Libertad Demitrópulos (Ledesma, Jujuy, Argentina, 21 de agosto de 1922 - Buenos Aires, Argentina, 19 de julio de 1998) fue una escritora argentina.
Nació en el departamento jujeño de Ledesma en 1922. A los 18 años comenzó a ejercer como maestra de escuelas en Jujuy hasta 1940, cuando viajó a Buenos Aires para estudiar letras. En 1978 se publica una de sus novelas más importantes, La flor de hierro y, tres años más tarde, Río de las congojas. Contrajo matrimonio con el poeta Joaquín Giannuzzi en 1951.
Un año antes de su muerte, recibe el Premio Boris Vian por Río de las congojas. Falleció en la Ciudad de Buenos Aires el 19 de julio de 1998.
Es reconocida por su fervorosa militancia peronista; trabajó en el hogar escuela Eva Perón, donde conoció a Evita, cuya biografía publicó en 1984.
Bibliografía
Muerte, animal y perfume: poemas. Poesía. Libertad Demitrópulos, Agrupación Cultural Renacimiento, San Salvador de Jujuy, 1951.
Los comensales. Novela. Libertad Demitrópulos, Testimonios, Buenos Aires, 1967.
Poesía tradicional argentina. Ensayo. Libertad Demitrópulos, Huemul, Buenos Aires, 1972.
La flor de hierro. Novela. Libertad Demitrópulos, Castañeda, Buenos Aires, 1978.
Río de las congojas. Novela. Libertad Demitrópulos, Sudamericana, Buenos Aires, 1981.
Eva Perón. Biografía. Libertad Demitrópulos, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1984.
Sabotaje en el álbum familiar. Novela. Libertad Demitrópulos, Fundación Ross, Buenos Aires, 1984.
Quién pudiera llegar a Ma-Noa. Crónica histórica. Libertad Demitrópulos, Plus Ultra, Buenos Aires, 1986.
Un piano en Bahía Desolación. Novela. Libertad Demitrópulos, Braga, Buenos Aires, 1994.
Poemas que integran su libro “Muerte, animal y perfume” (Ediciones del Dock Bs As 2008, primera edición 1951)
Cada vez que te amo
Cada vez que te amo me suceden las cosas
más tristes, me aprisionan de lejos,
me golpean a espaldas, veo mariposas.
Cada vez que cumplo con mi sangre en morir
estoy sin perros, paseándome en espejos.
No puedo consolarme ni dejar de sufrir.
Cuando no te amo y ya me he muerto,
me siento alegre porque me has dejado
crecer de noche y en lo descubierto.
Grito cuando te olvido, sin embargo.
Soy un caballo en pelo y desbocado.
Yo me persigo en un bosque largo.
Bailarina de Delfos
Me alejo de mi corazón
y de pronto la alegría me deja sorda.
Corro ciega, hechizada por el cuerpo,
en un empuje del alma
y los mirlos de mis ojos
arden con un olor de ébano.
Así como si en Siria o en el Líbano,
o en la roja Delfos, el sol se estremeciera,
es el clamor de mi sangre negra.
Quiero gritar, irme volando,
retenerme en mi espíritu,
amarme como nunca, asesinarme.
Y me agita la música
sin mi mortal corazón,
en medio de toda la tristeza.
¡Con qué pasión el movimiento
me contiene sin el tiempo!
Mas la tristeza
es siempre la nota más profunda,
aunque mi locura de alegría
ruede en el desorden de mi alma
y me aniquile
como una música.
Yo conozco otra tarde en este cuerpo,
otra tristeza más muerta.
CUADRO DE LA MUERTE
En medio de la noche estoy soñando
que yo me cuento un sueño en el que he muerto:
me veo en tres espacios y me vierto
en cuerpos sucesivos, transitando.
Allá, mi cuerpo azul, amarillando,
tiembla en la luz del sueño, como abierto.
Me da miedo de verme y lo despierto
con este triste cuerpo, sollozando.
Más allá, mi terrible cuerpo muerto
parece un perro loco delirando,
una siesta de pascua y aguacero.
Llueve blanco y estoy en un desierto.
Aún no está dios, ni hasta quién sabe cuándo.
Soy un monstruo y me silba un chalchalero.
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