lunes, 8 de noviembre de 2010
1973.- FRANCISCO MORALES LOMAS
Francisco Morales Lomas nació en Campillo de Arenas (Jaén) el día 26 de julio de 1957. Presidente de la Asociación de Escritores y Críticos Literarios de Andalucía. Catedrático de Lengua Castellana y Literatura. Doctor en Filología Hispánica. Licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras. Profesor de la Universidad de Málaga. Columnista de opinión en diversos medios: Cadena Ser, Sur, Diario Málaga... Crítico literario en periódicos y revistas especializadas: El maquinista de la Generación, Estafeta Literaria, Quimera, Turia, Canente, Ficciones, Alhucema, Extramuros, EntreRíos, Tres orillas, Kylix, Alaluz, Papel Literario, Cuadernos del Sur, Tierra de nadie, La Opinión...
Es especialista en la lírica de Valle-Inclán y en literatura contemporánea. Ha participado como ponente en congresos de literatura española y ha sido incluido, entre otros, en La Enciclopedia de Andalucía y en varios estudios de literatura contemporánea; los más recientes: Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Andalucía. Paisajes y palabras. Guía de Autores; Andalucía, espacio natural. Literatura y Arte; Literatura en Andalucía. Narradores del siglo XX; Treinta poetas andaluces actuales; Poesía española (1975-2001); 21 de últimas. Conversaciones con poetas andaluces; Poesía viva de Andalucía y Objetivo: La Palabra.
Forma parte del consejo de redacción de la revista EntreRíos (Granada) y de la Editorial Zumaya, y del Consejo de redacción de El maquinista de la Generación, deCanente y de Papel Literario (revista digital y suplemento de Diario Málaga). Jurado en concursos literarios. Entre otros es presidente del jurado del Premio Andalucía de la Crítica y ha sido presidente del Jurado del Premio de Escritores Noveles que concede la Junta de Andalucía y del Premio Encarna León de relatos (Melilla) y Jurado del Premio de narrativa Vicente Blasco Ibáñez (Valencia), Andalucía de poesía. Ha sido traducido a varios idiomas.
-POESÍA:
Veinte poemas andaluces (1981).
Basura del corazón (1985).
Azalea (1991).
Senara (1996).
Aniversario de la palabra (1998).
Tentación del aire (1999).
Balada del Motlawa (2001).
Salumbre (2002).
La isla de los feacios (2002).
Eternidad sin nombre (2004).
Tránsito (Antología poética 1981-2004) (2004).
Noche oscura del cuerpo (2006).
El agua entre las manos (2006).
La última lluvia (2009).
-NARRATIVA:
El sudario de las estrellas (1999).
"Subida al cielo" (2001). En Árbol de bendición. Antología literaria del olivo.
Juegos de goma (2002).
Candiota (2003).
La larga marcha (2004).
"Un intruso en el cielo" (2005). En Andalucía, naturaleza y arte.
El extraño vuelo de Ana Recuerda (2006).
"El regreso" (2006). En Historias republicanas.
"El laberinto de la esperanza"(2008). En El tam tam de las nubes.
Tesis de mi abuela y otras historias del Sur (2009).
-TEATRO:
El lagarto (2001).
Un okupa en tu corazón (2003).
La yaya de Mauritania (2005).
El caníbal (2009).
Caníbal teatro (2009).
Senara
DORALICE
Granada, 1996
Ánade /Poesía
CRÓNICAS DE UNA INFAMIA I
I
BAJO ARDIENTE cúpula impávido cileo
ceniza tarde y sonora que despierta en mí
la inhóspita fracancia del deseo
prieta pero abandonada ceniza que el desorden
ventoso acumuló en desazón y me desvelo
porque espero que des forma
y consuelo
a esta agonía loca y presurosa
tizne que en las esquinas de la vida
desechó el viento.
LA IDA
ESCALA DE AZÚCAR
LOCOS SENOS de primavera en tu miel me sola-
zo y una escala de azúcar disipo en mis turbados
dientes náufragos en la tropelía de tu cintura dul-
ce acíbar desdentado que ajeno camina al flagelo
del espacio y del hombre si me viertes tu bondad
en las encías verás brillar la vida belfo bello que
persigue la tristeza que el paso del tiempo aban-
dona bébeme abárcame los labios y marchitos dé-
jalos de amor en la honda locura que deja el ser.
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POEMAS DEDICADOS A JOSÉ HIERRO
CON MOTIVO DE SU HOMENAJE
COSAS DE AQUÍ
A José Hierro
Si digo mi canto, una mano grande
conduce el olor de la jara al viento,
a la serenidad de un cielo cárdeno.
Llegaba de las aguas de las fuentes,
de lo inmenso de la patria dormida,
del sonido de las norias ligeras.
Como el sentimiento de un hombre que vuelve a casa,
el mundo imaginado en la tormenta.
Preso de la fruta que amarilleó el verano,
inmóvil en la crujía de fronda,
como arañando lo dulce del fuego,
en medio del crepitar de las ascuas
y de los mayores que hablan de la tormenta.
La significación de la captura
y su niebla que densa nos abraza.
Abierta marea que esconde el pétalo
de la alegría y su frondoso encuentro.
Aquí estoy, amigo, con la música que dúctil
me conduce por las palabras y su misterio,
abriendo puertas al cielo y su celada.
En una torre erigido, con alas
grandes que me lleven a la certeza
de la aurora y su cristal de reliquias.
II
Y después, crearnos hasta la vida.
En el goce de lo inmediato
libros acabados.
Y perseguir las horas con sus estrellas
y la eternidad con su semilla.
Navegar tanto que nos suba el combate
como un árbol con sus raíces.
Como frutos perfectos con la armonía
de un anhelo cuajado.
Comenzar desde lo imprevisto,
y siempre con el toro insaciable, eterno.
Sin descanso, llevar a la tierra
las quemaduras del alma y sus dársenas.
Con el goce de las espadas en alto
flotando en la incierta realidad.
Sin morir más, subiendo desde lo hondo
de los tambores y su música,
desde esa noche de dinosaurios
y pecados que abrieron este desierto.
III
Siempre hubo ese ocaso que nos unía
como una caricia que deja perfil
humano. Declinación con su sombra.
Un ocaso con muros de palabras
que se enredan a la consistencia
de la noche. Con bergantes y odaliscas.
Pequeñas traiciones de luminarias
y esa luna con su recuerdo de misterio
a palabras mojadas. Apenas oscuridad.
O acaso el viento con su tumulto.
Ahora que el vivir se nos hace lento
y nadie nos espera para entrar en la rada
con su vocación de siesta,
sacrifico mi empeño de claridades
y te recuerdo al borde de un vuelo,
como el primer día que nos revelamos.
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I
Hoy quiero confesarles
mi fragilidad de cuento de hadas,
lo transparente que puede
resultar el vértigo de la vida.
La indeterminación como causa.
Quizá por esa necesidad
que tenemos
de llamarnos hombre o mujer
y esparcir nuestro olor a puerta cerrada.
Un mundo que gira
dentro de otro, y a la espera.
Un mundo insatisfecho
que sostiene el asombro.
Antes, el miedo a la luz,
después, el miedo a tanta claridad.
Y siempre la necesidad
de encontrarnos en un punto,
esa vieja melancolía de los locos.
II
¿Te acuerdas de la primera lluvia?
Mucho antes de la declaración de la renta,
de que el corazón se consumiera
en una odisea de instancias,
de que el corazón escandalizara
el paso del tiempo.
Tenías todavía futuro.
Ahora sólo tienes pasado
y algunas historias de la mili.
Todo está en su sitio.
También la lluvia que ahora
me conmina, otra lluvia diferente,
una lluvia sin historia,
con muchas letras de banco
y muchas hipotecas.
Me pregunto qué será entonces
de mi pasado,
de aquella lluvia que me inundó
un día como hoy, y me hizo crecer.
Hoy es de nuevo la lluvia
contra las fachadas,
la lluvia persistente de otras vidas,
y la necesidad de encontrar
la puerta del mundo.
Aceptarnos en el aire que respiramos,
en los pasos que hemos dado,
en el retrato de la pared,
en los árboles que crecieron
mucho más que nosotros.
III
Desprevenido ante la certeza
de la materia, esa inocencia
que como el hielo se ciñe a una regla.
Rodeado de trompetas y letargos.
De la bondad del cielo prisioneros.
Reducidos a la magnitud de un tiempo
que no nos pertenece.
Adoradas imágenes, ¿qué escondéis
en vuestro paisaje de criptas cerradas?
Arden las tardes
y como el hojaldre crecen,
crecen como ladrones en la escoria.
En el orden de las cosas
son mudos motores que se agotan.
En un peligroso sueño se desvanecen.
Y como el aire, mueven su tiempo
de hojas secas, de hojas que en la ceremonia
de las selvas se desvisten.
Nunca he sabido de qué inocencia
me he adueñado, ni de qué piedra
harán mi tumba.
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