Nació en Pasto, Colombia en 1967. Es Licenciado en Literatura y Lengua Española, Universidad del Cauca; Magister en Literatura, Pontificia Universidad Javeriana. Ganador del Segundo Lugar en el Concurso de Poesía ICFES, 1988; Primer Lugar en la Convocatoria Departamental de Poesía «Luis Felipe de La Rosa», Pasto, 1993; Segundo Lugar en el Concurso Nacional de Cuento para Trabajadores, Medellín, 1998. Figura en la Antología Quién es quién en la poesía colombiana (Bogotá, 1998) y en la Antología de poetas y narradores nariñenses (Pasto, 2003). Invitado a la XI Feria Internacional del Libro (Caracas, 2004). Obtuvo el reconocimiento de la Asamblea Departamental de Nariño por sus méritos literarios en agosto de 2004. Sus poemas aparecen en Extravío (1993) y en la publicación del Cuarto Concurso Universitario de Poseía ICFES. Desde el año 2002 vive en la Ciudad de México donde realiza el doctorado en Literatura Hispánica en El Colegio de México. En 2005 publica su primer libro titulado Cementerio.
EL DOLOR que viene
En el centro de la inocencia
Que no sea más que un dolor
ANTES de mirar a
La puerta
Mirar a la ventana
La ventana siempre
Mira
Al mar
AÚN ESCUCHO
El canto del cosmos
La hoja que cae del árbol
Este fluir de estrella
Es el que me detiene
Al contemplar
La noche
ATRAPADO por la luz
Luciendo la vieja armadura del buey
Electrizado
Trasnocho rodeado de raíces de oro
Las habitaciones destronadas
PÁRAMO
El árbol pelado
Ardiendo
EL HOMBRE decía éstas son mis manos
Y ansioso penetraba la espesura
Decía éstas son mis piernas
Se erguía del pantano haciendo un soplo
Decía ésta es mi boca
Y el abecedario tomaba fuerza
Se confundía
LOS QUE TIENEN
La mordedura
De los higos hervidos en talento
Los que cruzan las puertas
En raudos vagones de alas transparentes
UNA SOLA GOTA
En la noche de su rostro
Y pelos de maíz
Tartamudeantes
Una sola gota que se mude en relámpago
Luego
Los huesos de la boca
Los huesos de la boca más lejana
Y miedo
Adentro de cada adentro hay otro adentro
En la noche incurable y rapada.
A un adentro la noche entrega otro
Para ser incesante negrura.
Adentro de la noche
Muy adentro
El adentro es un adentro más nocturno
Más pánico.
QUERELLAS
Querellas que usufructuan el ritmo de la noche
y juegos dulces en el abismo de las búsquedas,
afán por expresar que las caricias no bastan
y sin embargo
el humo de las esquinas
revive el vuelo de los temores acallados.
A fuerza de envoluturas transparentes
el rincón del reflejo:
arcos reducidos, pórticos,
lechos felices y sábana imprecisa
emergen del andamiaje que recorre
la noche con aplomo:
temblores ataviados de tibieza, amores perdidos
y duro insomnio ejercen la lluvia,
Y ENTONCES
Y entonces,
casi perdida en la luz de las bùsquedas,
por momentos boca
asuntos ajenos
tiempos,
hablas en la solysombra de una esquina
sintiendo la lluvia
acaballada en el lomo de los reflejos.
Entre la tarde y la tierra
tu piel,
las palabras,
los silencios,
no dejan de fluir sobre líneas desencajadas.
Casi presente en la mañana
solysombra
oscilas bajo las gotas
que sonríen entre tus dedos.
Y ambos
ataviados del abismal misterio,
placer frente a la concha
deseos derramados
construimos el mundo sobre las crestas de tus senos
que también tienen fin.
MI ALBA FANTASTICA
Mi alba fantástica
alba que da paso a las buenas mañanas,
regando con su boca lluvia
todos los rincones de mi desnudez flotanteÑ
hemos unido las manos y hemos
alborotado los poros con encuentros
lúdicos, transparentes, densos,
universalizando el sudor, extraviándolo,
como se extravían las huellas en la piel
insatisfecha,
antes de encontrar la propia sábana.
El frío ha derrumbado tantas pasiones con su
chocante ardid y desgarrado,
el hombre menor ha destruido
vastos territorios de siembras y enlaces
enjaulando la suavidad
rotulando el encantao y
relegando el afecto a un hueco donde
yace la fantasìa del primer desenfreno.
Rehacemos, los verdaderos hombres reconstruimos
insustituibles argumentos que nos lanzan sobre
vertientes juguetonas y de mágicos alcances,
entregados estamos a la firmeza de amarnos
rodeados de ternura, sonriendo y felices porque
aún quedan alcatraces esperando.
EN EL CIELO HE VISTO
En el cielo he visto
anillos de hombre y rostros
que danzan alrededor de Casiopea.
No saben que la coqueta estrella
olvidó la sonrisa entre lotófagos
y ahora brilla solitaria
en la claridad de septiembre
CUANDO BANI CUMPLIO 20 AÑOS
Cuando Bani cumplió 20 años, yo no sabía cuántos tenía; en todo caso corrí rápido a su casa a darle mi besito de feliz día, y cuando me abrió descubrí el hondo dolorcito que le estaba carcomiendo los huesos, percibí cada una de las angustias que se resbalaban bajo sus mañanas y entendí las mil y una razones por las cuales había decidido encerrarse en su pieza para no ver más a la gente, para no tener que darle su integridad a los atravesados, para no tener que mostrar su sonrisa pareja a los benignos caminantes que perfumaban la calle que se siente íntegra tras esta ventana inmensa en la que te amo, Bani, amor mío, no nos pudieron, ninguno de esos chocantes perfumados nos pudo, porque somos con la profundidad de nuestras pieles que son hondos e inquebrantables manantiales de deseo colorido, porque nos tenemos como se tienen las estrellas y nos deseamos como se desean las margaritas, las canciones, las huellas, porque gemimos después de las doce y hacemos todas las cagadas posibles en el suelo y en la cama, porque no nos pudieron{ y ahora, aquí estamos, y Carlota y Carmenza y Constanza y la academia y la sapiencia y la calma y las letras y María y Janeth y Pilar y las mayúsculas y las minúsculas y los números y los estúpidos y los mendigos y los revolucionarios y casi todos golpean y golpean nuestra puerta, la puerta de esta pieza, el vidrio de esa ventana, pero ¡qué va!, hemos decidido no abrirle a nada ni a nadie, porque sencillamente el amor a los 20 años es ininterrumpible.
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