viernes, 17 de septiembre de 2010

1338.- HENRI CORBIN


Henri Corbin nació en Guadalupe en 1935. Vive en Martinica desde los 6 años de edad. Es uno de los poetas fundamentales del tercer mundo, expresado en lengua francesa. Publicó sus primeros poemas en la revista de Jean Paul Sartre, Los tiempos modernos, en febrero de 1950, con una presentación de Michel Leiris. Algunos de sus libros, publicados en Venezuela, La sombra del farallón (Fundarte, 1975); Como un viaje (Ediciones La Ceiba, M.A. García, S.R.L, 1987) y El Sur Rebelde (Fondo Editorial Trópicos, 1992), libro en el cual según se ha dicho: “...echa mano a un casi desconocido episodio de las luchas de emancipación libradas por el pueblo martiniqueño contra el dominio colonial para crear un poema épico cuya estructura –en principio ceñida a una continuidad descriptiva singularmente precisa- combina el esplendor verbal de su obra lírica con un lenguaje llano y una pasión de narrador...”




Poemas de Henri Corbin




Extraña lejanía

He aquí en una extraña lejanía las noches que no se recuerdan
Ellas han brotado, almendras de una blanca maceta de labios
Y su desnudez deshojando las sortijas de nuestros dedos
Se baña bajo la ojiva de las palomas.

El diamante de un triste jardín brilla mejor sobre los bauprés
góticos El viento silba al compás de llamas nocturnas.
Qué mano por encima del alba guía los navíos de la infancia
¿Para qué sirven estos élitros Velas apagadas del corazón?

Esta tarde negras estelas se orientan hacia el mar
Una lamparilla tiembla sobre la ola desierta
Que cante la diversidad de ojos de las algas
El ópalo que huye detrás de las colinas
El legendario perfume de la flora de las estrellas

*
Tierra distante, Tierra mía
Tierra entrelazada de piedras y de sombras
Tierra bella pero tan cercana a tantas albas en ruinas
Que la lluvia pase por tus ojos abiertos.
Tu mirada, pájaro sin ribera, sin eco
Se inclina sobre el mar que te anuncia:
Acomodo de la campana y del ritmo.
Tierra distante, tu cuerpo está atravesado de túneles crepusculares
Tu resplandor se desliza sin fin al reverso de los lirios de la noche.
Veo tus lágrimas abiertas pero no puedo entrar en ellas.
Dulcemente te adormeces en este espacio cruel y lento
y he aquí que se aleja toda esperanza
De una victoria aún oscura y silenciosa.
Las manos te elevan en vano una morada y luego otra.
La loca errancia clava tu vida a su devenir sombrío.
En tu umbral que no me ofrece sino una flora de larga ausencia
La estrella tiene ese sabor de especie incierta.
Me fijo a tu rara hierba y te atravieso
Tierra mía, Tierra sin embargo tan bella.
La espuma lame la lámpara de los muertos
Mientras que a voluntad entierro el difícil crepúsculo
De tus palmas que se cierran.
¿Eres soñadora todavía, presente u orgullosa?
El terror lejano de tus dunas reúne la sal del sufrimiento.
Si pudiera franquear sus luminosos obstáculos
Y ver correr desde tu deseo
Las dos lágrimas de la mañana y las dos lágrimas de la noche








El pastor de Orihuela

Al poeta Miguel Hernández
asesinado en las prisiones franquistas


Pastor de cabras
que en la montaña
en el corazón de los forrajes
tus poemas escribes
¿no ves que tu cabrita
se ha extraviado por el camino?

Tocando de puerta en puerta
no has podido encontrarla
y cayendo la noche
por haber perdido una cabrita
a la ciudad llegaste.

¡Partamos, Partamos!, te dices a ti mismo:
Mis cimas allá abajo me esperan
Mi pequeña morena de luna verde
mi mujer toda ternura y sonrisa
el agua de mi huerta
mis naranjos tapizados de silencio
mis anhelos furtivos

Pero es demasiado tarde
los cañones hacían de las suyas
Rugiendo abaten árboles casas
montañas palacios
y tu corazón de pastor
sin tardanza
con la República se encapricha.

Por aquí, por allá,
llevando morral y fusil
luchaste contra la despiadada legión
abandonando tu bucólica cadencia
tu VIENTO DEL PUEBLO fue una brasa inmensa.

Lejos de tu montaña
pastor de cabras
vencida la República
de prisión en prisión arrastrado
a fuerza de torturas
se te dio muerte
y en tus ojos que hacen tintinear a la luna dulcemente
brinca ahora tu solitaria cabrita.

*

Vacías las prisiones, todas las esperanzas se hacen posibles
Dibujad otras lunas en vuestros cuadernos de niños.

A Michel Leiris


Traducciones del autor y de Juan Calzadilla


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