunque ligeros guijarros presagian
de la abisal noche el secreto
el azar del molinete de los días
valga tal vez por lo del juego.
Porque toda la sorpresa cabe
en el invento armado por un niño.
Cornucopia vertida desde un sin comienzo
confuso en la lejanía de la sed
lúdica de la esperanza y del apego.
Son sus nombres curiosidad, ansias, anhelos.




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