martes, 7 de junio de 2011
4101.- ÁNGEL L. MATOS
Angel L. Matos
Nació en Aibonito, Puerto Rico (1975). Tiene un bachillerato en Estudios Hispánicos de la Universidad de Puerto Rico Recinto de Cayey. Ha participado en múltiples lecturas de poesía en el país y extranjero en donde siempre ha recibido una gran acogida. Ha ganado gran cantidad de certámenes literarios como el de la Universidad Politécnica de Puerto Rico (San Juan, Puerto Rico), la Universidad de Puerto Rico en Cayey (Cayey, Puerto Rico), Poesía Zurde (Mayagüez, Puerto Rico). Organiza noches de poesía mensualmente en el Viejo San Juan, Puerto Rico. Además, ha organizado y participado en noches de poesía en Santo Domingo, República Dominicana, Nueva York y Tampa, Florida. Ha sido invitado múltiples veces en universidades y escuelas en Puerto Rico y Estados Unidos. En el 2006, viajó a Santo Domingo invitado por el Círculo Literario César Vallejo, en el 2007 a University of South Florida en Tampa y en el 2008 a Boricua College en Nueva York, entre otros viajes culturales/literarios. También trabaja su blog El Mundo de las Palabras (http://palabrangel.blogspot.com) y Eros Parlante (http://erosparlante.blogspot.com/).
Ha publicado el libro de poesía Del silencio, la ciudad y otras pasiones in(é)ditas (Terranova Editores, 2004) el cual ganó premio del PEN Club de Puerto Rico. Su trabajo poético es estudiado en diferentes universidades de Puerto Rico y el exterior. En enero 2010 saldrá publicado su segundo libro titulado Barcos de papel y otros naufragios (Isla Negra Editores). Ha publicado en diferentes revistas literarias y periódicos de Puerto Rico como El Nuevo Día y el Vocero y en el exterior como en Proscritos (España), Palavreiros (Brazil), Red y Acción (Nueva York), DiarioCoLatino (El Salvador), entre tantas otras. Además, ha sido publicado en las antologías eXpresiones: muestra de ensayo, teatro, narrativa y poesía de la Generación X(Instituto de Cultura Puertorriqueña, Puerto Rico, 2003), Open Mic/ Micrófono Abierto: Nuevas literaturas puerto/neoriqueñas (Hostos Review, NY, 2005)y (Per)versiones desde el paraíso: Poesía puertorriqueña entre siglos (Aullido, Revista de poesía num. 14, España). Además, textos suyos han sido publicados en Argentina, Uruguay, Chile y Perú.
Azul
Azul tu cuerpo y tus ganas
cuando los otros colores corren;
azul tu sombra que nombra tu figura
que se define en tu silencio;
azul tu mirada clandestina y escondida
al pensarme en tu cuarto de secretos;
azul la forma de tus pezones, de tu vientre
y aún el calor húmedo de tu sexo y su forma son azul;
azul la caricia que me espera sobre tu pelo
y cada latido de mi cuerpo en ti cuando ni te enteras;
azul cada posición que adoptas en mi memoria
como memorizar la galaxia callada de tu espalda;
azul el poema que baja cuesta debajo de tu nuca
hasta perderse sin palabras y escurridiza dentro de tus nalgas;
azul tu gemido jadeante en la mudez del bullicio
de esta ciudad sin paredes ni edificios que nos habita;
azul cada rincón en guerra de tu pensamiento atento
cuando arde entre tus piernas otro azul con mi nombre.
Una canción de Sabina a 30,000 pies de altura
Una canción de Sabina a 30,000 pies de altura
es un minúsculo hueco de una nube
como el zumbido de un motor hidráulico
cerca de donde cielo y espacio se confunden
en donde jugamos confundidos a ser pájaros
y abajo el mundo es una canica al ojo de la lupa.
Una canción de Sabina a 30,000 pies de altura
es tal vez el eco de un dios casi humano
acabado de salir de un punto capiando un viaje
en donde peces saltan entre estrellas y duendes
en una nota suave halando a un Dalí por los bigotes
en el encuentro con una metáfora wireless.
Una canción de Sabina a 30,000 pies de altura
es un pasajero más ligando una azafata gringa
mientras se enciende la luz de abrocharse el cinturón
y se vuelve turbulento el ritmo de las manos y las palabras
mientras el horizonte se vuelve rojo como soñarte nena
haciendo el amor entre las nubes envidiados por Dios.
Una canción de Sabina a 30,000 pies de altura
es una protesta enamorada en una ronca voz
y en mis oídos una revolución de imágenes con cuerpos
mientras abajo las islas son siluetas y el mar una hembra húmeda
cuando una voz anuncia que estamos a punto de aterrizar
y una imagen de una canción de Sabina se me enreda en el deseo.
Yo quise decirte una cosa...
Yo quise decirte una cosa
cuando tus ojos e inundaron de los míos
y una luna se asomaba por la ventana blanca
y nuestros sudores se abrazaban en silencio;
mientras tocaba tu pelo y escuchaba sirenas
y escuchaba disparos seguidos de pasos corriendo
y las sombras se ocultaban tras árboles secos
al paso de los minutos del reloj de un banco cercano.
Yo quise decirte una cosa
mientras tu radio se quedaba mudo
y la voz que salía de él se iba quedando muda
e inventaba ritmos en tus oídos desnudos,
en tu cama desnuda rodeada de siluetas desnudas
cuando se desnudaba el sabor de tu carne
que me sabía a una canción del Filio, de Circo, de Cerrati
y quedaba todo tan callado sin voces ni pensamientos.
Yo quise decirte una cosa
mientras un libro de poemas caía al suelo caliente
en aquella tarde o noche caliente de aquel caliente verano
en que la sangre se calentaba y evaporaba adentro
cuando volaban soles y lunas entre tus pechos
y no importaba la gasolina, los arbitrios ni las fábulas del gobierno
ni nada tan sólo el calor de aquel encuentro a contrapunto
ni tampoco las palabras que se perdían en la noche de tu pelo.
Yo quise decirte una cosa
en aquel momento en que llovía el sonido de las olas
y el vaivén de tus caderas ahogaba mi boca
y el viento de tu mirada volaba mis barcos lejanos
mientras hacía un mapa con mis dedos de tu espalda
y se me salaban los huesos con tus aguas nocturnas
y te juro por mis santos que quise decirte una cosa
pero las palabras se me anudaron entre las piernas.
Es que a veces digo olas...
Es que a veces digo olas
y cuando digo hola nace un marullo
se me salan las palabras tras los silencios
caracoles de suspiros se arrastran tras la sombra
de un hombre poeta que levita sobre las algas
en donde hace una hoguera en la curva de una isla
con sabor a hembra, a ninfa, a estrella
en el momento en que las horas y los holas se confunden,
cuando las estrellas se zambullen en el mar, desnudas,
y el agua se pinta de puntos y en algún punto discreto
un Neptuno se arrebata sentado en una garita del Morro
mientras sirenas top less jammean versos coreados
y el fantasma de Maelo se da un shot de chichaito con Vallejo
en un paisaje de sombras y luces dignos de un transeúnte Van Gogh.
Es que casi siempre que digo olas
y cuando digo hola y nace un marullo
mis huesos de fibra óptica tallados se me quieren romper,
el homosapiens que me habita enciende un fuego azul y tibio
sobre una hoja en donde se diagrama una canción por ser escrita;
y es que también a veces me canso de ser hombre
de ser caricatura de una historieta de una isla en medio del Caribe
en donde se mitifica una leyenda aún a medio escribir y contar
de aquel que sedujo a Medusa sobre una cama espumas
que bailó con la Muerte pecho a pecho una canción de Cortijo;
y es que también cuando digo olas y suenan a hola,
es que casi siempre digo cuerpo, carne, ganas,
es que soy tan débil ante tus ojos, sí mi vida, tus ojos,
que un poema se me moja entre los dedos y ni te enteras.
Esta noche se me ocurre...
A Angel L. Pereles, Melvin López y René Pérez
por la amistad, por la provocación…
Esta noche se me ocurre que puedo ser tan buen escritor
que ponga a hacer corro en un poema a Neruda, Paz, Vallejo, Girondo
acompañados por una orquesta de sordos dirigida por Beethoven
en una transmisión vivo y vía sátelite por pay per view desde el nuevo coliseo
en donde no hay descuento para mayores y los niños no están permitidos
y cuyo evento sería abierto por las selectas voces de Daddy Yankee y Don Omar
cantando canciones de Chuito el de Bayamón, Felipe Rodríguez, Daniel Santos y el Trío Vegabajeño;
se me ocurre que podría tomar la mitología clásica
y disfrazarme de cíclope y correr en el Hipódromo el Comandante,
si no se va a quiebra,
y ganar la triple corona para luego irme de jangeo por San Juan
mientras en el Olimpo reparten el pool pote al ganador y Zeus se roba la banca
o tal vez seguir de camino por la carretera vieja de Caguas
con una musa y una ninfa
que van haciendo dredlocks con mi rabo mientras hacen de sus caricias versos;
se me ocurre que puedo ser tan buen escritor
que ponga en un poema a Coelho a guiarle el Ferrari al Monje
mientras Brian Weiss con una camisa del Che Guevara
canta una canción de los Gipsy Kings media reggeatonea
y prende un leño con pasto sembrado en su casa
y van de camino a alguna ciudad
mientras drones anaranjados en la autopista
vuelan como mariposas sicodélicas
y la luna baila con las estrellas mientras salvajes tambores suenan a lo lejos;
se me ocurre que podría escribir poemas de amor
en los cuales sea tan buen amante que te haga decirme poemas de amor al oído
mientras bebes de mi sudor debajo de mí y te repito discursos de mis amantes
y voy haciendo de tu piel un cuerpo a la siniestra que se me impregna al deseo
y te podría decir frases de amor que te estimulen los sentidos mientras tiemblas
y te podría besar como Nicolas Cage, Brad Pitt, Vin Dissel o George Clooney
y podríamos hacer una versión boricua del Titanic en la Lancha de Cataño
o te podría decir sencillamente te quiero en una noche de lunas
frente al Morro en mi Viejo San Juan;
esta noche se me ocurre que podría ser tan buen escritor
que debería escribir un poema como éste para leerlo en una barra como ésta
mientras todos me miran y piensan: “coño qué buen poeta es éste”
y yo me lo creería y diría poemas y leería poemas e inventaría poemas
aunque mañana sea el mismo hombre, en una misma cama,
durmiendo desnudo con mí fantasma.
[http://www.enlaorilla.com/author/angel-l-matos-editor]
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