miércoles, 2 de noviembre de 2011
5239.- PEPA ORTIZ MORENO
Pepa Ortiz Moreno
(Barcelona, 1972). Escritora y Pedagoga, las dos personalidades al mismo tiempo pero domina más la de escritora: «Cierto día la necesidad de contar me agarró por las solapas y me postró a escribir. Fue al borde de un acantilado de cartón piedra donde me engulló una ola por asomarme demasiado al precipicio. Y las cicatrices son las verdades que salen a flote y piden explicaciones. Subyugada a los encantos de la magia de pequeñas historias que fueron germinando fue donde encontré el placer de meterme en el cuerpo de los amantes y los asesinos, como ladrona que necesita apuntar su próximo golpe en una servilleta».
Para zares de puño y letra de los cronopios
A la reportera gata de ojos de niña, Ana Politkovskaya.
I
Rindo culto a sus uñas rotas de arañar a los zares.
A la reportera de cabellos de plata
De manos valientes que rescatan palabras secuestradas
Para liberarlas en el océano de pueblos ignorantes.
II
Ni le importó la fría empuñadora del metal
Bajo su almohada al acecho constante
Ni el ruido de balas y cristales rotos
Que clamaban su silencio
Reclamando su lengua amputada en quirófano.
Sólo bastó anestesia
Para sus pies heridos por los cristales
Suturados en un vendaje renacido de fuerza.
III
A la reportera que arrojó su corazón libre a los cronopios
Que dejaron de atender las órdenes de los zares.
Y surgieron de las entrañas de la tierra de temblor poderoso
Temblor ahogado por los guardianes de los zares.
Que los amontonaban en pequeñas prisiones y muros.
IV
A la reportera le trepaban las hormigas mordisqueando sus pestañas.
Su cuarto gris prisión donde se batía a duelo con sus demonios
Llamadas en mitad de la noche mojaban la cama de sus sueños
Los muros volvían a salir en forma de miedo que acorrala
Piernas y brazos trepadores conseguían alcanzar el otro lado de la orilla.
V
Hoy.
Claveles rojos amordazados por dientes y lluvia a los pies de su tumba.
Hoy.
Los ojos de niña son dos cuencos vacíos esperando a llenarse de futuras miradas.
VI
Los estertores de la muerte rodean el cementerio buscando nuevas calaveras.
Los asistentes a su entierro se pisan los pies para verla
¡Qué putada! Clama un cronopio ante la impotencia de su ceniza.
¿Qué haremos con tanta ceniza?
Otro cronopio de apasionada mirada
Encuentra sus palabras revoloteando su tumba.
Las coge cayéndose las unas sobre las otras
Y corre cual cronopio soñador.
VII
El cronopio tomó el relevo.
La visión de túnel le arrastra entre puñales que clavan
Instante fugaz en el que se interroga
A la luz de una libertad sin salida.
Visionario del sueño roto de estrellas
Con puntas asesinas que acechan las palabras que cobija.
VIII
Los buitres despedazando el cuerpo de la reportera gata
Le han relegado a su cuarto gris prisión con guardianes
Que burlará para escupir palabras silenciadas
Que lanzará al océano de los pueblos ignorantes.
IX
Manos de nuevos cronopios las recogerán en sus orillas
Los cronopitos le nombrarán responsable
De lanzar puñados de verdades libres
A las orillas de los océanos amurallados.
Moradas
en el muelle de la mano de un muerto
en la memoria de un loco que saltó el muro
en el llanto de un niño que mordisquea mi pezón
en las rejas de mis ojos
en el abrazo musical
de un lobo que cojea
en el mundo enojado con mi risa a destiempo
en la ola del verdugo que me arrastra al peregrinaje
en el beso pedregoso del compañero de ruta
en los trescientos pasos de loba para darle la espalda al precipicio
en saltar a la pata coja sobre las fauces de la paz
en festejar ese coqueteo furtivo de mi soledad con alas
Plantar una conversación
Ella le hablaba
de que nunca se hicieron una foto
del lagarto que compraron juntos
y aún vive con ellos
de bailar sin pisarse
de la cicatriz de niña
que la falta no recuerda
Él le hablaba
de no importarle
la forma del árbol
ni hacia donde crece
de retratar la calle
robando sonrisas
Ella le hablaba
de que le arrojara migas
de entusiasmo
en una conversación de tres
o de que le pisara los pies
por debajo de la mesa
de su tendencia a mirarse
en los espejos de los retrovisores
Él le hablaba
del tiempo
le repetía
lo que había aprendido en los libros
del niño bueno que no mata hormigas
y corría calculando el tiempo
y cocinaba para matar el tiempo
Ella le hablaba
del árbol
si encontraría su raíz
de su forma abandonada
a merced de la naturaleza
de si crecía torcido
y si era necesario volverlo a plantar
y él le hablaba
de que hablaba por hablar
y el silencio llegó como un rayo
que hubieran estado fabricando
todo este tiempo
y que el lagarto
que compraron juntos
no recuerda
Ella le hablaba
del tiempo
de ocuparlo con él
de no darle la nuca
y correr deprisa
a llenarlo de montes
y baños en los ríos de ciénaga
a beber vino con melocotón
y encontrar las cosquillas
que le suben por la nariz
de su infancia
y se derraman
en el temblor de su vulva
Ella le hablaba
mientras él decía
que hablaba por hablar
y ellos
que amándose
cayeron en la cuenta
del cansancio
que se levantó como un árbol
en forma de muro
El devenir de un ronroneo
I
Podría buscar cobijo
en la sala de espera de un hospital
y soplar sobre los rostros rotos
que revolotean las camas de los lisiados
podría meterme el dedo en la nariz
si un niño me pide
que le ate los zapatos en la puerta de un colegio
podría persuadir a un anciano
hasta saquearle todas las fotos
de los apóstoles que guarda
bajo la almohada de la residencia
podría patentar de fondo de escritorio
el último aliento de un excombatiente
podría salir a la calle
y bordear las aceras
hasta sacar la pistola
y echar agua a los que nadan de espalda
podría tatuarme los nudillos
esperando la llamada
de aquéllos que me decepcionaron
podría pasarme horas
siguiendo la hilera de hormigas
que transitan por mis fotos de infancia
podría visitar la tumba de mi abuelo
y preguntarle a la lápida
a dónde fue su cabeza
con sabor a vino
a dónde sus besos, el apretón sudado
la gorra de los domingos
podría quedarme esperando
a ser envuelta lenta y agónicamente
por la tela de ésa gigantesca araña
precipitaría mi devenir
empujaría a las fauces mi deseado cobijo
y jugaría a los dardos con los muertos
y trazaría planos desde el cosmos
II
y dónde iría el roce carnal
las cataratas del devenir de una mano
enroscada en otra
y dónde irían las gaviotas
las sensaciones transitando por la patria de la piel,
el chapuzón de besos salados
las heridas que confluyen
y abren la puerta a los atardeceres
y dónde irían las ascensiones
a los picos más altos
el fogonazo de esas visiones desde la cima
a qué container irían las visiones futuras
quién daría testimonio
quién recogería su flujo
III
no es tiempo de huir
no voy a dinamitar mi pasado
para luego regugirtar
voy a llevarlo conmigo
abriéndome paso
aunque sea a puñetazos
entre los hospitales
las escuelas
los cementerios
trazando pisadas
instaurando huellas
levantando tabiques
abriendo y cerrando puertas
ése ronroneo abrirá paso
A mi ciudad le falta un pecho
Y el autómata sucumbirá en su tenebrosa saliva
irrigando azul su lengua
abrirá una grieta en vuestras terrosas bocas.
Reptilinea
escurridiza
eléctrica.
Y vuestro cuerpo
sacudido y agotado de tiempo
oscila luz convulsa
olerá con los sentidos
tocará el agujero del amor.
Extravío en la ciudad
Negro
nadie llora tu grafiti urbano
ni la república de tu pecera
para que tu playa deje de ser un cubo
y así nadie meta
en tu axila más espinas de crema.
Nadie llora
no llora nadie en la ciudad
negro
somos un ejército aislado
que firmamos con la vista gorda.
Así se vendan entradas
para que nuestra ceguera
toque el agujero del amor.
Sabes, negro
tiene el amor basura
un arlequín recitando poesía por las calles
la polla en el estómago
cuando una turista se pare frente al boulevard
¿ es que tú negro puedes ser rosa?
Ojalá se cierren las calles
para que tu canto
sea lo único que se repita
la medalla de oro
que se cuelgue del cuello de Colón
como si fuera la última hora de la cultura.
Negro
suma y sigue
rema en el hormigón
ciertos capitalistas llevan sotana
y tal vez te dejen escribir
una carta de suicidio.
Del poemario Sobras en una servilleta (Editorial Emboscall -2008).
Equilibrismo
Ante la manipulación del verdugo
me acojo en defensa
propia a la indiferencia
Pepa Ortiz
Fumigué el asedio
de ritos y circuncisiones familiares
Y rompí el silencio
de cristales mudos
y sentimientos blindados
Un ramillete arrancado de hechos
a manos de mi metamorfosis
hizo anidar un rasguño en mi voz
que se armó de gritos liberados
Fumigué el asedio
de espejos paternales
y a dentelladas me arranqué la atadura umbilical
trituré la devoción
de adicciones a cristo crucificado
enterré mis juguetes en el jardín
y los vestidos de comunión de sonrisa rendida
Ya nunca más vinieron los pecados en tropel a mi puerta
Como excusas ciegas en mitad de la noche
Sangré la solitud de los días
y duelo de vidas anteriores
Me convertí en una trapecista
Pie sobre pie de una cuerda
Suspendida en el aire
de vez en cuando
saltaba noticias
sobre el escarbar confuso de las hormigas.
Homo modernus
Hay un hombre que bebe solo
en el bar de un lujoso hotel
no es verdad que una nave nodriza lo salve
de la mirada viciosa de la camarera mona
ni que se vea obligado a esquivar
una charla con los que fueron amigos
Hay un hombre que duerme solo
en la habitación 666 de un hotel
con vistas al Big Ben
no es verdad que se duerma
con la mano en la polla
mientras Peter Pan ondea la ciudad
Y es que no es verdad que se busque la eternidad
ni que la melancolía se maquille
de cosmopolita picadilly circus
Hay un hombre que cruza los dedos
cuando lanza los dados
ocultando el pasado
no es verdad que ese hombre
se esconda
si no tiene más patria
que Peter Pan y su mastercard
no es verdad
no es verdad
sólo tiene una linda muñequita azul
y un número secreto que la lleva de compras
no se siente polichinela
ni le persigue el fantasma de su soledad
ni lleva tatuado
el resentimiento en su antebrazo izquierdo
ni se muere de ganas
de dejar de trepar las oficinas
tampoco nunca se sintió en el exilio
ni guarda su pistola en una caja fuerte
no es verdad que el mal sea total
es banal
no es verdad
no es verdad.
Canción de noche
La noche que yo amo
guarda tu esquina
y me sorprende de que te apees
en los desfiles de cartón
muda la piel en las playas
antes que en los calabozos
La noche que yo amo
tiene tu boca
porque cuando besa tiemblo
le gusta travestirse
antes que ponerse
el mismo traje en los entierros
corretea descalza
en las iglesias
antes que masturbarse en el metro
La noche que yo amo
no le pone pleito a tu esquina
coladero de pasión y música
tiene tu mirada risueña
se precipita en mis ingles
no sabe de juez ni de cura
ni espera cadalsos
ni pone grilletes
a mis gemidos
ni me roba
los meses del calendario
ni sabe que pasará mañana.
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