jueves, 11 de noviembre de 2010

2023.- RAFAEL INGLADA


Rafael Inglada (Málaga, España 1963) es un poeta y editor español.
Dirigió, junto al editor Ángel Caffarena, Los cuadernos de María Eugenia y, él mismo, como director y editor, las colecciones "El Camaleón", "Plaza de la marina", "El manatí dorado", "Poesía circulante" y "Llama de amor viva".
Ha sido incluido en las antologías Poesía última (El Urogallo, Madrid, 1987), Jóvenes poetas junto al Mediterráneo (Silvestra, Málaga,1989), Una generación para Litoral (Litoral, Málaga, 1989), La poesía más joven (Sevilla, 1991) y ...y el Sur (Málaga, 1997)
Actualmente, su actividad profesional se desarrolla en el Departamento de Publicaciones de la Fundación Pablo Ruiz Picasso, en su ciudad natal.

Obra poética:
Las vigilias (Málaga: Universidad, 1983)
Tríptico de fuego (1983)
Biografía (Málaga: Diputación, 1984): colección de dieciséis sonetos de raíz clásica y tema amoroso.
Oficio de cuerpos (1985)
Dos poemas (Málaga: Papeles de Poesía, 1986)
Brillante muerte (1986)
La senda jaque (Córdoba: Ayuntamiento, 1986): libro en el que, además del soneto clásico, ensaya poemas en verso libre. El sur y el mar, como símbolos, son sus temas recurrentes. Recibió el XI Premio de Poesía Ricardo Molina.
Noticia del amor (1988)
Vidas ajenas (Zaragoza: Olifante, D.L. 1991). De él ha escrito Luis Alberto de Cuenca: “Alejandrinos casi siempre, rara vez endecasílabos, eneasílabos y hasta octosílabos (una espléndida décima), los versos de Rafael riman, como los de los antiguos poetas, que ahora abandonan victoriosos la cárcel en que la estúpida Vanguardia los había encerrado, devolviéndonos el “dulce soplo de la brisa sabia” que ha cortejado siempre a la auténtica poesía, haciéndonos olvidar los presuntos paraísos “novísimos” y aquellas escrituras automáticas del más remoto antaño.”
Habitaciones comunicadas (Málaga: [s.n.], 1991)
Vendaval en Nambroca (Málaga: Ayuntamiento, 1993)
Las terrazas de Saratoga (retratos de Carlos Rodríguez-Spiteri y Pablo García Baena. Madrid: Libertarias, 1994), poemario de madurez en el que el soneto vuelve a ser la estrofa más usada. Junto al tema amoroso aparece el de la metapoética (es decir, la reflexión sobre la propia escritura.)
Invierno real (8 evocaciones) (Málaga: Ateneo de Málaga, 1994)
A tiro de puñal (Málaga: Rafael Inglada, D.L. 1996)
Reyes tardíos o amantes (Málaga: Centro Cultural Generación del 27, 1997): “Reyes tardíos o amantes recoge la producción del poeta, escrita entre 1993 y 1997, publicada tan sólo en pequeñas colecciones de difícil acceso al lector y de restringida tirada, incorporando a estos poemarios, revisados nuevamente, muchos de los versos que el autor, en su día, inéditos, completando este volumen otras poesías aparecidas fugazmente en revistas y numerosos poemas que, por primera vez, salen hoy a la luz.”
La rebelión de los bóxers (Málaga, 2000).




De Vidas ajenas


Extranjero

Tú, que eres mi extranjero, borracho preferido
por mi voz de demonio, que eres algo que nieva,
algo que se deshace como un amor dormido
que a media tarde el curso de un arroyo se lleva.

Tú que estás en la sangre y entre los melodramas
de algunos ojos, puestos sobre ti sus pupilas,
que quisieran contigo desasir muchas camas,
amarte haciendo fiestas generosas, tranquilas;

tú que te has acostado en altas horas, escucha
cómo insistente cae el agua de la ducha
y no puedes dormirte, reconciliar el sueño.

Me hago lo imposible, juro, por despertarte
queriéndome morir, ser otra vez mi dueño,
ese dueño del cual siempre has formado parte.






El mal

Sílbame, corazón, mi soledad escucha,
cantas cautivo en mí los visibles momentos.
Nadie ha sabido amarte, es horrible, lo sé,
mi alma zumba en el trueno de los desesperados.

Bajo las arboledas de esta ciudad confío
hallar a aquel que quiera compartir una vida,
levantarse y mirar a la misma persona,
a quien te amó otra noche y por ti se desangra.

Aquí estoy yo, desnudo, soy un hombre que sueña
volar y no anegarse en el posible barro,
pero la vida atrapa mi propia vida y muero
cada vez que los miro cómo se abrazan a otros.







Verano

Hace fuego en las calles.
La música repasa
la flor de su gramófono sobre mi blanca pierna,
y una mosca se sube,
tranquila, por el asa,
con sus pequeños ojos de apagada linterna.

De los ventiladores, una luz muy escasa
muévese, mientras leo a Gómez de la Serna:
-¿Por qué corren las nubes? –Porque van a su casa a comer

(greguería de una edición moderna).






Lisboa

A José Ángel Cilleruelo

Vienen unos cuantos amigos
de las afueras de Lisboa:
calles con tranvías, mendigos
al pie de la luna, y Pessoa.

Evoco una imagen muy lenta
que cualquier infeliz hoy ama.
(En el fondo se transparenta
la luz detenida de Alfama).






Final

Termino de escribir un libro
sobre las Horas, y quisieras
cortar la vida mientras vibro
en las adorables tijeras.

Qué serás tú sin mí, pregunto,
cuando amargo me deshilvanes
y veas que mi rostro es un punto
de luz entre los tulipanes.



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PASANDO DE LA INFANCIA

Mi padre está mirando a una ventana
donde estoy yo de niño con mis guantes,
con mi nieve de corcho y un diario:
1970, y es martes.

Ahora soy pequeño en esta foto
(mirando a una ventana está mi padre)
y los barcos atracan y me roban
la moneda del alma echada al aire.

A la ventana que mi padre mira
le han cerrado ya el sol de sus cristales.
Al niño que allí hubo le han crecido
los ojos de mirar tanto a su padre.






II. MANEL S’EN VA

No pierde jamás la fe
quien estuvo enamorado.
Pues que mi vida has cortado,
córtame la muerte que
ata aún mi sombra a tu pie,
como si mi sombra fuera
prolongación verdadera
de tu imagen jamás ida.
(Nunca hay una despedida
cuando la otra parte espera).







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