domingo, 28 de noviembre de 2010

2357.- MAY SWENSON


May Swenson: Destacadísima poetisa norteamericana, nacida en Logan, Utah, en una familia mormona, en 1913. Celebrada por la profundidad de su poesía. Amiga de Elizabeth Bishop y pareja, por 23 años, de R. R. "Zan" Knudson, quien también era mormona. Vivió la mayor parte de su vida en Nueva York. Murió en 1989.
Es autora de libros de poemas como Another Aminal e Iconographs.



En el cuerpo de las palabras

Para Elizabeth Bishop (1911-1979)

Plateados bajo el sol los juncos. Un viento frío
los mece, silba el cálamo de los pinos.
De tanto frío, el cielo se hizo más azul. Pájaros se desplomaron
sobre el patio moteado: pecho blanco el trepador, metal
el tordo, el cardenal color sangre.
Hasta hoy en Delaware, Elizabeth, me entero
de tu muerte en Boston hace una semana. ¿Cómo
te fuiste de este mundo sin yo saberlo?
Tu cuerpo se volvió ceniza sin darme cuenta. ¿Por qué no
tembló la tierra o el aire? ¿Nada que estremeciera
nuestros nervios? ¿Cómo puedo creer? ¿Cómo lamentarlo?
Camino la ribera. Erosionada como tierra por el viento.
Chillan las golondrinas de mar. Denso derrumbe del oleaje.
La brisa rasga la orilla de mis ojos. Salinas corrientes hielan
mi cara.
Breve es la vida como pluma en el descenso. O como abierta concha
arrojada a la orilla, enterrada en la arena. ¡Mas la visión
pervive!
Intensa, revivificante, la visión vive en el cuerpo de las
palabras.
Pervive tu visión, Elizabeth, tu palabra,
de boca en boca perpetuada.
Han pasado dos días. El tiempo suficiente, pienso, como para
dejar atrás la muerte. Como si tu muerte no hubiera
ocurrido antes de yo saberlo.
Por un instante retrocedí a la vida de siempre, a cuando
todo estaba bien.
Podría hoy llamar a Boston, decirte: Hola... ¡Ay, no!
El casete del tiempo sólo avanza. No se puede repetir.
La luz ciega aunque el cielo sigue opaco. Camino la ribera.
Sale del oleaje un rojo labrador: juguetón, vigoroso,
jadeante. De momento no me percato que está lisiado.
Le falta la pata derecha. Presagios...
Me pareció ver una liebre en el patio por la mañana.
Era una ardilla de cola mutilada. Distorsiones...

Traducción de Jeannette Lozano.








LOS ELECTOS

Bajo los espléndidos candelabros
las cabezas augustas son casi todas
frágiles, canosas, calvas
contra el respaldo de sus tronos.

Se reúnen en sesión formal
para elegir un sucesor a sus asientos,
habiendo comido los banquetes funerarios,
brindado a la salud de los nombres

inscritos en placas de bronce a sus espaldas,
fila por fila, en sillas
como abiertas tapas de ataúdes.
Cada vez que una cabeza anciana de desploma,
una más joven avanza su carrera.

El recinto es antiguo y exclusivo,
con lámparas que emiten oro laureado.
Tras las frías ventanas de añil
el crepúsculo invernal tiñe las calles,

y el viento sopla desde el río
sobre las lápidas de un empinado cementerio,
nombres cubiertos por la nieve. Un galardón final:
Convertirse en uno de esos electos.


May Swenson, In Other Words (New York: Knopf, 1987),
pág. 62.







En el amor hechas visibles

En el amor nos hacemos visibles
Como en un baño mágico
nos pelamos
hasta la afilada médula
tan largamente escondida

En el amor alerta
reconocemos
el mudo quejido
del alma
detrás de los ojos
Se abre un conducto
y tímidamente
salta a la superficie
con alas abiertas

Las yemas de los dedos del amor descubren
más que la suavidad del cuerpo
Revelan un conducto escondido
para la transfusión
de empatías que burlan
la intrusión de la mente

En el amor nos liberamos
En su objetividad, el hueso
y la carne ya no nos aíslan
Nos descargamos
y fluimos yo a tu copa y tú a la mía
Frágiles, nuestros frascos se perforan
el mío bebe el tuyo
el tuyo el mío

Trad. por Hugo Salinas


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