martes, 10 de julio de 2012

7357.- EDGARDO DOBRY


Edgardo Dobry



Edgardo Dobry
Edgardo Dobry (Rosario, Argentina, 27 de abril de 1962) es un poeta, ensayista y traductor, doctorado en filología por la Universidad de Barcelona, ciudad donde reside; es profesor asociado en la Facultad de Filología de la Universidad de Barcelona.

Es miembro del consejo de dirección de la revista Diario de Poesía. Ha publicado artículos y ensayos en diversas revistas de España, Argentina y México. Ha traducido, entre otros, a Giorgio Agamben, Roberto Calasso y Sandro Penna. Trabaja también como editor y practica el ensayo y la crítica literaria.
En la actualidad, escribe regularmente sobre poesía en diversas revistas y suplementos de España, México y Argentina.

Publicaciones

Poesía:

Cinética (1999-2004),
El lago de los botes (2005)
Cosas (2008)
Pizza Margarita (2011)
Algunos de sus poemas están recogidos en Monstruos. Antología de la joven poesía argentina (2001), preparada por Arturo Carrera; Pulir huesos (2007), coordinada por Eduardo Milán; y Cuerpo plural; antología de la poesía hispanoamericana contemporánea (2010), de Gustavo Guerrero.

Ensayo:

Orfeo en el quiosco de diarios; ensayos sobre poesía (2007)
Una profecía del pasado: Lugones y la invención del "linaje de Hércules" (ensayo, 2010)






Mueca qué quiere decir
en la lengua aprendida
sin memoria. El dulce suero
en la arteria del padre,
¿la sonrisa hebraica acá presente,
y se apaga sin embargo?




(Cosas)

Una vez al año lo vaciaban
-pues de lo artificial se burla la Natura
tocando con su vara de hediondez y podredumbre.
Entonces se podía caminar
hasta la isla que había en medio
en un Éxodo apenas estorbado
por los abotargados vigilantes del parque.

Se iba allá a remar: era el lago de los botes.

(El lago de los botes)








Preguntas a Rilke en moto

Qué sabe usted de lo que no me pasa,
del “estoy cansado” a la mañana,
del “ahí va el chinchudo” que mascullan
mis desahogados vecinos del sobreático: ahí va
el del ceño fruncido como el último
durazno en el fuentón. Quise llorar
pero no encontré motivo, victimizarme
pero no había
pastel de culpa a repartir.
Y llegó el ocaso,
vino el Rilke y le dijo
al simplón ése del poeta joven:
“¡no escriba usted poemas de amor!”.

Entonces agarro mis romas líneas venéreas
y las hiervo, las redoro, las devengo
una factura triangular como una aljaba,
una golosina para la autoridad del Rilke.
Son una mentira sin malicia, señor,
un retocado en la fotografía.
Lástima que el joven poeta apostrofado
no hubiere sido el transandino aquel de los cien
sonetos falsos. Yo por mi parte soy el viudo
de una moto recién sacrificada:
el escape desprendiósele en un pozo
y una multa me pusieron por el ruido.

Y es que la pobre estaba ya tan vieja
y tanto merecía, por lo mucho que felices
fuimos juntos, una digna defunción,
un vender sus órganos aún sanos
bajo el acrílico sol de los desguaces.
Señor Rainer María que estás
en las Librerías del Centro:
¿puedo escribir los versos tristes
para mi pobre moto blanca, para mi moto
blanca? ¿Por esta única
vez licencia tú me dieras?
Muchos barrios visitamos juntos,
era mi María Kodama. Era mi Dama
de las Kamelias: tosía si la pateaba,
sabía
bizquear en las esquinas como la Dulce Irma,
hollar senderos como agraria Proserpina.
Señor Rainer María
usted qué sabe
de lo que no me pasa, del estar cansado,
del conversar con los taxistas en la amarga
noche catalana. Dispense por esta vez
mi declamar el poema del amor y muerte
y écheme un consejo, en todo caso:
¿debería planearlo más bien como elegía?







3

El poema y la casa del molusco
son de quien los habita ahora,
no de quien los fabricó.


4

Pulido por el viento
(casi bruno)
vaina, el cuerpo
una arveja sola:
corazón, y ritma
(mal).


17

El arco que toca en el hilo
de la voz un yo y un mí
es una canción que dice:
hay un hilo, rodea el mundo,
y la voz es su alfiler...


19

En la cocina sombría me brindo
la expresión de una naranja:
sol explicado al paladar.


23

"La uña de mi dedo,
el dedo de mi mano,
la mano de mi cuerpo,
el cuerpo de mi yo.
Mi yo de mi yo de mi yo".


33

Sonara el teléfono en la noche plena
y mare dijera perdoname
si te despierto desde donde llamo
la diferencia horaria es cada vez más grande
y de mí quedara nada
si vos no me atendés.



45

Cómo pudieron ser felices en un mundo
hecho de discos, llaves, aspirinas,
pensarán, compadecidos, a su tiempo.


46

"Cómo hubiéramos sido
tan felices en ese
mundo hecho de llaves,
discos, aspirinas".


47

Lloraba el río que no iba
queriendo al mar ni yo tampoco.



56

Pésimo me cae esta tarde
el arenque plateado que apretaba
bisabuelo sobre pan muy negro
una mañana de diciembre en Chisinau.



73

(Cadaqués, enero)

Espolvoreada en la ceniza
del cielo deslavado
te hizo el agua, gaviota,
para velarla una tarde
como esta tarde, ida.
Dejas el aire creer que te sostiene
y a nosotros que escucharte
podemos gritar y seguir.



77

Bien puedes ir en un avión
rodeado todavía de una nube de perfume
mientras tu madre en la casa agoniza.
Tu madre en la punta seca del compás
y el vuelo es el trazo de tiza.
Entonces no te acercas y
agoniza. No tienes la culpa,
eres culpable.



82

Hay que mojar la vista en este río
la memoria,
que el limo sedimente en el verso-
entre los versos- no pensado.




87

... Brot nicht un Milch nicht; die Toten ziehts-.
[... pan ni leche, porque llaman a los muertos-.]

Antes de acostarme dejé sobre el mármol
el vaso de leche que sabías tomar
en la duda del alba; y te oía por el pasillo ir del baño
a la cocina. Quizás fui yo quien lo bebió
y eras vos misma todavía.








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