sábado, 30 de octubre de 2010

1846.- JESÚS ALONSO BURGOS

Jesús Alonso Burgos (Palencia, 1952). Licenciado en Derecho por la Universidad de Valladolid. Abogado. Desde 1978 reside en Cataluña. Es autor de cuatro libros de poesía: Inventario y poemas (edición definitiva 1979), La estrategia del viaje (1980), Navegaciones y naufragios (1987) y Escenas de la Ciudad celeste (1995); y tres de ensayo: El luteranismo en Castilla durante el siglo XVI (1983), Formas simbólicas de lo religioso (1989) y La familia del Dr. Frankenstein. Materiales para una historia del hombre artificial (2007); así como de una edición crítica de Figuras delincuentes y Figuras delincuentes en el Quijote, de Constancio Bernaldo de Quirós (2008). En 2009, la Fundación Díaz Caneja publicó una antología de su obra poética bajo el título de Paraíso y Exilio.
En 2011 recibió el premio San Juan de la Cruz por el poemario "Estrategias de la usura" (Ediciones Rialp 2011)



BELLA ES LA AGONÍA

Bella es la agonía.
Y en el borde del agua brilla como haz de luz,
como gota
que alguna vez será idea o sombra.
Y bello es el rostro del que muere.
Y su muerte escribirá este poema,
sus ojos que se cierran en la noche
serán motivo de este poema.
Y así, cuando todo se acabe, cuando el dolor
sea sólo palabra
o jabalí que huye,
o viento helado sobre una montaña,
cuando al fin se cierre la puerta de la llave de plata,
entonces, como baba de niño
volverá a tu boca
lo que de ella salió:
la palabra que nunca dijiste,
el espacioso paso de los años malos
los malsines que te miraban hoscos,
el tiempo que se acababa sin saberlo.
La bella agonía del que se ahogaba.

(De Paraíso y Exilio, 2009).






Rihla de Ibn Battuta

…temiendo el peligro de los caminos.
Ibn Battuta


Para Ibn Battuta
es este poema.

O para nadie
es este poema.

Para las interminables arenas
y las palmeras de sabrosos dátiles.
Para la oscuridad
y la luz de los caminos.

Para que el viajero
lo ofrezca
en el morabito de Burhan ad-Din Ibrahim.

Para que sea oración
en el morabito de Burhan ad-Din Ibrahim.

O para nadie
es este poema.

Inútil y ocioso
entonces.
Para ser olvidado,
para que el tiempo
lo asedie y lo destruya.

(de Navegaciones y naufragios, 1978)





Sobre los modos de la liturgia

…se perderán en el tiempo
como lágrimas en la lluvia.
Blade Runner


Ni ese delicado relicario que adorna el cuello de una dama y que esconde un retrato,
ni el pájaro que atravesó el mar y luego erró su ruta,
ni la triste melancolía del idiota que babea en un asilo,

ni nada que no sea la pura perfección del círculo: su vacío: su ausencia:

eterno aparecer y desaparecer de lo efímero que, por eso mismo, participa también de la eternidad:
tránsito en una brumosa e irreal estación.

Y sin embargo, sin embargo, todos esos efímeros momentos, todos esos desolados momentos fueron la trama de los largos días. Al igual que el humo que el viento dispersa pero que, en su levedad, es lo que da sentido a la tarde del otoño.

Y entrarán también al vacío los afanes que se perdieron en el tiempo.
Y la memoria y los recuerdos entrarán al vacío, de donde alguna vez salieron.

Porque todo vuelve a su origen. Todo regresa.

(de Escenas de la Ciudad celeste, 1995)






Miniatura: para René Char

Porque acaso, hermano, el poema sea sólo eso:
el lento discurrir del tiempo y el hastío por las calles de esa ciudad que un día paseara Thomas Sterns Eliot

y entonces para nada sirva la memoria de otros días, de los días mejores, ni el recuerdo de tantos hombres y tantas cosas buenas, de todas aquellas palabras y promesas en las noches de púrpura dorada

y este poema
sea sólo
un ejercicio de consentimiento.

(De Paraíso y Exilio, 2009).






MEDITERRÁNEO

Donde los amarillos florecen
y los bancales de viñas; donde,
entre las ruinas,
todavía se escuchan viejas oraciones;
donde crece la jara,
y unas manos amasan pan, y alguien
prepara el aceite.

Ah, todo era tuyo entonces!
Tuyo el corazón
y tuya la frotera.

En ese que era tu pais.
Donde los amarilos florecen






LAMENTO DE LOS EXILIADOS

...porque mis pies están cansados

León Felipea
Otro apresurado otoño cae ya sobre los valles de la Horda Dorada, y se acerca otro invierno. Y no vemos la hora de regresar a casa.

Porque los oscuros guerreros asientan sus cuarteles donde nunca floreció el tamarindo, en la Ciudad del Angel - allí nació un día la palabra. ¿Cómo no podría la extranjera muerte hacer morada en nuestra alma?

El miedo nos enfrenta. Y la nostalgia de tan triste patria estorba la feliz belleza de estos vastos valles: sólo en volver pensamos.
¡Ay, amigos, cómo os amaríamos entonces, el día del regreso!

¿Pero acabará entonces el deseo?¿Podemos entonces despedir al amigo, agitando el pañuelo, ladeando ligeramente la cabeza, con gesto estudiado, cuando el viento haga volar nuestros sombreros y la lluvia nos moje los cabellos? ¿Podremos entonces, ya sin pasiones, hijos pródigos, regresar al hogar, donde con gesto benigno una mater dolorosa nos espere, y ordene nuestro cuarto y nuestras cosas, y haga sonar en nuestro honor las infantiles canciones de los juguetes mecánicos, como quien recibe a un rey o a un viajero que partió hace muchos años?

¿O en el camino de regreso para siempre ya nos perderemos, demorándonos con mil extrañas peripecias, en interminables senderos o en pantanos y selvas sin límites, en ciudades de altos edificios donde la razón y la esperanza sean vanas?

Pero acaso sea mejor apurar las especiosas razones del exilio.

Porque en la ausencia uno encuentra mejor acomodo, y predispone al miedo, y, sobre todo, hace más llevadera la desdicha.

(de "Escenas de la Ciudad celeste")





FIN DE FIESTA

Se acabó el pastel. Quedan
los restos de la fiesta.
Botellas vacías y cuerpos
cansados. Y una botella
de ginebra barata.
Pero tú darías lo que fuese
por el último trago.
Aunque la fiesta
se acabó hace mucho.
Como hace mucho
se acabó
la buena bebida




PERMANECE LA CASA

...cuya imagen ha atravesado
veintiseis años; y ahora acude
y permenece en el poema

C. Cavafis

Permanece
la casa,
inmutable
tras los árboles y el velo de lluvia.

Nada ha cambiado.

Podría incluso retornar el tiempo
y el aire
ser el mismo.
Pero los cuerpos
abandonaron las habitaciones
y solo quedan sombras para el desvanecimiento
y el olvido.

Regreso
ahora,
y siento la usura del tiempo
en las paredes.

Nunca más podrá desvanecerse,
impuesta la fecunda memoria del poema.

Permenece
la casa.

Indestructible e infinita
ya


(de "Inventario y poemas")









PARA TERMINAR: TE DEJO ESTA CASA
(Ad muros)

MI palabra
te ata al mundo.

Este poema
será tu casa
y tu alimento.

Habitarás aquí
hasta el último instante
del último día.

Después descansaremos juntos,
callaremos juntos.



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