María Luisa Lázzaro es una poeta, compositora, cuentista, novelista,ensayista y editora de Venezuela.
María Luisa Lázzaro nació en Caracas, Venezuela, en 1950. Es Licenciada en Bioanálisis y en Letras, Magíster en Literatura Iberoamericana. Profesora Titular de la Escuela de Letras de la Universidad de Los Andes, y de la Maestría en Literatura Iberoamericana de esa misma institución. También se ha destacado como editora y escritora de libros para niños y jóvenes publicados en Mérida, en coedición con Fundalea y el CENAL.
Obra publicada
Junta de hijas. Fondo Editorial "Ramón Palomares". Mérida - Venezuela, 2008.
Habitantes de tiempo subterráneo (novela). Ediciones Fundalea. Mérida-Venezuela, 2006.
Nanas a mi hombre para que no se duerma (Mérida, 2004)
Viaje inverso: sacralización de la sal Academia de la Historia, Caracas,1985.
Poemas de agua (Mérida, 1978).
Fuego de tierra (Caracas, 1981).
Árbol fuerte que silba y arrasa (Mérida, 1988).
Escarcha o centella, bebe conmigo (Mérida, 2004).
Tantos Juanes o la venganza de la Sota (novela) Caracas, Planeta, 1993.
La inquietud de la memoria en el caos familiar (Mérida, 1995).
Obligado por la cerilla
El pez vela desaguó sus contornos
obligado por la cerilla de la vida.
Lo veo sin sus perfiles azules,
sin naturaleza que mostrar para la venta
de candelabros checos o indonesios.
Los desmembrados de la paz
se llevaron todo
menos el pez cerúleo,
triste en manos del fuego
y el desamparo de las pertenencias
más necesitadas para iluminar la risa.
Un nardo lloroso quedó atrapado en la parafina.
Sonido Húmedo
Cada viernes es el anticuario.
Subirse al caballo es la precognición.
Un estandarte objetivado aumenta la temperatura,
baja las persianas.
El estado beta presupone un alfa,
hay que dormir respirando.
Dos sonidos húmedos llegan a los pies,
naftalina sonora.
Granos de arena entre tanto
bate alas de aviones en miniaturas,
la textura del alcatraz no se hace esperar.
Vuelve la cabeza,
desaparecen los ojos de los pies.
No otra armonía que volver a soñar.
Es bueno un Ángel
Es bueno tener un ángel
que no tenga rostro ni boca,
ni voz que retumbe como la conciencia
hecha de hojaldre y leyes.
Silencioso y crudo como el espejo,
deja que transcurra el devenir equivocado o no,
pero creciendo.
Ve como se afinan o desafinan
las cuerdas de la vida
o de la muerte cotidiana.
Y no interviene...
No juzga ni se ríe...
Sabe... que en cualquier momento...
una ráfaga de olvido
lleva a perder ganando...
o viceversa.
Silencioso espejo de todos los días.
SOY
un pedazo del universo
que algunas veces se entusiasma
frente a las vitrinas
llenas de ropas, joyas y zapatos.
Soy un laberinto
que lleva un combustible,
que poco a poco
va consumiendo la piel,
Que sea más liviano el cuerpo
y pueda volar
donde no existan vitrinas
que distraigan de la voz
que se levanta como una
hoguera
para hacerse escuchar.
REBELDÍA
Gracias por los azotes
del fracaso que siempre me enamora.
Gracias por la impureza
de unas palabras cerca de mi oído.
Gracias por las muertes,
los gritos, los reproches
y los infundios.
Sólo así tendré valor, saltar la verja blanca y oscura.
NO HAY SUSTANCIA
No hay sustancia algunos días para formar el laberinto de dilemas.
No hay tristeza, no hay melancolía. No hay ese grito intenso que sacude la memoria y hace llover y hablar y gritar.
Son esos días apacibles en que la serenidad está en equilibrio con el cosmos. No hay sosiego que buscar. Es como el devenir, el otro lado de la muerte
REGRESO AL FUEGO
Estoy fastidiada. Quiero regresar a mi tumba, bajo las aguas turbias.
No soporto la sonrisa ingenua ante los que comenzaron a poblar esta tierra cuando era árida. Y los que tiran de mi falda y me besan.
Tengo el oro que brilla, el cristal que resplandece, el amor que se condensa en todas las gotas de agua. Tengo el mundo a mis pies, suplicante.
Aún así, quiero regresar a mi losa fría y al rostro consumido. Volver a la simbiosis con las algas, vivir de ellas hasta agotarlas.
VUELTA A LA TIERRA
Volver al primer parto, quedarme desnuda, dormida en la falda de la Tierra. Bañarme de fuego, cambiar de piel a menudo. Volver a la esfera que el hombre fecunda, regresar a la estrella del gen presentido.
Abandonar el plácido sueño, vivir el diluvio y caer lentamente mientras los ojos suben a cerrar las ventanas.
Despertar sudada, con las piernas entumecidas, calcinados los huesos.
LATIDO HUMANO
Entonces, podré sentir que soy humana, y tendré qué contar a los que nunca escucharon. Dirán que soy grande. Porque grande es el tormento.
Podré contar mis viajes a fantásticas ciudades, aplastadas por olas que lamen fuego. Mis fatigas de correr con el vestido en la mano. Los ojos multiplicados en cuentas de collar sobre los hombros, mientras un rostro de siete cabezas me sigue. Me llama. ¡Madre!
Mis noches dormidas sobre babosas cobijas, las conversaciones con los huesos que se levantan al mismo tiempo que la tierra y la neblina.
Y aquella noche, en que el auto se hundía en una zanja de lodo. A través de la ventanilla veía cómo se estacionaba en un fondo de mar. Yo elegía entre la falta de aire y el exceso de sal.
ARTE MISA POETICIENCIA
La belleza
noventa sesenta noventa
ya no es el único ideal del tecnicolor.
El músculo (el hacer) algunas veces cuelga
aunque en los gimnasios letrados
lo solidifiquen con teoremas para las competencias.
Ya no basta respirar arrobados,
rememorando, ante lo que queda
de amados y amadas desamándose.
Tampoco bastan los PhD
ni los libros que entrenan la memoria
y el entendimiento.
Es el momento de batir en merengada
las emociones con las nociones en las acciones,
la ciencia con la inconsciencia,
el estudio del solfeo con el solfeo por intuición,
la técnica de los semas
con los fonemas de la inconexión.
Es decir, materia gris y materia blanca
con un tanto de sustancia rosa y hada.
Lo uno en lo otra, y lo otro en lo una.
El ojo izquierdo con el derecho,
observando al mismo tiempo,
be-viendo por el mismo ocular
locura y la cordura,
razón e intuición.
EN EL PRINCIPIO LA CÉLULA
En el principio fue la célula,
con sus retículos endoplásmicos,
su Complejo reticular de Golgi,
sus mitocondrias,
vacuolas, plasmodesmos,
y su piel social:
la membrana plasmática.
Después, fueron los tejidos:
Epitelial, conectivo, muscular y nervioso.
Los órganos, sistemas, glándulas, humores,
líquidos, excreciones.
Más tarde fue el verbo,
la molécula, el ADN, el átomo;
elementos y complementos circunstanciales
de lugar, tiempo y modo;
los virus, el sida,
la fecundación in vitro,
las ovejas clonadas,
las células madres;
los neurotransmisores
y la regeneración tisular
a voluntad.
EN EL PRINCIPIO DEL FINAL
Al principio de cada final
suceden partículas subatómicas en lluvia:
bariones y mesones deambulando por el infinito Omega;
alta densidad pensada.
Beta, alfa, delta, de mayor a menor liviandad.
Los corpúsculos temen ser atascados
en cámaras de burbujas científicas,
como están predestinado en los tiempos del porvenir:
ser estudiadas como especímenes extraterrestres,
o residuo de colisión meteórica,
colas de cometas fragmentados.
La ciencia, con su Nobel, no dejará de incursionar
por los extraordinarios universos.
Dará con los blancos más insospechados
reuniéndolos en el orden, posible correcto
en que son lanzados los pensamientos
de cada mente descarnada:
antimateria flotando en espera
de rehacerse circunvalación cerebral nueva,
materia gris y blanca.
Nunca habrá un último salto de la ciencia:
nuevo código braille,
interpretaciones de sintagmas extraños.
Cajas negras humanas de materia difunta
girarán en la palestra del saber humano.
En eso andan los científicos,
casi toman posesión del éter negro,
tan solo les falta llegar a la codificación lingüística mental,
cadena de partículas en lluvia eléctrica:
instantes precisos de pensamientos liberados
en los agujeros negros humanos.
ENTRE EL SER Y EL PARECER
Saber las idiosincrasias de los otros
es un hecho macroscópico,
basta observar con deducción,
escuchando gestos e idiolecto,
acciones y omisiones.
Pero…
conocernos a nosotros mismos
en estructura profunda:
organóides ontogênicos,
citoplasma constreñido,
cromosomas distorsionados,
alvéolos taponados de carbón
nada láctico,
membrana plasmática discordante
en interconexiones relacionales.
Esto…
requieren de alto poder resolutivo electrónico,
por sus características microscópicas.
Dado que no es posible ver la viga
en el propio lagrimal,
con la nitidez
de una pajilla en las del vecino.
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