jueves, 28 de octubre de 2010

1844.- FRANCISCO ACUYO

FRANCISCO ACUYO
Nace en Granada el 17 de marzo, el año 1960, en el emblemático barrio granadino del Sacromonte. Cursa estudios de Primaria (en el Colegio del Ave María y Barrio Figares en Granada y un colegio de Barcelona, ciudad donde vive alrededor de dos años cerca de la Meridiana, donde tuvo lugar, junto a su familia, su residencia, y de cuyo nombre el autor no bien quiere acordarse); el Bachillerato fue cursado, sin demasiadas incidencias, en Granada (en el Virgen de Gracia y la Academia Fides, esta última de especial relevancia para el autor, pues en ella empieza a manifestar su inclinación por las actividades literarias y sobre todo por la poesía, en lo que tuvo mucho que ver Carlos Villarreal, director y profesor de dicha academia). Posteriormente, cursó estudios de Derecho y de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada (compaginándolos con cursos y actividades de Astronomía y Astrofísica, disciplinas de las que era y es gran aficionado) en la Universidad de Granada.
Realiza numerosas actividades de edición manifiestas en publicaciones diversas: fue codirector de la revista literaria Extramuros, junto a su fundador, ya desaparecido, José Espada, así como director de la colección literaria del mismo nombre durante esta época. Asesor de la revista Papeles Mojados de Río Seco, de Sevilla. Director de la revista Jizo de Humanidades y de las colecciones Jizo de Literatura para niños, de Literatura y Artes Plásticas y de Literatura Contemporánea, también del sello editorial Jizo. Ha sido colaborador del Grupo de Investigación Interlingüística de la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad de Granada.

- POESÍA:
La transfiguración de la lira (1984).
No la flor para la guerra (1987; 1997, 2ª ed. aumentada).
Ancile (1992).
Cuadernos del angelus (1994).
Vegetal contra mosaico (1994).
Los principios del tigre (1997).
Mal de lujo (1998).
Pan y leche para niños (2000).
Diez décimas decimales (2000). Cuadernillos con ilustraciones.
El arte del tiempo (2000).
Bilingual anthology (2001). Antología vertida al inglés.
Ángel contrario al imposible (2001).
De la línea y su espejismo (2001).
En campos de zafiro (2001).
El jardín de los espíritus (2001).
Anthologie bilingue (2003). Antología vertida al francés.
El Hemisferio Infinito (2003).





FINALE

Del ángel soy naufragio de la ciencia
que a luz de mi reflejo suspendido
-aunque poeta, referidlo os pido-
tendrá matiz espejo toda esencia.

¡Cuánta los dulces términos ausencia
demuestra tanto coro trascendido!
desmayo abajo viendo que han subido
la luz y el alma, el aire y la conciencia.

A la luz donde duermo no escondida,
un ramo me recuerda destilado
en el vaso profundo de la vida.

Concentro en él mi ardor, y en él me inspiro:
y de la esencia púrpura turbado
se elevan los aromas, y suspiro.

(De La transfiguración de la lira, Granada, Trames, 1984).








CONSENSO

Ya que con más regalo el campo mira
Luis de Góngora
"Soneto sesenta y cuatro"

Despacio flor, deseo, amor despacio.
Despacio sobre el cáliz de tu pecho;
despacio, noche, aliento, seda, lecho,
pétalo, tiempo, cisne, amor, espacio.

Sereno, sosegada luz, palacio
de fragancias, de juego, de despecho;
despacio si dolor, si paso estrecho,
si amplio deliquio, si cristal, despacio.

Comba el silencio trémulo en la roca
la luz sonora, y en el campo he visto
doblarse las espigas en la boca

del viento, y en tu vientre adormecida,
morir por el azar de lo previsto
la amapola que sueña con la vida.

(De Mal de lujo, Madrid, Caroal, 1998).





EL OLIVO

I

EN la tarde cristaliza
un halo de luz violáceo:
en la distancia dibuja
pétreo el olivo su rasgo.
....
Espíritu se proyecta
fidedigno simulacro
que la luz esboza tiempo
en la sombra del espacio.
.....
Sobre el iris místico arde
de la oliva reflejado
la eternidad que en el sol
un instante muestra humano.
.....
Bajo tu verde salterio
abre el silencio su paso
y muestra tu tronco adusto,
si del tiempo tabernáculo.
.....
II
......
LAS últimas luces muestra
la tarde en muelle letargo:
entre sombras la distancia
deslizaba su leopardo.
.....
Amarilla pone un aura
de fuego tu verde lauro,
y tras de su huella busca
el infinito su rastro.
.....
La piedad de tu silueta
edades describe acaso
donde tu ciencia convierte
mi espíritu profano.
.....
La certeza de tu tronco
los signos concreta abstractos
y entre tus ramas se estrechan
en un fraternal abrazo.
.....
Desde tus brotes distingo
infinito el meridiano
que diluye en el paisaje
tu dibujo solitario.
.....
El polvo de la ladera
rueda por el tiempo abajo:
el viento un instante agita
eternamente inmediato.
......
(Del libro inédito El jardín de los espíritus)






UN INSTANTE EN EL TEMPLETE DE LOS LEONES

Nieve caliente que adorna
celeste y púrpura el agua:
De la bóveda la nieve
templa su elíptica traza.



Parece invierno que sueña
este claustro de esmeralda
y rubíes cincelado,
este caramelo de ámbar.



Que se deshace en los labios
de quien con luz en el agua
besa una mejilla en sueños
de niebla y nubes templada.



De encaje albendas de sueño
sobre pétalos bordadas,
y almohadones para el ángel
del crepúsculo llevaba.
Besan su vientre de rosas
luces cendales y cálidas.



Un visillo de azucenas
se refleja sobre el agua.
Un velo tibio de pétalos
recoge de oro la espalda.



El capitel en su torso
de hojas y flores derrama
el cabello de la noche,
de los pechos la mañana:



La curvatura del círculo,
en derredor de mis plantas
cierro, cuando en mí se miran
tres seises fuera del agua.



Espíritu de la tarde
arde en el mirto y la zarza,
donde un surtidor de pájaros
cimbrara sombras el arpa.

DE: El hemisferio infinito.





La siesta del tigre

Descartes
Sestea el tigre.
En sueños la azucena
los números deshoja
de su cáliz preciso, y la razón
en la duda de pétalos metódica
infiere: Veracitas Dei esplende
libremente en el signo que custodia.
En el jardín-espejo está la sombra
del espíritu, cuerpo que con su alma
en la luz y la imagen se desdobla.

[Los principios del tigre, Torredonjimeno, 1997]







El gesto del ángel

Spinoza

Sobre la identidad
del tigre misteriosa
esencia la figura,
aquel gesto divino de la forma.
Mas el ángel parece
veloz y agreste; si apacible, torna
feroz, y en la sublime
sustancia que le anima se reposa:
Persigue el tigre el cuerpo de la luz
y el gamo del espíritu la sombra.

[Los principios del tigre, Torredonjimeno, 1997]








Dialéctica del tigre

Hegel

Funde la luz el filtro delicado
del crisol con medida rigurosa.
La imagen acicala
la presunción felina en la lisonja
del espejo que alienta con la luz
la silueta eminente de su sombra.

Lo racional, real en la pupila
magnética del tigre no perdona.
Lo real, racional desgarra la
conciencia, la memoria que se irisa
en el lomo ondulado por la lógica,
que eleva con un bucle inmarcesible
el movimiento grácil de su cola.

[Los principios del tigre, Torredonjimeno, 1997]








Luz desde el mundo invisible.
Entre el discurso del tiempo
la eternidad sensitiva.
Sobre la luz del silencio

atenta escucha la sombra.
El caos traza un sendero
en el lienzo de la selva,
el tigre estira concreto

la línea de los bambúes
con los pinceles del sueño.
Un promontorio destaca
de la selva aventurero,

y entre el espeso boscaje,
para esplendor del secreto
en la silueta se irisa
la garra de terciopelo.

Para el brillo de su lomo
aliña con vivos pétalos
la prímula, la azucena,
el jazmín, el pensamiento.

Entre la selva una línea
invisible yo recuerdo
que inscribe el tigre con luz
mimética en su cuaderno.

[Los principios del tigre, Torredonjimeno, 1997]







Un sueño imposible insiste
desde el pulso de otro sueño
si vigila cada instante
con el recurso del método.

La quietud, la soledad
sonora, el cálido aliento
(sobre la duda probada)
los labios beben silencio.

Para su albergue de sombras
dulce ilumina el deseo
el sabor que está en la noche
de la luciérnaga atento.

Que la verdad no se busca,
nos encuentra, no hay misterio;
decía muy sosegado
el tigre inflando su cuello.

Sin hablar quedó entendido
el furor de su concepto.
La fiera contempla el cambio
tras lo inmutable del hecho.

La quietud vive en el talle
siempre alerta, siempre excelso,
en el silencio observaba
la inteligencia del cuerpo.

La semilla de la selva
por la pupila es complejo
laberinto que germina
totalidad del fragmento.

[Los principios del tigre, Torredonjimeno, 1997]







En la espesura el antílope
a la fuente lleva el paso,
el movimiento constante
le hará ser muy descuidado.

La fiera observa la víctima
con candor extraordinario,
acaricia la pupila
inerme el lomo dorado.

Observa su cuello tierno,
observa su vientre blanco,
y en ella misma se observa
idéntica si contrario.

Sabe el tigre que mirar
no es un arte cultivado,
no cuentan tanto los siglos
como el saber instantáneo.

[Los principios del tigre, Torredonjimeno, 1997]


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