lunes, 8 de noviembre de 2010

1954.- FERNANDO ROMERA

Nacido en Ávila (España) en 1967. Es Doctor en Filología. Dedica su tiempo a la docencia de la Literatura, a la investigación y a la creación. Ha publicado cuatro libros de poesía y otros tantos de investigación literaria, fundamentalmente sobre semiótica y, en concreto, sobre el tema de las “ciudades muertas” y su importancia en la literatura de la llamada “Edad de Plata”. Entre estas parcelas de creación y estudio se encuentran sus traducciones de poesía francesa. Figura su poesía en diferentes antologías, como la que realizó el Diario La Jornada, de México: Jóvenes poetas españoles. Ha publicado numerosos artículos sobre semiótica en prestigiosas revistas universitarias como SIGNA, Revista de la Asociación Española de Semiótica. Ha codirigido la revista de Investigación y Ensayo Falsirena. Es miembro de varias instituciones de investigación. Actualmente vive entre Ávila y Santander.

-POESÍA:
Genealogía de la sombra (1996).
Profanación del Agua (1997).
Poemas (2006).
Marte Melancólico (2008).

-OTROS:
Investigación y ensayo:
Ávila y la literatura de la Edad de Plata. Ávila, Institución Gran Duque de Alba (2005).
Rutas literarias por la provincia. Universidad de Salamanca (2006).
Ávila en la obra de Ernest Hemingway. Institución Gran Duque de Alba (2008).
Las “ciudades muertas” en la escritura autobiográfica (en prensa).




I

Qué mayor observancia
de las leyes del mundo este dejar
la vida a su dominio. Olvida
que en sus ojos habita
el deseo de amar el artificio,
las obras que le dan valor de hombre,
olvida
lo hermoso de la luz contra la roca:
En los claustros de Silos
Ni los ángeles se atreven a hacer música.
En los Eremitani
Hasta un ángel de Mantegna desafina.





II

Entró en el templo. En los muros
Intuiciones huecas.
Se ocultan en los vanos
la estatua de su dios y los exvotos:
La toga de un muchacho,
El bastón de un anciano.
Desde la luz del mármol y el viejo
Lucernario
A la escultura,
señales de muy blancas derrotas
Son los hombres.
Pero ha contemplado el brillo
Transparente de la piedra, la luz
Vive muy dentro.
Y, entregado a la sombra
Que recorre los pliegues, el talle,
el dedo que señala su divina presencia
Entre la carne,
Sabe la salvación por su dibujo, y su trazo
Le salva.






III

ORFICA

Andaba cantando
sobre cierta prisión que duele
al alma. Y un volar
que no acaba, un no morirse:
Se estremecieron los fantasmas
de Homero,
Eurídice con ellos.
Si enloqueció
de amor tened en cuenta
que el alma se le fue
con ella,
y que las cosas
suelen entre sí consolarse.




Aves de Zeuxis

Es tiempo en que las aves
sacian su sed helada en nuestras fuentes.

- Las vimos en los cuadros japoneses,
en los haikai posarse con su vuelo muy corto.
Aleteos soplaban los retoños de vid
y tenía la tarde
una brisa, olvidada, de vencejos-

Acaba de volar hasta el abeto
un hambriento pardal que picotea
unos frutos de plástico, señales
de navidad recién llegada,
de fiesta del invierno.

Su error es la blancura
inocente del hambre.
También la frialdad del artesano.

(De Marte Melancólico)






.. y la guardo, otra vez, sola.
Juan Ramón Jiménez

Como quien nunca tiembla ni se sabe escrutado.
Así, sin asechanzas, pasea por la ruinas.
Ni se detiene a ver a su espalda quién viene,
quién busca en su bolsillo su pertenencia última.

Lo hemos visto pasar. Ni sabemos su nombre.
Sólo que lo persiguen angelicales sombras:
sonríen si se vuelve; si los ignora, pasan
sin hacer ruido apenas hurgando en su miseria.

Y sin embargo, a veces, se adivina en sus ropas
un cierto miedo al frío, a una rara intemperie.
Se escuda en las solapas como buscando abrigo.

Guardadlo de quien busca ya sus últimas prendas,
su pañuelo raído. Guardadlo de los ángeles
oscuros de la noche, y de los otros, dulces

(De Marte Melancólico)


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